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El cierre del centro por Navidad se estrena con fuertes retenciones en los aledaños

Muchos conductores y viandantes desconocían que se iniciaba el dispositivo a las cinco de la tarde

El plan aprobado por el Área de Medio Ambiente y Movilidad para reducir al mínimo el tráfico por el centro de la capital se ha estrenado esta tarde con fuertes retenciones en los aledaños, en especial en el paseo de Recoletos y en la plaza de España. Muchos conductores y viandantes desconocían que no se podía circular por las calles más céntricas, lo que se ha traducido en largas colas de vehículos, muchos nervios y claxones por parte de los afectados. En cambio, en el interior de la zona acotada al tránsito, los peatones han caminado con fluidez. Este primer periodo de cierre, que se mantendrá hasta las diez de la noche del domingo 11, parecía improvisado ya que se ha tardado hasta más de una hora en poner las vallas que reducen a un solo carril la circulación por la Gran Vía.

Justo cuando pasaban dos minutos de las cinco de la tarde, dos policías municipales colocaban dos señales de prohibido circular a más de 30 kilómetros por hora y entrada cortada, salvo a residentes. Instantes después, cortaron el acceso a la Gran Vía desde Cibeles. Fue el pistoletazo de salida para la primera jornada de cierre del centro de la capital. Y el primero de estas características (tantos días y tantas calles) en unas Navidades.

Las escenas de sorpresa se sucedieron entre los conductores, cuyo único afán era entrar por Gran Vía y hacer el recorrido habitual. Los agentes de movilidad y los policías municipales hicieron un primer filtro ya en la plaza de la Independencia (Puerta de Alcalá) desde donde solo podían pasar los vehículos autorizados: taxis, motos, bicicletas, autobuses, ambulancias y grúas entre otros.

Sin embargo, esto no evitó que desde el primer momento se haya formado un importante tapón en Cibeles. El paseo de Recoletos y el principio de la Castellana fueron los que más han sufrido la prohibición de giro a Gran Vía. Los bocinazos repetían a cada minuto.

“El cierre puede estar bien o mal, pero para los que utilizamos el transporte público lo han pensado muy mal porque ahora todo el mundo vendrá al centro en autobús y no se podrá ni coger”, comentó un hombre que se detuvo en su paseo para ver el corte en Cibeles. Algunas turistas aprovecharon para hacerse selfis más cerca de la diosa. “Pues no tenía ni idea. Me lo han dicho unos amigos, pero no sabía qué empezaba hoy”, aseguró un turista portugués, que desconocía si esta medida también se aplicaba en las ciudades lusas. “Quizás en alguna pequeña”, añadió.

Hubo incluso algunos más osados, como una mujer que cruzó la calle de Alcalá e invadió la calzada para preguntar directamente al policía que estaba junto a las vallas, en Cibeles. “No nos han informado bien. Yo no he recibido nada en mi casa que me dijera que iba a pasar esto”, remachó otro hombre que iba en dirección a la Puerta del Sol.

Pero las opiniones no eran ni mucho menos  unánimes. Numerosos peatones manifestaron a través de Twitter su respaldo a la medida del Ayuntamiento de Madrid. #AbreGranvia se convirtió en viral y múltiples usuarios indicaron que "Madrid se había puesto a la altura de las grandes ciudades", que la avenida mostraba un aspecto sin coches "maravilloso" o que los madrileños "volvían a disfrutar de su ciudad". "El centro sin coches y contaminación es mucho más bonito", escribía otro tuitero.

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Problemas en Princesa

No obstante, los problemas de tráfico se siguieron sucediendo en la tarde de ayer al otro lado de la Gran Vía, donde unos cinco agentes de movilidad y policías municipales cortaron el tráfico y lo desviaron hacia la calle de Princesa. En esta vía también hubo un primer filtro. La cola se prolongaba por la cuesta de San Vicente y se metía por dentro del túnel de la M-30.

Donde más se notó la improvisación fue en la colocación de las vallas para dejar en un solo carril por sentido la calzada de la Gran Vía. Había pasado más de una hora desde que se iniciaron las restricciones y los operarios del Ayuntamiento de Madrid estaban todavía colocando las barreras metálicas con carteles de “paso peatonal”, unidas por una tira de precinto rojo y blanco. Pese a que ese espacio estaba reservado para los viandantes, pocos lo utilizaban. La mayoría se mantenía por las aceras, aunque estaban atestadas en buena parte de los tramos. La situación se hizo más evidente en las salidas de conocidos comercios y en los alrededores de Callao.

Los que sí tenían plazas libres eran los aparcamientos de Vázquez de Mella (actual Pedro Zerolo) y la plaza de Mostenses. “Si quiere ir a Vázquez de Mella, solo tiene este camino por Gran Vía. Eso sí, como se pase y le pille un compañero, le va a arrear [una denuncia]”, explicó un agente de movilidad en la confluencia de la calle de Alcalá con Gran Vía.

Los problemas de las vías principales no se reprodujeron de manera tan destacada en los restantes seis puntos de control. En la confluencia de la calle de Bailén con Mayor, junto a la catedral de la Almudena, la incidencia de tráfico fue mucho menor y los conductores se dirigían hacia la carrera de San Francisco o hacia la calle de Ferraz sin incidencias.

Este primer corte se repetirá desde las 17.00 del viernes 16 de diciembre hasta las 22.00 del domingo 18 y en el mismo horario del 23 de diciembre hasta el 8 de enero. “Este primer fin de semana nos servirá para evaluar en qué nos hemos equivocado y para evitarlo en el futuro”, destacó un mando de la Policía Municipal.

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