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Jazz y franquismo frente al espejo

El Teatre Tantarantana estrena una comedia-concierto sobre las aventuras de dos artistas para poder vivir de la música en la posguerra

Un comunicado enviado por el Delegado Nacional de Propaganda en junio de 1943 llamó a desterrar el jazz de la radio. El franquismo creía que esta música era perniciosa, casi diabólica, que sus estrofas remitían a labios pintados, pelo crespo, cantantes negros y mucha sinuosidad. “Nada más alejado de nuestras viriles características raciales que esas melodías muertas, dulzonas y decadentes que como un lamento de impotencia ablandan y afeminan el alma”, disparaba el texto. “No podemos ni permitiremos dejarnos arrastrar por el deformador morbo de un adulterado erotismo sin otro mensaje que el de un bajo halago animal”, continuaba la circular. Aunque la dictadura acabó por tomar una posición incongruente con el jazz (sonó en fiestas de la Divisón Azul), esta música nadó entre dos aguas; algunos artistas triunfaron, muchos dirigieron sus carreras hacia otros derroteros y bastantes zarparon hacia el extranjero.

La Barcelona de los años 40' fue un hervidero de artistas y estilos que quedaron sepultados por la cultura nacional católica. Acumulaban historias apasionantes a sus espaldas y un rico caldo de cultivo para las generaciones de músicos venideras. Un montaje en el Teatre Tantarantana rescata esta época y pone frente al espejo la vida de dos de estos músicos, los cuales una noche llegaron a rozar la fama en Estados Unidos. El resultado es un espectáculo híbrido, There was a Fiesta! At Carnegie Hall, creado y producido por Salvador S. Sánchez y Cinta Moreno.

La obra no es un musical, pero tampoco un concierto como tal, sino una simbiosis de los dos ámbitos, explicaron ayer los autores. El montaje se representa desde ayer hasta el 27 de noviembre. Sobre el escenario hay mucha música en directo del grupo Joel Moreno Codinachs Trio. “Ha sido ilusionante recuperar canciones antiguas de jazz”, aseguró Joel Moreno, guitarrista. Su abuelo cantó en una de estas bandas surgidas en la década de 1940. La obra empezó a moldearse tras meses buceando en archivos a la caza de nombres olvidados, de melodías apagadas y de cintas de vídeo quemadas.

“Investigando nos encontramos auténticas joyas. Es un resumen de muchas biografías de artistas que vivieron aquí la posguerra, muchos de ellos inmigrantes. Nos gusta pensar que nos ha salido una superproducción de bajo coste. Queríamos explicar las dos caras de la moneda; el éxito y el olvido”, explicó Moreno. Ella, junto a Aitor Galisteo-Rocher, dan vida a Patty Lemon y a Martin Bennet. La primera, cantaora y niña prodigio, nació en Huelva en 1924 con el nombre de Francisca Pichardo. El segundo, cantante melódico, creció en La Pobla de Llitet (Barcelona) bajo el nombre de Josep Martí i Benet. Se conocieron en la noche bohemia de Tánger, en los primeros años de la posguerra, durante el espectáculo de variedades Los rincones de nuestra España. Tánger fue un refugio sonado esos años.

Pero hay más viajes surcando la obra: Los dos protagonistas decidieron establecerse en Barcelona, donde formaron un grupo de música hot. Llegaron a compartir escenario con las formaciones de jazz del momento como Century's Band o Emil Hot Five, aunque tras tener problemas con la dictadura, cuando su carrera despuntaba, decidieron exiliarse. Empezaron a hacer las Américas durante el invierno de 1950 y llegaron a trabajar de figurantes mexicanos en Hollywood.

El espectáculo toma el nombre del único concierto que hicieron el Carnegie Hall, un templo de la música a dos calles de Central Park. “Es una pericia constante, se pasan la obra huyendo. Por eso queríamos cantar muchos tipos de música”, afirmó Moreno. Resuenan nombres como Rina Celi, Katia Morlands, las Hermanas Russell o Bonet de San Pedro y los 7 de Palma. La orquesta ha adaptado en castellano e inglés todos los temas del espectáculo “un poco como hemos querido”, explicó el grupo. Sobre el escenario la banda, junto a una gran palmera, ayuda a dar rienda suelta a la acción de los dos personajes, que viven por y para tener una noche de ensueño bajo los focos de una sala de conciertos abarrotada.

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