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Llévese una copia fotográfica autentificada

Foto Colectania plantea en una muestra el debate sobre autoría y apropiación

'Fax from the library', de Olivier Sieber y Katja Stucke.
'Fax from the library', de Olivier Sieber y Katja Stucke.MAHALA NUUK

No todos puedes permitirse adquirir una fotografía de Sherrie Levine, pionera del arte de la apropiación, que en 1979 se dio a conocer por refotografiar las legendarias imágenes de una familia de la América profunda, captadas por Walker Evans en los años de la Gran Depresión. Más de 20 años después, el artista digital Michael Mandiberg escaneó las fotografías de aquel proyecto, creando una tercera versión de los retratos, que reunió en la web AfterSherrieLevine.com.

Ahora la obra forma parte de la muestra Yo quería ser fotógrafo, abierta en la Fundación Foto Colectania hasta el 10 de diciembre, de modo que todos los visitantes podrán imprimir y llevarse gratuitamente una imagen de la célebre serie, acompañada de su correspondiente certificado de autenticidad. “La obra, que demuestra cuánto ha cambiado el concepto de autoría y autenticidad en la actualidad, permite plantear un debate sobre los límites entre creación y apropiación y sobre cómo las herramientas digitales y los nuevos mecanismos de producción, reproducción y difusión afectan al mundo del arte”, explican las comisarias de la muestra, Fannnie Escoulen y Anna Planas. Las obras de Olivier Sieber y Katja Stucke muestran, precisamente, esa linea.

Mandiberg y Levine, de la que se exhibe una serie sucesiva formada por 24 fotografías de las 400 que Evans realizó de la colección de esculturas africanas del Moma de Nueva York, son dos de los 13 artistas que las comisarias han seleccionado para una muestra que se plantea como un homenaje a la fotografía, su técnica y estética. Coproducida por la Fundación Banc Sabadell, Yo quería ser fotógrafo, que toma su título del libro homónimo de Roger Guaus, se presentará en Oviedo en 2017 y es la penúltima antes de que Colectania traslade su sede en el Born.

Los profundos cambios que se están produciendo en el mundo de la imagen se plasman en la obra de numerosos artistas que, debido a la sobreabundancia y banalización de las imágenes, renuncian al estadio tradicional de creadores para abrazar prácticas como el reciclaje, la repetición, la copia y el intercambio de imágenes.

Muchos las extraen de Internet y otros archivos contemporáneos, como los collages de vídeos sacados de YouTube de Doug Rickard y las fotos policiales de prostitutas, reunidas por Antoine D’Agata. Ceden la autoría a las fuerzas del orden también los jóvenes suizos Jan Hofer y Severin Zaugg, que tras descubrir el potencial poético de las imágenes captadas en los controles de velocidad han empezado a venderlas con gran éxito.

Por otro lado, el alemán Thomas Ruff reinterpreta el antiguo arte del retrato utilizando una cámara parecida a la empleada por la policía berlinesa en los años 70, mientras que la francesa Stéphanie Solinas deconstruye la figura del inventor de la fotografía de identidad, Alphonse Bertillon, a través de viejas fotografías, un vídeo y un libro que se puede recortar para reconstruir la imagen del personaje.

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“Todos estos artistas buscan alternativas al lenguaje fotográfico tradicional en un impulso político, poético, ético o por simple resignación frente a la agresividad de un mundo saturado de imágenes”, concluyen las comisarias.

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