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MACHISMO

Teatro contra el ‘micromachismo’

El espacio de atención integral a mujeres, EMMA, organiza un taller en Vallecas para rechazar las actitudes de prepotencia de los varones

Participantes en el grupo de teatro femenino dedicado a identificar actitudes machistas.
Participantes en el grupo de teatro femenino dedicado a identificar actitudes machistas.CLAUDIO ÁLVAREZ
Mai Montero

K.G tiene 25 años y se casó cuando tan solo tenía 18. De aquel matrimonio nacieron tres hijos, pero se vio truncado por el “carácter machista de su marido”. Ahora esta mujer, de origen dominicano pero afincada en España desde los seis años, es una de las alumnas que asisten todos los lunes a las clases de teatro para mujeres que se imparten gratuitamente en el Espacio Integral a mujeres en Madrid (EMMA) de Vallecas. Este taller busca que las asistentes, a través del teatro, se empoderen y sean capaces de reconocer las conductas machistas en su día a día y de enfrentarse a ellas.

En el aula se mezclan mujeres de entre los 20 y los 70 años, con circunstancias muy distintas. Algunas han sido víctimas de violencia de género, otras son activistas del 15-M. Pero todas tienen algo en común: su interés por aprender e intercambiar sus experiencias para ser más fuertes.

Romina R. Medina, licenciada en Arte Dramático y Dirección Escénica, y especializada en estudios feministas, es la profesora de estas 13 alumnas. “Primero recibieron enseñanza teórica para que fueran capaces de detectar los micromachismos que las rodean cada día. Después, a partir de improvisaciones, representan escenas de su vida —o situaciones futuras— en las que podrían estar sufriendo ese tipo de conducta”, explica Medina.

“Al principio fue muy difícil que detectasen los micromachismos. Todas se fijaban en conductas de violencia de género muy visibles y les costaba ver estas pequeñas cosas porque las tenían muy interiorizadas”, afirma la profesora. Tras identificarlas, las mujeres intentan poner en práctica directrices que aprenden en el escenario. “No es lo mismo cuando estamos todas en clase que cuando una se enfrenta por sí sola a una situación de este tipo”, dice la joven dominicana. “En clase estás más respaldada. Pero poco a poco aprendemos a transmitirlas y a implantarlas en nuestro día a día”, añade.

Para S.M, integradora social y activista, este taller tiene una utilidad distinta a la de la joven dominicana. “Yo ya estaba concienciada sobre este tema, pero a través de estas clases afianzo contenidos y comparto con otras mujeres experiencias diferentes a las que yo vivo en mi vida diaria. Hay gente que sabe mucho de feminismo; otra, nada. Gente que ha sido víctima de violencia; otra no. Pero lo realmente interesante es que se trabaje desde las vivencias reales y se aplique lo explicado en la práctica”, sostiene.

Uno de los ejercicios que surgieron en clase y que las alumnas han practicado en su vida diaria es el de hacerse visibles en los espacios públicos. “Muchas veces, en el metro o en el autobús, hay hombres que se sientan a nuestro lado y ocupan un espacio mucho mayor del que necesitan abriendo las piernas. Yo les animo a que tomen conciencia y a que piensen que, aunque no lo parezca, eso es un micromachismo”, relata Medina.

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Además de esta actividad cultural y de empoderamiento, EMMA, que está subvencionado por el Ayuntamiento de Madrid, ofrece asesoría jurídica, psicológica y socioeducativa para todas las mujeres que lo necesiten.

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Sobre la firma

Mai Montero
Es editora de portada en el equipo digital de EL PAÍS y escribe reportajes para otras secciones. Antes trabajó en otros medios como Periódico Magisterio, especializado en educación, y en Cambio16. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS, actualmente cursa el Grado de Derecho en la UNED.

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