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Tribuna
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El nudo ‘gallardoniano’

La autora sostiene que el Ayuntamiento de Manuela Carmena aumenta impuestos y crea "chiringuitos políticos" sin utilidad pública

Debe haber algo en el despacho de Cibeles que convierte a sus moradores en gastadores compulsivos y feroces recaudadores. Lo digo porque este jueves conocíamos el presupuesto municipal para 2017 y allí estaba de nuevo la cifra mágica de 4.702 millones que no asomaba desde 2009.

Carmena y Gallardón están ideológicamente en las antípodas, pero ninguno de los dos se ha resistido al gasto masivo y al sablazo fiscal. Ana Botella se vio en la obligación de ser más contenida -le tocó la crisis- y sus presupuestos se quedaron un 20% por debajo, incluso teniendo que pagar el grueso de la deuda. Eso sí, con el consabido recorte en los servicios públicos que hoy padecemos.

Así las cosas, gracias a que la creatividad fiscal ha dado de sí todo lo que podía en esta ciudad, el recién llegado equipo de gobierno se ha encontrado con una más que boyante situación recaudatoria, inversamente proporcional, como es lógico, a la que padecen sus recaudados.

Tanto es así, que en un alarde de incoherencia y miopía social, este Ayuntamiento, tras dos años de inflación cero y sueldos congelados, decidió que el año que viene los madrileños paguemos el 12,6% de impuestos municipales, más que hace dos años. Por el IBI, cuya recaudación ya ha desbordado este año las previsiones, pagaremos un 7% más de media, pese al acuerdo de pleno para bajarlo que propuso Ciudadanos. Lo que les digo, un saneado Ayuntamiento a costa de unas insanas cuentas domésticas.

Tampoco es muy original sacar el comodín del gasto social, término que, según parece, todo lo aguanta. No es más social disponer de una radio propia, con un presupuesto de 600.000 euros para soportar facturas de tertulianos. Ni es más social mantener artificialmente chiringuitos políticos como Madrid Destino en lugar de hacerlos funcionar, inyectándole 68 millones de subvención más, cuando lo "normal" venía siendo 39 millones. Especialmente si tenemos en cuenta que prevé ingresar la mitad.

Triplicar las subvenciones en cultura, puede ser social, si no fuese porque ni siquiera tenemos fijada la programación de la próxima temporada. Eso sí, en el Teatro Municipal Fernán Gómez podrán ustedes disfrutar una obra con unos singulares mecenas; la CUP, ERC o la propia Ahora Madrid. Todo queda en casa.

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No es social hipertrofiar una plantilla cualificada de cerca de 40.000 trabajadores que integran Ayuntamiento, empresas y organismos autónomos a base de asesores, a buen seguro menos cualificados que los empleados propios. Especialmente si luego vas a externalizar más de 62 millones en informes que por alguna razón no pueden ser realizados con medios propios. No es social elevar un 125,5% en publicidad y propaganda, o duplicar el gasto en reuniones y conferencias.

No, señores de Ahora Madrid, no nos vendan como gasto social hinchar un 58% el presupuesto a la Alcaldía. Ni su itinerante ejercicio de la política municipal, que circunstancialmente pasa por Madrid camino de Chile, Argentina o cualquier otro lugar, a cuenta del bolsillo de todos los madrileños.

Social son otras cosas, social parecía su apuesta por la cooperación internacional, luego de darnos cuenta de que llevan ejecutados un 3%, y que de ese 3% cero euros han llegado a su destino final, el resto se ha consumido en viajes y sueldos propios. Por no hablar del proyecto de innovación y smart city, que hubiese sido social por los empleos que hubiese podido generar, si no fuera por el despropósito que supone que no hayan llegado a invertir un solo euro de los que habían comprometido.

Con todo esto, si el año pasado hablábamos de un presupuesto irreal - adjetivo que se ha corroborado cuando el Ayuntamiento reconoce que a 30 de septiembre tan sólo han sido capaces de ejecutar un 11% de las inversiones- este año se nos acaban ya los calificativos, por lo que con los números en la mano, me limito a reproducirles el literal del informe emitido por el Ministerio de Hacienda: "Incumplimiento del techo de gasto en casi 700 millones de euros, algo incompatible con los objetivos de estabilidad asignados al Reino de España".

Pocas esperanzas tenemos en que el debate y enmiendas en el Pleno, acompañadas de algo de sentido común, logren actuar como la espada que deshaga para siempre este nudo gallardoniano -gasto infinito y desafuero impositivo- que atenaza a los inquilinos de la cuarta planta de Cibeles.

Begoña Villacís es portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid.

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