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Olot crea Faber, primera residencia creativa catalana

El escritor Francesc Serés dirige el centro, que será multidisciplinar

Primeros residentes de Faber: Hoare (izquierda), Galán, Ballbona, Netz, Ekman y Bouzeboudja.
Primeros residentes de Faber: Hoare (izquierda), Galán, Ballbona, Netz, Ekman y Bouzeboudja. M. ALBESA

Desde la terraza del Hotel Riu Fluvià de Olot (Girona) se contempla una superposición de montañas —desde la Serra del Corb hasta la cima de Puigsacalm— que se convertirán en las vistas habituales de los creadores que acudan a la flamante Faber, Residencia d’Arts, Ciències i Humanitats, situada en las instalaciones. “Es un espacio de trabajo e intercambio, donde cada profesional puede realizar su propio proyecto bajo un eje temático común”, ha explicado el escritor Frances Serés, que dirige el centro y que tiene en su carácter interdisciplinar una de sus más innovadoras bazas.

Se trata de un planteamiento que se aleja del de otras residencias, basadas en un campo concreto, generalmente el de la escritura, para añadir a todo tipo de profesionales del ámbito del conocimiento. “No queríamos repetir modelos que ya habíamos visto”, asegura el autor de La pell de la frontera, que ha visitado instalaciones como las de la Ledig House, en las afueras de Nueva York, y otras similares en diversas ciudades francesas.

El proyecto es único en Cataluña y cuenta con un presupuesto de 150.000 euros anuales repartidos al 50% entre el Ayuntamiento de Olot y el Departamento de Cultura de la Generalitat. La idea surgió del regidor de cultura de Olot, Josep Berga, hace tres años. “Desde un primer momento se entendió en clave nacional y no local, porque se gestó como un proyecto de país”, puntualiza Berga. “No es un sitio cerrado, sino que se puede extrapolar a todo el territorio, porque forma parte del retorno y la interacción”, añade Serés. Con un entorno rebosante de naturaleza (por el que sus residentes se pueden desplazar en bicicleta) y las comodidades del alojamiento, las actividades de Faber no se circunscriben a Olot, aunque sus residentes puedan utilizar los equipamientos municipales según sus necesidades.

40 creadores de todo tipo, un mes

Otra diferencia de Faber radica en que acogerá anualmente a unos 40 profesionales de todo tipo en seis periodos, de una semana a un mes como máximo. En Faber podrán convivir escritores, traductores, arquitectos, psicólogos, científicos o artistas para trabajar en sus proyectos e intercambiar y enriquecer culturalmente a través de actividades públicas. Entre los próximos invitados estarán los ensayistas Iván de la Nuez y Lila Azam Zanganeh y la editora Valerie Miles.

Con su planteamiento, los responsables de Faber pretenden fomentar esa retroalimentación entre profesionales extranjeros y catalanes con la ciudadanía, desde la comarca de La Garrotxa al resto de Cataluña, además de tener una vocación al servicio de otras instituciones. Serés destaca que las actividades “las podrán llevar a cabo en Barcelona o Girona o en cualquier otro lugar”. Entre los ejes de trabajo previstos barajan temáticas como la religión y el medio ambiente o estancias científicas y periodísticas en un proyecto “muy ambicioso”, según lo cataloga la directora de la Institució de les Lletres Catalanes, Laura Borràs. “Queremos recibir muchas peticiones y que nos hagan propuestas o formar convenios con la red de ciudades refugio”, agrega Serés.

En el hotel-residencia ya hay movimiento. La autora de Joyce i les gallines (finalista del primer premio Llibres Anagrama) o Conill de gàbia, la barcelonesa Anna Ballbona, comparte experiencias con el inglés Philip Hoare (autor de la celebrada Leviatán o la ballena, que ahora trabaja sobre los ahogados) y el salvadoreño Jorge Galán, que acaba de recibir el premio Casa América de poesía tras huir de su país por escribir Noviembre, novela sobre las matanzas de jesuitas en los ochenta. “No solo estamos para recibir y sacar todo lo positivo de la experiencia sino para dar a la sociedad civil”, afirma el poeta cabileño Noufel Bouzeboudja, acompañado por la finlandesa Satu Ekman, traductora de El violí d’Auschwitz de Maria Àngels Anglada. Entre los residentes de este primer periodo (que durará hasta el 10 de octubre y que disponen de amplias habitaciones a modo de estudios y un salón-comedor donde reunirse), están también la productora de televisión Erga Netz y, en breve, la autora rusa Anzhelina Polonskaya.

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Serés, por su parte, ha aparcado la escritura debido a su compromiso con Faber: “Es un reto y una aventura apasionante porque es crear un espacio que no había, pero esto es algo que tiene que ver con la literatura porque cuando se hace un libro también se aporta algo que no existía antes”. A la cultura de Olot, escenario de festivales como el Mot y el Sismògraf, se le suma ahora un espacio que incita a la creación.

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