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Arte pequeño, gran calidad y buen precio

El Hipermerc’art celebra su 33ª edición con un millar de obras de 31 creadores

Una de las primeras visitantes del Hipermerc’art de este año.
Una de las primeras visitantes del Hipermerc’art de este año. Oriol Miralles

Una Audrey Hepburn con el rostro felino y la mano enguantada en negro sujetando una cerveza, mira tras las gafas de sol un escaparate que le devuelve su sombra rodeada no por las joyas de Tiffany, sino por las obras de arte del Hipermerc’art. La reinterpretación de la joven ilustradora Bruna Valls de una imagen que ya forma parte del imaginario colectivo anuncia la llegada de una manifestación, que también ya es un clásico. Concebida por Natalia Foguet y Àngels García de Safia Art Contemporary con el objetivo de acercar el arte a todo tipo de público, Hipermerc’art se celebra por segundo año en su nueva sede de la Fábrica Moritz, donde se trasladó al cerrarse Vinçon, que le acogió durante más de tres décadas, todo un récord. “Desde el principio hemos apostado por obras únicas de pequeño formato y gran calidad, sobre todo pintura, pero también fotografía y escultura”, explica Foguet, revelando una fórmula tan sencilla como lograda.

Para la 33ª edición se han seleccionado un millar de obras de 31 creadores, que van de 59 a 299 euros para las pinturas y hasta 349 euros para las botellas en cerámica de Oriol Valls, las únicas esculturas junto con las sillas imposibles talladas en madera por Leña de luxe.

La fotografía está representada por las imágenes oníricas de Helena Pielias y los fantasmales edificios que parecen flotar en la noche de la barcelonesa afincada en Japón Paula Fujiwara. Todas las demás obras son pinturas, si bien de estilos muy diversos, que abarcan desde lo figurativo de los personajes célebres reinterpretados por TV Boy,  los animales en vías de extinción que Eva Sánchez humaniza (convirtiéndolos en sujetos de unos carteles de busca y captura) y las flores y desnudos de Mónica Poch, hasta la abstracción pura de los tableros de colores de la británica Sarah West y las geometrías de la italiana Rosanna Casano. También hay nombres muy conocidos como Andreu Buenafuente, que refleja su bien conocido humorismo en las ilustraciones originales de su libro No entiendo nada y Javier Mariscal que vuelve al Hipermerc’art con los protagonistas de su personal cosmogonía en esta ocasión impresos y coloreados a mano. Le acompaña su hija Julia con una serie de trabajos que combinan dibujo y fotografía, con elementos más matéricos como silicona, vidrio o plata.

La presencia internacional se enriquece con cuatro reconocidos artistas coreanos, que abren una ventana hacia un mundo aún poco conocido. Destacan el pop de Charles Jang, conocido por un personaje en forma de corazón antropomórfico, protagonista de merchandising de todo tipo y la sensibilidad de Hyeon-sook Her, que dibuja a lápiz los tejados de las casas tradicionales que van desapareciendo tan rápidamente como avanza el desarrollo de matriz occidental. El Hipermerc’art más alternativo y solidario se plasma en una colaboración con Amnistía Internacional, que celebra su 55º aniversario con el proyecto en defensa de la libertad de expresión No pienso callar, en el que participan 30 ilustradores. Todos ellos han donado una obra original para que sea impresa en 200 copias numeradas, vendidas al precio de 20 euros. El recabado irá íntegramente a la veterana ONG, que para mantener su independencia ha rechazado siempre las subvenciones públicas. El Hipermerc’art estará abierto hasta el 8 de enero.

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