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Barcelona destruye casi 100.000 metros de oficinas en tres años

27 inmuebles del centro de la capital catalana se han convertido en hoteles o viviendas

Lluís Pellicer

Barcelona sigue perdiendo oficinas empresariales para dar paso a hoteles y apartamentos. Entre los años 2013 y 2015, un total de 27 inmuebles del centro de la capital catalana que sumaban 167.500 metros cuadrados dejaron de albergar oficinas para convertirse en hoteles o viviendas, según datos de la consultora Cushman & Wakefield (C&W). La crisis inmobiliaria, que frenó en seco la construcción, hizo que durante ese mismo periodo solo se estrenaran 11 edificios para uso empresarial que sumaban 72.000 metros cuadrados. Un ejemplo de edificio que cambió de uso es el del Deutsche Bank, que pasará de albergar los despachos de los abogados de Cuatrecasas a tener apartamentos de lujo.

El edificio del Deutsche Bank en el centro de Barcelona.
El edificio del Deutsche Bank en el centro de Barcelona.ALBERT GARCÍA

Barcelona retomó en 2012 la tendencia de la década pasada, cuando antiguas sedes empresariales que había en la tradicional zona de negocios de la ciudad, el paseo de Gràcia y la Diagonal y las calles adyacentes, dejaron paso a hoteles y viviendas. En total, entre 2002 y 2007 cambiaron de uso inmuebles que sumaban más de 400.000 metros cuadrados. La diferencia es que, en esa época, los nuevos proyectos —como el 22@, en Barcelona, o la plaza de Europa, en L’Hospitalet— compensaban de sobra esa pérdida.

Según la consultora, entre 2008 y 2012 se detuvo esa tendencia, puesto que apenas hubo transformaciones. Pero en 2013 regresó. El director de la oficina de Barcelona de C&W, Oriol Barrachina, explica que a partir de ese año hubo una destrucción neta de oficinas: por un lado, 167.500 metros cuadrados cambiaron de uso, y por el otro, solo se incorporaron 72.000 nuevos al mercado. Es decir, se perdieron casi 95.500 metros cuadrados de espacios empresariales.

A pesar de que no está en el centro de la ciudad, un ejemplo de edificio que cambió de uso es el del Deutsche Bank, que pasará de albergar los despachos de los abogados de Cuatrecasas a tener apartamentos de lujo. Fuera del corazón de la capital catalana, el otro gran proyecto es la Torre Agbar, que dejó de ser la sede corporativa del grupo de aguas para convertirse en un hotel que gestionará Grand Hyatt.

La mala noticia, para Barrachina, es la insuficiencia de edificios de oficinas disponibles en la ciudad. Según C&W, para los próximos años hay prevista la edificación de 247.000 metros de inmuebles de oficinas, de los cuales 142.295 metros están ya prealquilados, de modo que solo saldrán al mercado poco más de 100.000. Esa nueva oferta, sostiene, es insuficiente para una ciudad que cada año tiene una demanda de entre 300.000 y 350.000 metros cuadrados de oficinas.

Eso supone, añade, que las empresas que quieren grandes espacios tengan que salir de Barcelona y L’Hospitalet o bien repartir sus dependencias en varios inmuebles. “La situación actual entraña riesgos. Uno es que el aumento de la demanda haga crecer más las rentas. El segundo, por ejemplo, es que la ciudad pueda perder proyectos. Por ejemplo, un organismo que quiera trasladarse a Barcelona por el Brexit tendría difícil hallar espacio”, remacha Barrachina.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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