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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Qué pena da esta gente

Se habla de todo menos de lo que haya que hablar, el tema tabú: Cataluña, una vez que el País Vasco entra en la senda del statu quo reinante

J. Ernesto Ayala-Dip

No hacía falta ser un lince de la ciencia política, para intuir que el PSOE tenía el enemigo en su propia casa. Durante los últimos años, muchos se empecinaron en creer que el único enemigo visible era el PP. El PP, sin duda, era el enemigo a batir, pero era, y es, el enemigo natural. El que toca, para decirlo coloquialmente. Cuando tu enemigo ideológico es el natural, el que tiene cara y ojos, los trámites parlamentarios y electorales se gestionan mucho mejor. De pronto, el PSOE descubrió estos aciagos días que tiene que gestionar otro enemigo infinitamente más complejo e inopinadamente beligerante.

No fueron pocos lo que adelantaron que esto iba a sucederle al PSOE. No era tan complicado barruntar el golpe de estado, a juzgar el personal revoltoso incrustado en su misma sala de máquinas. Porque los barones territoriales del PSOE ya hacen años que van dictando lo que está bien y mal para España, según les convenga para asegurar sus bancadas territoriales. Y, de paso, garantizar su casposa visión de España, no muy diferente que la defiende el PP. Creo que tampoco hay que ser otro lince más supersónico para detectar que lo que pesa enormemente en esta crisis, por sobre otras consideraciones ideológicas, tácticas y estratégicas, es Cataluña. Daba un poco de grima ver como todos los candidatos, excepto el líder de Podemos, escurrían el bulto en esta crucial materia en las dos citas electorales anteriores. Se habló hasta el hartazgo de la corrupción, como si los órganos competentes en materia penal en nuestro país no estuviesen funcionando (mejor o peor, pero funcionando). Se hablaba de todo menos de lo que había que hablar, el tema tabú: Cataluña, una vez que el País Vasco entra en la senda del statu quo reinante.

Por eso el golpe de estado a Pedro Sánchez, cuando osa un movimiento de acuerdo con el arco parlamentario que defiende un referéndum vinculante acordado con el estado. El único callo que no hay que pisar, si se quiere ser secretario general del PSOE. Los barones han vuelto por sus fueros. Sientan cátedra de españolidad. Todo esto, mientras el parlamento catalán pone fecha a la desconexión con España.

Susana Díaz, la política en activo que más echa mano de la palabra España en sus discursos, junto a Felipe González y José Bono (se extraña la intervención de Alfonso Guerra), emiten sus opiniones a la sombra de un PSOE partido ya en dos. Dios mío, que no nos hielen la sangre.

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