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La escuela innovadora se consolida

El proyecto Escola Nova 21 aglutina casi 500 colegios en Cataluña

Jessica Mouzo
Alumnos de primaria en la escuela Els Encants.
Alumnos de primaria en la escuela Els Encants.CARLES RIBAS

No hay aulas al uso ni pupitres en fila india en la Escola dels Encants de Barcelona. Tampoco un maestro desde el púlpito ora para sus alumnos. Es viernes y la mitad del colegio ha salido a una excursión. En la entrada del último piso, un armario de madera cobija los abrigos y los zapatos de los alumnos más veteranos, de quinto de primaria (el centro arrancó hace ocho años y todavía no tiene alumnos de sexto). El espacio es diáfano y alegre, con cuatro salas abiertas de par en par. Una veintena de niños, calzados la mayoría con zuecos —se cambian los zapatos para estar más cómodos—, van de un lado a otro con papeles, cajas y trozos de cartón, cada uno a lo suyo. Los maestros están en un segundo plano. "Ahora están con su plan de trabajo", explica Agnès Barba, directora de esta escuela pública. El centro es uno de los casi 500 colegios catalanes que pertenece a la Escola Nova 21, un proyecto de educación innovadora que rompe con los estereotipos tradicionales.

"Desde la LOGSE en 1990 se dice a los colegios que deben trabajar para desarrollar competencias, no adquirir conocimientos. Pero en la práctica no se ha hecho. Lo que acaba pasando es que el propósito de la escuela es pasar unas pruebas y eso ha de cambiar. Los niños tienen que desarrollar competencias para la vida, no adquirir conocimientos de forma preventiva", resume Eduard Vallory, director del programa Escola Nova 21 y presidente del Centro Unesco de Cataluña. Este proyecto, impulsado por la Fundación Bofill, la Obra Social La Caixa, la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y el Centro Unesco de Cataluña, es una de las iniciativas innovadoras más paradigmáticas de Cataluña. "En Cataluña ya había un pequeño ecosistema de centros que, en los últimos cinco o 10 años, habían empezado a utilizar metodologías científicas y vimos que tenían mucho potencial. Y pensamos: "¿y si intentamos determinar una metodología alternativa a la escula tradicional para que la puedan utilizar todas las escuelas?", recuerda Vallory.

En torno a la idea de dar una vuelta al concepto educativo tal y como se concibe y adaptar los recursos al a las necesidades y el ritmo de aprendizaje del alumno, se aglutinaron 25 escuelas, ya de referencia por su innovador proyecto pedagógico. Los impulsores de la Escola Nova 21 las tomaron de punto de partida y abrieron una convocatoria este año pasado para otros 200 centros que quisieran unirse a la causa. "Se apuntaron 460 centros y decidimos aceptarlos a todos", celebra el director del proyecto.

Dada la envergadura del proyecto, los impulsores han optado por arrancar el proceso de cambio con 30 centros y montar una "red de aprendizaje horizontal" con el resto. "Queremos seleccionar una muestra representativa de 30 escuelas para desarrollar y probar la metodología de cambio", apunta Vallory. Con los demás centros, la Escola Nova 21 plantea "generar instrumentos que los ayuden a avanzar hacia el marco de la escuela avanzada, interaccionando entre ellos", concluye el experto.

En Els Encants hace ocho años que están en ello. En el laboratorio de biología, un alumno busca en una pizarra digital información sobre los tucanes y su nombre científico —Ramphastidae, dice la página de Google que ha abierto—. Otros dos chavales se afanan en medir y recortar una cartulina de foami: "Es que se quejaron de que las puertas del baño no llegan al suelo y algunos miraban por debajo, así que buscaron ellos una solución, que es pegar esto [la cartulina] en la parte de debajo de la puerta para que no se vea nada pero tampoco moleste al limpiar", explica Farra. En el colegio no hay exámenes y se toman las pruebas de competencias que hace el Departamento de Enseñanza en cuarto y sexto como "una gincana". Los docentes evalúan "todo el proceso de aprendizaje" y hacen una coevaluación con los chavales para ver cómo se valoran ellos mismos. "Nosotros les damos recursos que motive a los niños a aprender y que les ayude en su bienestar emocional. Los hacemos responsables y autónomos porque tienen que aprender a tomar buenas decisiones", señala la directora.

Con todo, pese al auge que ha tenido la Escola Nova 21, el proyecto todavía está en los albores de lo que pretende ser. La red de aprendizaje horizontal -a través de la cual los centros compartirían experiencias e ideas para prepararse para el cambio de modelo- no se ha constituido y el instrumento de autodiagnóstico de los colegios, que servirá para ubicar dónde está metodológicamente y adónde quiere ir cada centro, no estará listo hasta diciembre.

Algunas voces, como CC OO, ha mostrado reticencias, como que se generen "etiquetas" entre las escuelas innovadoras y las que no lo son. "No tenemos nada en contra. Ellos han recogido las inquietudes de los centros, pero hay que dejar claro que la responsabilidad de las políticas educativas, de dar una innovación con todas las garantías, es del Departamento. Hay que saber cuál es el papel de Enseñanza en esto", apunta Dolors Vique, de CC OO.

En este sentido, Vallory matiza que tienen el apoyo del Departamento, pero no interviene en el despliegue. Enseñanza, por su parte, añade que cada centro tiene libertad para desarrollar su propio proyecto educativo y "participa" tanto de la Escola Nova 21 como de los otros 23 proyectos que desarrollan innovación educativa en algún ámbito. Según el Departamento, hay 1.251 colegios catalanes participando en algún programa de innovación.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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