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Caminos de salvación

Miles de personas que huían del nazismo cruzaron al Pallars desde el pueblo de Saint-Girons

Cristian Segura
Fotografía del paso por el Coll de la Clavera.
Fotografía del paso por el Coll de la Clavera.

La antigua estación de tren de Saint-Girons es un museo donde Paul Broué pasa las tardes. Vestido con ropa de montaña, parece que tenga que salir en cualquier momento a triscar por las cumbres del Pirineo ariegés. Pero Broué tiene 93 años y no tiene que ir a ningún lado. Su función es atender a los visitantes del Museo del Camino de la Libertad, una modesta exposición de la importancia que tuvo este municipio fronterizo francés para salvar a cerca de 3.000 evadidos del nazismo.

El nombre de Broué aparece en el primer documento que se exhibe en el museo: la lista de extranjeros que pasaron por la prisión de Sort (Pallars Sobirà) desde 1941 hasta 1944, cuando los aliados liberaron el sur de Francia. En Saint-Girons nacía una travesía de 40 kilómetros y 2.000 metros de desnivel. Era, junto con el salto a Tavascán (también en el Pallars Sobirà) desde Aulus-Les-Bains, la principal vía de huida a Cataluña durante la plena ocupación nazi de Francia, porque eran accesos de alta montaña difíciles de controlar por los aduaneros alemanes. La travesía por el Coll de Clavera, por donde Broué huyó a España el 5 de julio de 1943, finalizaba en Alòs de Isil o Esterri d'Àneu, donde los evadidos eran detenidos por las parejas de la Guardia Civil e internados por unos días en la prisión de Sort.

La prisión de Sort era una antigua capilla gótica dedicada a San Cosme y San Damián. La Red del Memorial Democrático de la Generalitat la restauró en 2007 con fondos de la Unión Europea. Desde Saint-Girons hasta la frontera, en el Coll de Clavera, el itinerario está acompañado por 12 placas conmemorativas que recuerdan capítulos heroicos.

El nombre de Broué aparece en el directorio de detenidos de la prisión de Sort. Broué declaró ser canadiense. Muchos de los 2.800 hombres y mujeres que fueron internados en este pequeño edificio insalubre mentían a la Guardia Civil sobre su nacionalidad para evitar ser extraditados a países ocupados por el nazismo.

Broué tenía 20 años y quería alistarse en las tropas de la Francia Libre de Charles De Gaulle, en el norte de África. Sus tribulaciones hasta desembarcar en Marruecos son una maratón por los puntos calientes de la red de centros españoles en los que eran encerrados los refugiados de guerra que no podían ser atendidos por ninguna embajada. Desfiló por Sort, por la prisión del Seminario Viejo de Lleida, por Zaragoza y por el campo de concentración de Miranda de Ebro. Finalmente se le concedió el permiso para abandonar el país; desde Barcelona, en un tren de carga, viajó a Málaga, donde embarcó en el barco General Lépine hasta Casablanca.

En su museo hay una placa de la Royal Air Force (RAF) Escaping Society dedicada a los guías —pasadores— de Ariège que salvaron las vidas de los soldados británicos y oficiales de la RAF acompañándoles a España. Según información del Museo del Camino de la Libertad, la mitad de los 2.000 pasadores que operaron en el Pirineo fueron ajusticiados por el nazismo. El historiador Josep Calvet es quien ha hecho más para recuperar la memoria de los que huían a través de los Pirineos durante la Segunda Guerra Mundial. El último libro de Calvet sobre esta materia es Huyendo del Holocausto. Judíos evadidos del nazismo a través del Pirineo de Lleida. El libro recoge multitud de testimonios de los supervivientes y de sus pasadores.

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En 1943, un tal Adrián cobró 50.000 francos —una fortuna en aquella época— de una delegación de la Armada Judía (AJ) para entrar en España. Desde Toulouse viajaron a Saint-Girons y de allí, por el Coll de Clavera, fueron detenidos en el Pallars. El líder del grupo era el rumano Josep Kruh, que en Sort declaró ser canadiense. Por Saint-Girons también cruzó a España Jules Jefrokyn, uno de los líderes más destacados de la resistencia judía en Francia. El encargado de acompañarles hasta la frontera era el catalán y excombatiente republicano Floreal Barberà. Calvet calcula que entre 4.000 y 6.000 judíos se salvaron del genocidio huyendo por el Pirineo de Lleida. El museo del Camino de la Libertad estima que 33.000 personas cruzaron hacia España por el macizo pirenaico durante la guerra.

Un grupo de ingleses visitan el museo del Camino de la Libertad durante la entrevista con Broué. Cinco veces al año, desde 2010, el guía Paul Williams organiza expediciones siguiendo travesías de huida. Williams acompañará este mes a una familia israelí para recordar el éxodo de su abuelo desde Holanda y hasta Barcelona cruzando los Pirineos por la Ariège.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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