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25.000 euros, el precio de la sospecha

Brico Depot deberá indemnizar a un cliente al que denunció por sospechar que quería pagar con un billete falso de 500 euros

Pedro Gorospe
Billetes de 500 euros incautados en una operación policial.
Billetes de 500 euros incautados en una operación policial.EFE

Las sospechas infundadas o inducidas por el mal funcionamiento de los medios de prueba tienen un precio: 25.000 euros. Brico Depot en Vitoria, propiedad de Euro Depot España, un almacén de herramienta y materiales de construcción, deberá indemnizar con 25.000 euros a un cliente al que denunció y, consecuentemente fue detenido durante varias horas, por sospechar que quería pagar sus compras con un billete falso de 500 euros. El comercio llamó a la policía porque su máquina detectora de billetes falsos y el rotulador que sirve para el mismo fin, coincidían en que el billete no era de curso legal.

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El cliente fue cacheado y esposado a la vista del público para después de cinco horas ser liberado con cautelas, hasta que cinco días después, la sección de Documentoscopia y Grafística de la Policía Científica de la Ertzaintza emitió un informe en el que concluyó que el billete era auténtico. Aunque el juzgado de primera instancia decidió sobreseer la denuncia, el afectado recurrió a la Audiencia Provincial de Álava que ha fallado a su favor al estimar que el detenido sufrió un daño moral debido a que fue esposado y privado de libertad sin causa, y ese daño es imputable al establecimiento comercial. "El establecimiento no actuó con la diligencia exigible", y le considera responsable del "incorrecto funcionamiento" de los medios de detección de los billetes falsos. La sentencia puede ser recurrida al Supremo.

Los hechos se remontan al 13 de mayo de 2015, cuando el demandante accedió al establecimiento ubicado en el centro comercial Gorbeia de Vitoria-Gasteiz, e intentó pagar los productos que había comprado con un billete de 500 euros. La cajera pasó varias veces la moneda por el detector de billetes, que no dejó de rechazarlo y emitir el sonido correspondiente a los billetes falsos. El rotulador que usan para confirmar el diagnóstico de la máquina arrojó la misma conclusión, con lo que la empleada rechazó la compra en medio de las protestas del cliente.

El demandante no cejó en su empeño y tras la primera compra fallida decidió dirigirse al patio abierto de material de construcción del mismo establecimiento, del que tomó un producto y trató de pagar con el mismo billete en otra caja. La empleada, que no tenía cambio, llamó a la caja central, desde la que le advirtieron de que lo mirara bien, porque poco antes habían intentado pasar un billete que les pareció falso. El billete volvió a pitar en el detector de esa caja, por lo que la encargada de la central retuvo los 500 euros y llamó a la Ertzaintza.

Detención del cliente

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Cuando los agentes llegaron al establecimiento, estos se pusieron en contacto con la comisaría, que ordenó la detención del cliente por un presunto delito de estafa. El hombre fue esposado y conducido a dependencias policiales pasadas las once y cuarto de la mañana. Desde allí, otro ertzaina se dirigió a dos entidades bancarias  que certificaron que el billete "era bueno", aunque daba "muchos problemas porque en algunos sitios dan bueno y en otros dan malo". El detenido fue puesto en libertad pasadas las cuatro de la tarde.

La Audiencia alavesa considera que, a partir del momento en el que al cliente se le retiró el billete "se vulneró su derecho a la libertad durante el tiempo que estuvo detenido". "El demandante vio afectado su derecho a la dignidad al ser cacheado y esposado en público, e, igualmente, su derecho a la seguridad jurídica al verse inmerso en una investigación policial y judicial" que además la privó temporalmente de "un billete de cuantía importante".

Los magistrados consideran en la segunda instancia que esa situación causó al demandante un "impacto o sufrimiento psíquico o espiritual, impotencia, ansiedad y angustia", que ocasiona zozobra "como sensación anímica de inquietud, pesadumbre, temor o presagio de incertidumbre", y una situación de ansiedad "que genera responsabilidad". Por ello, condena al establecimiento comercial a indemnizar el daño moral ocasionado al cliente con un total de 25.000 euros. La resolución puede ser recurrida en casación ante el Tribunal Supremo.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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