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Literatura entre escombros

La librería Rafael Alberti sufre importantes daños al desplomarse el techo del conocido establecimiento cultural

Inundación en la librería Alberti
Inundación en la librería AlbertiSamuel Sánchez

Hay quizás dos elementos acogedores, hogareños y muy significativos de la librería Rafael Alberti (calle Tudor, 57). Las baldosas azules y las lámparas de cerámica, obras del ceramista alicantino Arcadio Blasco hace 41 años, cuando se inauguró la tienda. Este martes uno de los juegos de cinco lámparas que colgaba del techo apenas se distinguía entre un amasijo de escombros de la tienda. Y el suelo, dañado por la humedad, mezclaba su color azul oscuro con el arena de los ladrillos y polvo. Y los libros. Ay, los libros. Pilares de libros manchados de agua y polvareda.

Lola Larumbe, dueña de la tienda de 56 años, iba recibiendo a los clientes como quien recibe a los familiares y amigos en un tanatorio. “Ánimo Lola”, fue la consigna más repetida. Larumbe, con cara abatida pero sin perder la sonrisa, explicaba que el domingo a las cinco de la tarde empezó a caer agua del piso de arriba, donde se están realizando obras de reforma. En ese momento había dos clientes en la tienda que se remangaron y se pusieron a retirar libros de las estanterías. Los obreros habían roto la tubería de la calefacción y agua central, un circuito cerrado que descargó toda el agua del edificio de siete plantas sobre la librería. A continuación, el techo empezó a derrumbarse por la presión del agua. Las obras habían arrancado este lunes.

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La librería, un local encantador con dos plantas y con una selección de libros de “fondo y rarezas”, programa actividades culturales a diario, y solo para en los meses de verano. Y fue la segunda planta, precisamente la zona más afectada de la tienda, donde escritores, periodistas, literatos y aficionados a los libros acuden de manera religiosa a presentaciones de libros, charlas, talleres y conferencias. Esta zona permanecerá cerrada hasta que se arregle el suelo y se recojan los escombros. “Anímate mujer, no pongas esa cara de disgusto”, exclama uno de los vecinos habituales y que entra en la tienda a comprar un libro.

 La librería Alberti fue pionera en este tipo de actividades. “Ahora todo el mundo hace actividades en librerías, pero nosotros llevamos 17 años”, cuenta la dueña. En el local, de unos 170 metros cuadrados, trabajan cuatro personas que despachan una media de 30.000 libros anuales. Durante el día de ayer muchos vecinos pasaron a dar ánimo o a ofrecer su ayuda, cuentan los empleados, como colegas libreros que le han ofrecido almacenes o incluso un vecino de la zona que ha ofrecido el salón de su casa para realizar los eventos.

 El bar El Tera, en la calle Benito Gutiérrez, les cede un salón para realizar los encuentros con escritores. Hoy mismo presenta allí su nueva novela Fernando Aramburu, acompañado de Benjamín Prado. “No cancelamos ninguna actividad”, confirma la dueña. Las talleres infantiles pasarán a realizarse en una tienda de telas ubicada en la misma calle que el bar. “Ahora toca currar mucho y reorganizarnos. Gracias al barrio esto no va a parar”, concluye la librera.

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