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La fascinación de Dalí por las tres dimensiones, en una exposición

El Museo de Figueres reúne seis dípticos creados entre 1972 y 1978

efe

La fascinación de Salvador Dalí por crear ilusiones ópticas utilizando la ciencia y la técnica queda plasmada en la exposición temporal que ayer se inauguró en el Teatro-Museo Dalí de Figueres (Alt Empordà). Dalí. Estereoscopias. La pintura en tres dimensiones reúne seis dípticos, es decir, seis pares de óleos estereoscópicos creados entre 1972 y 1978, con los que el visitante podrá ver los sorprendentes resultados de los inventos de genio ampurdanés, “guiado desde pequeño por su obsesión de enseñar a mirar, de crear ilusiones diferentes de la realidad y hacer que las personas busquen diferentes maneras de ver la realidad”.

Las innovaciones técnicas de la óptica interesaron mucho al pintor, así como los descubrimientos de biología relacionados con el mundo de las matemáticas. A finales de 1964 se centra en investigar sobre el cuerno del rinoceronte y las curvas logarítmicas que de él se derivan y la estructura de los ojos de las moscas. Esto le llevó a afirmar que, gracias a esta búsqueda se descubre la pintura en la tercera dimensión.

El catalizador fueron las obras del pintor y grabador holandés barroco Gerrit Dou (1613-1675) que Dalí descubrió en una exposición en París en las que había realizado duplicados de sus pinturas. Según explicaba el anterior director del museo, Antoni Pitxot, el artista gerundense estaba convencido de que no se trataba de simples copias, sino que las pinturas debían contemplarse juntas. Las estudió al detalle y comprobó que existían pequeñas diferencias entre ellas. En algún momento, compró dos obras de Dou: La visita del médico y La encajera, conocida también como Retrato de la madre de Rembrandt. El estudio de la obra de Dou y de la técnica estereoscópica le llevó a deducir que este autor usaba lentes especiales y espejos para crear una sola pintura, convirtiéndose en el iniciador de esta técnica.

Puntos focales divergentes

La estereoscopia se produce “cuando dos imágenes casi idénticas pero con un punto de vista focal diferente se adaptan a la visión de los ojos. Una visión de un ojo es diferente de la del otro, de manera que con la ayuda de diferentes aparatos el cerebro suma las dos imágenes y crea la ilusión de profundidad o tercera dimensión”, explicó ayer Montse Aguer, directora de los museos Dalí.

A partir de este principio, Dalí realiza pares de pinturas, donde representa una imagen de manera casi idéntica, pero desde puntos focales divergentes para producir efectos de tercera dimensión en la mirada del espectador. Para conseguir un efecto de relieve perfecto desplaza ligeramente el centro de cada una de las imágenes en relación con los ojos del espectador; nunca son dos copias idénticas. Los colores de las imágenes también cambian, a veces, de forma bastante evidente.

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El visitante podrá ver seis ejemplos de óleos sobre tela de esta técnica que aunque son conocidos nunca se habían expuesto juntos. Entre ellos Dalí levantando la piel del mar Mediterráneo para enseñar a Gala el nacimiento de Venus, de 1978, La estructura del ADN, de 1975-76 y Según Las Meninas’ de Velázquez, alrededor de 1975-76, inspirada en el pintor sevillano del que decía “tenía un tipo de pintura fotográfica”. Al lado de cada composición se han instalado unos dispositivos que permiten ver la tridimensionalidad. “Hemos adaptado al siglo XXI los mecanismos que Dalí proponía en los años setenta para mirar sus obras estereoscópicas”, destacó Aguer.

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