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OPINIÓN

La pobreza no es producto del azar

El líder regional de Podemos mantiene que la pobreza es el problema más grave en este momento y que se debe pasar de las palabras a las acciones

Estos días se suceden los actos y discursos con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Es positivo poner en la agenda política y social el problema más grave que tenemos en este momento, pero debemos pasar de las palabras a las acciones.

Desde el comienzo de la crisis, año tras año aumenta el número de madrileños que se encuentran en situación de pobreza. Los últimos datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN) y de CCOO lo confirman. Uno de cada cinco residentes en la Comunidad se encuentra en riesgo de exclusión. Más de 350.000 personas sufren pobreza extrema y la mitad de las familias

declara tener dificultades para llegar a fin de mes. Solo en el último año 80.000 nuevos madrileños se han incorporado a la bolsa de pobreza. Cada cifra es una persona que lo pasa mal, que no puede pagar la luz, el agua o que se alimenta incorrectamente. Personas que no pueden salir de vacaciones, pagar las extraescolares o enviar a sus hijas a la universidad.

Desde el comienzo de la crisis, año tras año aumenta el número de millonarios a la vez que disminuye el salario de la mayoría. El salario medio se halla en niveles de 2007, y los madrileños cobran lo mismo que hace nueve años. El PIB sin embargo ha crecido desde entonces en 10.000 millones de euros. Si algunos son mucho más ricos y la mayoría un poco más pobres: ello solo se

explica porque se han disparado los índices de desigualdad hasta conseguir que la pobreza y la exclusión convivan en esta región con la opulencia. En el país europeo con mayor desigualdad, la Comunidad de Madrid es la región española más desigual. Cuenta con la renta per cápita más elevada, y con gobierno que genera pobreza a pasos agigantados. Lo que Cristina Cifuentes llama recuperación económica es para la mayoría, incertidumbre, precariedad y empobrecimiento. Resultado de más de 20 años de gobierno del Partido Popular más liberal que entiende que la desigualdad es sólo un efecto colateral de un modelo que beneficia a una minoría. Desde este

planteamiento la solución se limita a poner parches. Pero el problema es el modelo y la solución ya no pasa exclusivamente por los departamentos y consejerías de Servicios Sociales, sino que exige un cambio completo del sistema de desarrollo y social de las últimas dos décadas.

Debemos comenzar a tomar algunas decisiones de gran calado. La primera es asegurar el acceso a la renta. Esto se ha hecho tradicionalmente a través del trabajo, las pensiones y las rentas de inserción. Pero las tres presentan en estos momentos graves carencias que provocan pobreza y exclusión. En relación a la primera necesitamos poner en revisión el actual modelo de mercado de trabajo que ya no garantiza, ni siquiera a quienes consiguen empleo, el acceso a la condición de ciudadano y a la plena integración social.

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Todo ello después de un intenso proceso de precarización y de bajada de salarios. Uno de cada cinco nuevos contratos dura menos de una semana y está mal pagado. El 15 por ciento de las personas que tienen trabajo se encuentran en pobreza. Esto nos va a exigir repensar todo el mundo del trabajo, algo que debe comenzar por revocar las dos últimas reformas laborales.

En relación a la segunda fuente de ingresos, el gobierno actual ha congelado la capacidad adquisitiva de las pensiones. Un primer paso se ha dado la semana pasada en el Congreso de los Diputados con la aprobación de una iniciativa de la oposición para revalorizarlas.

Y por último están las Rentas de Inserción, que en la Comunidad de Madrid apenas llegan a 25.000 familias de las más de 100.000 que no tienen ningún ingreso. Como medida urgente se debería multiplicar por cuatro.

Una segunda línea de medidas para reducir la pobreza tiene que ver con la fiscalidad. La región tiene el sistema menos progresivo que hace que los grandes patrimonios apenas paguen impuestos. Para el año 2016 los regalos fiscales a los que más tienen -que van desde la exención en el impuesto de patrimonio hasta la reducción por uniformes en colegios privados- llegan a

3.500 millones de euros, la mitad del presupuesto de sanidad en nuestra Comunidad. Para que todo el mundo pueda establecer la comparativa: multiplicar por cuatro la renta de inserción sólo supondría 200 millones de euros. No es pues un problema de recursos, sino de voluntad política y

prioridades.

Finalmente, un tercer frente de acción sería la puesta en marcha de un plan de choque para aquellos que lo están pasando peor. Pero este plan, por si sólo tendrá un efecto efímero. Mientras el conjunto de las políticas públicas no se orienten a terminar con la desigualdad, nuestra sociedad se empobrecerá a marchas forzadas. La Proposición de Ley contra la Pobreza Energética que se

está debatiendo en la Asamblea por iniciativa de Podemos forma parte de estas urgencias.

¿De qué sirve crecer económicamente en términos estadísticos si aumenta el número de personas que lo pasan mal? ¿De qué sirve hablar de creación de empleo si es precario y hay más trabajadores pobres? La desigualdad no es producto del azar. Se produce por una serie de decisiones políticas que se han tomado. Si han sido las decisiones políticas nos han traído hasta aquí… entonces tendrán que ser decisiones políticas las nos tienen que sacar de esta situación.

José Manuel López es el portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid.

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