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Puigdemont y Esquerra enfrían ahora la opción del referéndum unilateral

El president avisa que solo convocará la consulta si reúne los estándares internacionales

Puigdemont en Catalunya Ràdio.
Puigdemont en Catalunya Ràdio.JORDI BEDMAR (GENERALITAT)

El presidente catalán, Carles Puigdemont, enfrió este lunes la posibilidad de convocar un referéndum independentista de manera unilateral si no llega a un acuerdo con el Gobierno central para celebrar una consulta pactada (el escenario más que probable). “Si se hace el referéndum ha de superar todas las pruebas de estrés para ser reconocido por la comunidad internacional”, dijo. ERC también cree que no se dan “las condiciones” para impulsar la vía unilateral, pero la CUP la defiende.

Referéndum independentista o elecciones con carácter “constituyente”. Son las dos vías que debaten desde hace meses Junts pel Sí y la CUP para culminar el proceso de secesión en julio de 2017. Y la primera se antoja cada vez más improbable. El Partit Democràtic (la antigua Convergència) y ERC restan importancia al debate sobre la vía a seguir. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont insistió ayer en que “lo importante” es que en diez meses, dijo, estará todo listo para culminar la secesión y que entonces se verá de qué manera se hace.

Horas después de la quinta Diada multitudinaria el president reconoció en Catalunya Ràdio que su deseo sería convocar un referéndum por parte del Gobierno catalán o del Parlament, pero precisó que eso solo ocurrirá si es “factible”. Y para que lo sea ha de tener efectos vinculantes y reunir los estándares internacionales de seguridad jurídica, participación y un mínimo del 51% de votos a favor del .

Puigdemont admitió que tiene “pocas esperanzas” de que el Gobierno central se avenga a negociar la celebración de ese referéndum, pero no cerró definitivamente esa puerta, e insistió en que el Parlament seguirá elaborando las leyes necesarias para hacer posible la “desconexión” de España con un calendario claro. “El tiempo es finito, la propuesta de acuerdo tiene una fecha. En julio de 2017 habremos acabado el trabajo que estamos haciendo y estará todo listo”, afirmó.

Es más que probable que el Gobierno se oponga, en vista de la posición mantenida hasta ahora y que reiteró ayer el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá. En su opinión, el referéndum independentista, sea pactado o no, es ilegal y, por ello, caerá “todo el peso de la ley” sobre quien lo impulse.

En ese escenario de falta de acuerdo, un referéndum unilateral derivaría en una repetición del llamado “proceso participativo” del 9 de noviembre de 2014, que se celebró pese a haber sido suspendido por el Tribunal Constitucional y en el que casi todos los votantes lo hicieron a favor de la secesión, sin campaña ni el reconocimiento de los partidos contrarios a la independencia (Ciudadanos, el PSC y el PP). Puigdemont dijo ayer que aquella consulta fue un “laboratorio”, dando a entender que no deseaba que se repitiera.

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En sintonía con Puigdemont, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, admitió que no se dan las “condiciones” para impulsar un referéndum unilateral. El partido de Oriol Junqueras no cierra esa puerta, pero no la contempla en este momento. “Si hubiera la posibilidad, el consenso y tuviéramos claro técnicamente cómo lo haríamos, es una opción que valoraríamos. No renunciamos a poner las urnas, pero todas estas condiciones aún no se dan”, afirmó.

La CUP, aliado parlamentario de Junts pel Sí, apuesta, sin embargo, por la desobediencia y la unilateralidad. La diputada anticapitalista Mireia Boya replicó a Puigdemont que “la factibilidad es una cuestión de voluntad política” y que pasa “por convocar el referéndum unilateralmente, sin tener en cuenta lo que dice el Estado”. La diputada considera que esa vía es una “cuestión de sentido común” y no “una exigencia de la CUP hacia nadie”.

El PSC tachó de “brindis al sol” la petición de referéndum que defiende Puigdemont. Los socialistas creen que la estrategia anunciada es totalmente equivocada y que el presidente catalán debería abrirse al diálogo en lugar de “poner sobre la mesa el tema más complicado”. “Si Puigdemont va a la mayor está abocado al fracaso, y más si encima plantea el dogma de la unilateralidad”, dijo la secretaria de Organización del PSC, Assumpta Escarp.

Si se descarta el referéndum, la alternativa para intentar culminar la secesión serían unas elecciones en septiembre de 2017, a las que la Generalitat quiere dar un carácter “constituyente”. “Las fuerzas que se presenten tendrán muy claro que el Parlamento será para construir un nuevo Estado”, aseguró Puigdemont.

Mientras llega esa fecha, el president insistió en que su Gobierno trabaja para que no haya “ni un segundo de vacío legal” y que para ello se aprobará una ley de transitoriedad jurídica. Dijo que se han inventariado ya unos 3.000 tratados internacionales suscritos por España que debería ratificar la Cataluña independiente.

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