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Los trabajadores de la fiesta de Año Nuevo 2016 en Vistalegre siguen sin cobrar un año después

Los organizadores solicitan al Ayuntamiento 314.381 euros por daños y perjuicios porque "la prohibición del evento les causó pérdidas"

Los trabajadores del Festival Oro Viejo del Año Nuevo 2016 siguen sin cobrar un año después. Los 39 empleados afectados (se contrataron 80) afirman que les adeudan 8.325 euros. Los organizadores explican que la cifra es menor y que no gozan de liquidez para pagar porque “solo” vendieron 5.000 entradas. El Ayuntamiento de la capital prohibió la fiesta con solo dos días de antelación. Esa decisión, sostienen, “mermó” sus beneficios, por lo que han solicitado al Consistorio 314.381 euros por daños y perjuicios. El Ayuntamiento alude a que su obligación es garantizar la seguridad. El evento acabó celebrándose en el Palacio de Vistalegre desde el mediodía del 1 de enero hasta la madrugada siguiente por decisión judicial.

Fiesta Oro Viejo, en la plaza de Vistalegre el 1 de enero de 2016.
Fiesta Oro Viejo, en la plaza de Vistalegre el 1 de enero de 2016.

“Los empresarios han intentado estafar a los trabajadores dejándoles a deber sus salarios, de 213 euros de media”, declara Juan Jiménez-Piernas, abogado de los empleados. En su opinión, la empresa que les contrató, Thinking outside the box, “debió pensar que no demandarían debido al bajo importe adeudado a cada uno de ellos”. El caso está judicializado y la vista se celebrará en octubre. Virginia López Negrete, abogada de los organizadores, explica que sus clientes desean pagar, pero que lo harán cuando dispongan de dinero, el que esperan obtener de la reclamación de responsabilidad patrimonial formulada el 29 de diciembre a la concejalía de Seguridad y que asciende a 314.381 euros. Es el paso previo a la interposición de una demanda.

En opinión de Negrete, “el Ayuntamiento se equivocó suspendiendo una fiesta legal”. Subraya que “el concejal (de seguridad, Javier Barbero) se dedicó a decir en los medios que no se acudiera al festival”. Según sus cálculos, Thinking outside the box dejó de vender más de 2.000 entradas por la prohibición de celebrar la fiesta. Para ello, el Ayuntamiento se basó en dos informes policiales que alertaban de un acceso de aforo, la posibilidad de desbordamientos y las dificultades que entrañaría una evacuación. La organización del evento, además, había presentado el Plan de Seguridad apenas dos días antes de su celebración, el 29 de diciembre pasadas las 13:15, lo que, según fuentes municipales, hacía imposible la evaluación de un espectáculo de más de 12 horas de duración. “La posición del Ayuntamiento es aplicar la legalidad y no se mueve de ahí. Nos sometemos a cualquier procedimiento judicial, pero nuestra obligación es garantizar la seguridad de los asistentes”, subraya un portavoz municipal.

Exceso de aforo

Uno de los elementos que más debate suscitó en el plan de seguridad fueron las condiciones de los accesos. Los expertos entendían que la grada del recinto, pensada para espectáculos en los que el público permanece sentado, no se ajustaba a las características del festival. Los técnicos determinaron que su disposición dificultaba la labor de los servicios sanitarios y de emergencias en caso de que tuvieran que atender a alguna persona o evacuar la zona. A ello se le unía el peligro del exceso de aforo, que podría obstaculizar también los accesos. El informe policial alertaba además de que la organización no había previsto la instalación de vallas para evitar el acceso de personas sin entrada.

La fiesta terminó celebrándose en Vistalegre en la fecha prevista, desde el mediodía del 1 de enero hasta la madrugada siguiente, gracias a una decisión judicial. El Ayuntamiento presentó alegaciones al auto, aunque finalmente terminó acatándolo. “Hay un antecedente muy malo, que es Madrid Arena (nombre del pabellón donde murieron cinco jóvenes durante la fiesta de Halloween en 2012), pero eso no quiere decir que todas las fiestas se hagan mal. Prohibirla fue un grave error del Ayuntamiento”, recalca López Negrete. A finales de noviembre, un juzgado ya desestimó la demanda por daños y perjuicios formulada por el Ayuntamiento, que solicitaba 20.000 euros por los gastos ocasionados por el festival. Según Negrete, el Consistorio está obligado a prestar los servicios que reclamaba a sus clientes (limpieza y policía, entre otros).

El 17 de diciembre se celebró otra edición del Festival Oro Viejo. El espectáculo de música electrónica, que se viene desarrollando desde 2002, tuvo lugar en Ifema y congregó a más de 10.000 personas. En esta ocasión, los derechos del festival que promociona DJ Nano, uno de los artistas que actúa, no fueron adquiridos por Thinking outside the box, sino por otras productoras. DJ Nano volvió a amenizar el Año Nuevo, en este caso el de 2017, en un acto celebrado, durante más de 12 horas, en la discoteca Fabrik. Una fuente cercana al artista ha indicado a este periódico que DJ Nano solo vende su imagen y que no es responsable del impago a trabajadores, “que han arremetido duramente contra él en los medios”.

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