_
_
_
_
_

De la realidad virtual hecha popular a las antiguas máquinas de salón recreativo

La Barcelona Games World lanza novedades mundiales de videojuegos pero es, al mismo tiempo, un museo

Jordi Pueyo Busquets
El director de Final Fantasy XV, Hajime Tabata, este jueves.
El director de Final Fantasy XV, Hajime Tabata, este jueves.MARTA PÉREZ (EFE)

"Estamos despiertos desde las cuatro de la madrugada, venimos de Valencia", comenta excitado Carlos Bataller, que con 29 años asegura que ha jugado a videojuegos "toda la vida". Lo explica sin parar de caminar para unirse rápidamente a la larga cola que se ha formado a las diez de la mañana de este viernes en el recinto de Montjuïc de Fira Barcelona, justo cuando la Barcelona Games World (BGW) ha abierto las puertas al público. "Quiero probar la PlayStation VR, ya he pedido hora", dice Noel Ayerra, un mensajero de 41 años que ha pedido fiesta al trabajo para poder venir y está impaciente por ponerse las gafas de realidad virtual de la marca Sony, que prometen popularizar esta tecnología y hacerla llegar a los hogares a partir de la semana que viene. Ayerra confiesa, sin embargo, que lo que le interesa más de la feria es el espacio Retro Barcelona, una experiencia también inmersiva, pero en este caso hacia el pasado. Es un espacio que a pesar de ser físico también está impregnado de la esencia virtual que acompaña siempre a los videojuegos.

Más información
Cataluña toma el relevo en Madrid con una feria de videojuegos sin precedentes
Los ‘reyes’ de los derechos del fútbol compran la Lliga Espanyola de Videojocs

Después de una jornada abierta solo al público profesional, la BGW ha apretado este viernes el play con más fuerza y los estands se han ido llenando rápidamente. En el de Microsoft, que el año pasado fue ausente en la Madrid Games Week, los visitantes empezaban a llenar las 160 pantallas que la compañía ha puesto a su disposición. La novedad más destacada que se puede probar es el lanzamiento en primicia de Dead Rising 4, una nueva entrega de un juego de zombis que saldrá a la venta en diciembre. "Está bien que los acontecimientos salgan de Madrid", comenta un portavoz de la compañía, que valora la feria como una oportunidad para escuchar a los jugadores y desarrolladores.

Con aspecto de tómbola de feria, varias casetas llenan el espacio del pabellón 1 de la Feria de Barcelona. El merchandising es clave para los gamers. Camisetas y peluches con caras familiares como las de One Piece, los renacidos Pokémon o Doraemon estan presentes en casi todos los puntos de venta. Ser aficionado a los videojuegos y amante de Japón es un binomio casi siempre inseparable. El puesto con las bolas de arroz onigiri no podía faltar a la cita. Salimos fuera, y respirando el ambiente festivo que traen los foodtrucks y el escenario de los 40 Principales, un espacio abierto resulta deslumbrante después de tanta virtualidad. Llegamos al segundo pabellón de la muestra.

"Estás dentro de una nave, se te acercan los enemigos y les tienes que empezar a disparar", explica Stefan Muradyan después de probar Playstation VR y confesar que está "un poco mareado". Con sus amigos, todos estudiantes para ser profesionales de los videojuegos en el centro Obicex de Cornellà de Llobregat, celebran que el nuevo juguete de Sony "costará la mitad" que otros accesorios similares.

Nintendo, que tiene los derechos de consola de los juegos de Pokémon, se ha visto impulsada este verano con la recuperación de estos personajes de los 90, a pesar de no ser la propietaria de Pokémon Go. Paper Mario Party Color Splash, un juego en el que el popular protagonista de Nintendo tiene que luchar porque el mundo no se vuelva de blanco y negro, es una de las novedades de la firma japonesa. Pero el espacio más concurrido en el estand de Nintendo es el que acoge la nueva versión de la consola NES de hace más de dos décadas, que sale a la venta en noviembre y es mucho más pequeña que la original. Con ella, al Super Mario al que se puede jugar es al clásico y pixelado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Jugar a videojuegos ya no es una cosa nueva. Entramos en unas escaleras y llegamos al Retro Barcelona, que celebra su cuarta edición dentro de la BGW. Ahí no encontramos versiones nuevas de las antiguas consolas, sino un museo con los aparatos que han hecho más recreativas las vidas de varias generaciones. Y la historia está viva, todas funcionan. Unas estatuas de feria de Goku, la mascota Curro de la Expo’92 y un payaso inquietante refuerzan esta visita al pasado. También están las máquinas que han desaparecido ya completamente de los bares y de los salones recreativos, donde muchos descubrieron clásicos como Pacman o Street Fighter.

Oriol Martín es el presidente de la Asociación Arcadecat. La sede está en el Hospitalet de Llobregat y allá conservan y restauran máquinas recreativas de videojuegos, encajonadas en muebles en algunos casos hechos a medida. Las han ido comprando de segunda mano. "Tenemos entre 25 y 50 años largos y los más jóvenes sí que juegan a los juegos más modernos", comenta. A los más mayores quizás les ha molestado que el encuentro se haya hecho dentro de la BGW. Cuando se anunció hubo polémica porque la entrada al espacio retro costaba 5 euros el año pasado y este año hay que adquirir la entrada para toda la feria, que vale 12 euros.

Volvemos al presente y nos acercamos a la entrega de premios que la alcaldesa de Barcelona, AdaColau, y el consejero de empresa, Jordi Baiget, han otorgado a Hajime Tabata y Katsuhiro Harada, creadores de las sagas Final Fantasy y Tekken, respectivamente. Con este reconocimiento de las autoridades a una disciplina que con los años se ha consolidado como nueva expresión cultural, la feria se ha dado por inaugurada.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jordi Pueyo Busquets
Es periodista en la redacción de Cataluña y escribe sobre economía, innovación y tecnología. Antes de llegar a EL PAÍS, pasó por ACN, TV3, 324.cat, Bloomberg TV y Cadena Ser. Ha dado clases de redacción en inglés en la UPF y de redes sociales en la UOC. Es licenciado en Periodismo, Ingeniería Informática y máster en Innovación y Calidad Televisivas

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_