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Madrid también es pobre pero sexy

Durante dos semanas, ‘Pop into Berlin’ acerca la capital alemana a través del diseño y la música

Interior de la tienda efímera, en Malasaña, que conecta Madrid con Berlín.
Interior de la tienda efímera, en Malasaña, que conecta Madrid con Berlín.Carlos Rosillo

El mismo día que en Madrid las temperaturas se desploman, aparece en las calles de la capital la que promete ser la “vacuna contra la depresión del invierno”. Quien lo dice es Christian Tänzler, portavoz de Visit Berlin, la embajada turística de la capital alemana, que acaba de abrir una ‘pop up’ store que será también club, en la calle San Vicente Ferrer, 33. Pop into Berlin acercará, hasta el próximo día 19, el diseño, el arte y la música berlinesa a Malasaña. “Somos expertos en pasarlo mal por el frío”, bromea Tänzler, “y queremos compartir nuestra receta con los madrileños con una fórmula hecha en base a la imperfección de una ciudad muy artística pero imperfecta e inacabada”.

Una ciudad "pobre pero sexy". El lema acuñado por el polémico alcalde de Berlín, Klaus Wowereit (SPD), sirvió para definir el destino de artistas de todo el mundo que llegaban atraídos por los alquileres baratos y el romanticismo de lo underground. Respiraba también así Madrid cuando en los 80 las dos ciudades decidieron hermanarse. Durante dos semanas, Pop into Berlin pretende demostrar que esta distinción que es más verdad que nunca. “Ahora”, defiende Frank Bausback, portavoz de la oficina de turismo alemana, “las dos ciudades no sólo están viviendo momentos parecidos sino que comparten la gente que vivió y vive allí, y ese talento”.

Durante los años más duros de la crisis, se expatriaron a la capital alemana cerca de 14.000 españoles (según las últimas cifras de empadronamiento). Las startups -Berlín es el vivero más grande de Europa- han sabido captar los cerebros patrios. Y ahora, que muchos de éstos han hecho las maletas de vuelta, ese talento parece tener más ganas. “Madrid empieza de nuevo, como empezó Berlín después del muro; abren galerías y tiendas artesanas”, apunta Bausback, “se respira, como pasó en Berlín, esa sensación de que cuando se pierde mucho, no hay excusas para intentar vivir de lo que te gusta”. Y los organizadores confían en esa empatía para atraer a los madrileños.

“Para conocer un sitio, está la inmersión lingüística y ésta, que es otra forma de sumergirse, conocer y reconocerse”, añade el representante de la oficina de turismo alemana. Ese mercadillo de diseño, “que importa el barrio de Kreuzberg”, asegura Tänzler, respira atmósfera berlinesa desde la puerta, con la discoteca más pequeña del mundo, la cabina Teledisko, hasta el final de la sala, donde atravesando los puestos de diseño, se puede degustar el especiado té chai y el mate embotellado.

Durante esta primera semana, Pop into Berlin expone diseño, moda, cosméticos, tecnología y gastronomía. Todos los exhibidores son startups, “la mayoría con menos de un año de antigüedad”, cuenta el portavoz de Visita Berlin. “El mensaje que esperamos que transmitan es el de la inspiración”. Cada disciplina vende “el optimismo de reinventarse de forma creativa, sostenible y artesanal”. La semana que viene, antes de viajar a Zurich, el mercado dejará paso al club, otro de los grandes atractivos de Berlín. Habrá música en directo, dj y charlas sobre cómo es ser artista en la capital que es hoy, la patria chica de tantos madrileños.

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