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Los pueblos se quedan sin bancos

Media docena de municipios del sureste de Madrid pierden sus sucursales bancarias

Sucursal Santander en Brea del Tajo.
Sucursal Santander en Brea del Tajo.Santi Burgos
J. A. Aunión

Algo más de 5.400 vecinos de seis pequeños municipios de la comarca madrileña de Las Vegas, al sureste de la región, han perdido o están a punto de perder las sucursales bancarias de su localidad porque a las entidades no les sale a cuenta mantenerlas abiertas. En 2014, Bankia cerró en Valdelaguna, Valdaracete, Ambite, Villar del Olmo, Villamanrique y Brea de Tajo. Y ahora, estos dos últimos están a punto de ver clausuradas las oficinas colaboradoras del Banco Santander que desde entonces ocupaban su lugar. Los alcaldes de ambos pueblos han enviado una carta a los responsables de la entidad para que reconsideren la decisión, pues para una localidad pequeña con muchas personas mayores el suyo resulta un servicio vital, aseguran.

Manuel Muñoz, antiguo albañil, nació hace 67 años en Valdaracete. “Yo todavía voy en coche, pero dentro de poco, cuando ya no pueda conducir, tendré que hacer como los otros: andar buscando quien me lleve al banco”, dice muy cerca de la plaza de este pueblo de 639 habitantes a casi una hora en coche desde el centro de Madrid. Tras el cierre en 2014 de la sucursal de Bankia en el municipio, los vecinos tienen que desplazarse a hacer las gestiones financieras a la oficina de Villarejo de Salvanés o a la de Estremera, ambas a unos 10 kilómetros de distancia. Tienen otra opción: esperar la llegada del autobús que la antigua caja madrileña envía al municipio una vez al mes.

Esa oficina móvil se desplaza cada cuatro semanas a todos los pueblos de la zona, de los que la entidad desapareció hace dos años tras el plan de reestructuración por el que cerraron una de cada tres sucursales de las antiguas Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caixa Laietana, y las cajas de Ávila, Segovia y La Rioja. Un portavoz recuerda que España se había comprometido con la Unión Europea a aplicar ese tipo de ajustes en todas las entidades que habían sido rescatadas por el Estado, entre ellas Bankia, que también aplicó un ERE para 4.500 empleados. “El criterio obligado para decidir los cierres era el de rentabilidad de las oficinas”, reconoce el mismo portavoz.

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Y en estos pueblos, pequeños, muy alejados del centro de la región, muy castigados por el desempleo durante los años de crisis, con un porcentaje de mayores de 65 años bastante por encima de la media madrileña (que es del 15%), el negocio no era demasiado boyante. Valdaracete, por ejemplo, es el cuarto municipio más pobre de la región (con 10.035,71 euros de renta per cápita en 2012, según los últimos datos disponibles en el Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid).

En ese mismo listado, un poco más abajo, en el noveno puesto de pobreza (con 10.445,89 euros), está el vecino pueblo de Brea de Tajo, ya en el mismo límite sureste de la Comunidad. Son poco más de 500 vecinos que cuentan con casa de niños, varios bares, dos supermercados, carnicería, farmacia y un centro de salud con helipuerto para poder sortear las nieves que les aíslan muchas veces en invierno, explica orgulloso el alcalde, Rafael Barcala.

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Cuenta también que peleó para que, pese al cierre de Bankia en 2014, la entidad mantuviera un cajero automático en el municipio; ofreció un espacio en el Ayuntamiento y ahí sigue. “Muchas veces tenemos que salir a echar una mano a los mayores, que no se aclaran con la cartilla”, señala. Por eso abrazó con entusiasmo la llegada del Banco Santander para llenar el hueco de la caja. Lo hizo a través de la figura de un agente colaborador, es decir, una especie de franquiciado autónomo (el espacio físico ha de ponerlo él) que ofrece servicios y comercializa los productos del banco a cambio de comisiones.

“Apoyamos la puesta en marcha, transferimos todas las cuentas del Ayuntamiento y dos años después, cuando ya tienen los clientes, lo cierran”, protesta Barcala. El agente colaborador del Santander de Brea de Tajo cerrará la próxima semana, al igual que el del cercano pueblo de Villamanrique y como ya lo hizo este verano el de Valdelaguna, porque no tienen el volumen suficiente de negocio para ser rentables, según ha comunicado a los trabajadores la entidad, que no ha querido ofrecer más detalles. El Santander anunció hace unos meses una reducción de plantilla y el cierre del 10% de las oficinas de España, unas 425 en total, debido a la caída de ingresos y al mayor uso de los canales digitales.

En un último intento por revertir la decisión del banco, Barcala y la alcaldesa de Villamanrique de Tajo, Antonia Ayuso, han enviado una carta a la presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, explicándole la situación y pidiéndole que busque alternativas al cierre; por ejemplo, abrir solo algún día de la semana. “A mi madre, sin ir más lejos, habrá que llevarla o tendrá que coger el autobús 13 kilómetros hasta Villarejo de Salvanés”, señala Ayuso. La posibilidad de utilizar la banca por Internet es más que remota con un tercio de la población mayor de 65 años, añade el alcalde Brea. Los municipios también cuentan, en todo caso, con la visita semanal del autobús de Bankia. 

Una zona castigada por la crisis

La zona sureste de la Comunidad de Madrid no es solo una de las más pobres (con una renta per cápita un 26% menor que la media de la región), sino también una de las más castigadas por la crisis. Con pueblos con un alto porcentaje de trabajadores no cualificados, sobre todo en la construcción, ha sido, junto al otro extremo, el suroeste, donde más creció el desempleo entre 2008 y 2016. Junto a Ambite, con la tasa más alta, Carabaña, Perales de Tajuña, Tielmes, Titulcia o Villamanrique de Tajo han visto crecer sus porcentajes de paro (estimado a partir del paro registrado y de la población en edad de trabajar) entre 5,7 y 12 puntos (la subida media de la región fue de 3,2).
Sin embargo, la crisis no ha hecho más que agrandar las desigualdades tradicionales a favor del centro metropolitano y en contra de estas comarcas periféricas. En 2001, entre los 10 pueblos madrileños con menor porcentaje de población con estudios universitarios, la mitad eran de Las Vegas: Orusco de Tajuña (3,7%), Colmenar de Oreja (3,6%), Villamanrique de Tajo (3,2%), Villaconejos (2,3%) y Valdaracete (1,8%), según un estudio de la Fundación BBVA.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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