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PARTICIPACIÓN

Madrid elige su plaza

Luces y sombras sobre la reforma de Plaza España, obra de envergadura decidida por la ciudadanía

Fachada del Edificio España en la plaza de España en Madrid.
Fachada del Edificio España en la plaza de España en Madrid.Jaime Villanueva

El 10 de septiembre cierra el plazo del concurso internacional para reformar Plaza de España; una de las grandes apuestas de este Ayuntamiento. Es la primera vez que se va a realizar una obra de esa envergadura a partir de la opinión ciudadana y algunos sectores lo cuestionan; consideran que no se ha hecho adecuadamente.

Desde 2011, la Plaza de España ha ocupado al Ayuntamiento. La alcaldesa Carmena (Ahora Madrid) retomó una idea que surgió de Ruiz-Gallardón (PP) y que heredó Ana Botella (PP). El proyecto quedó pendiente de ser aprobado la pasada legislatura y Ahora Madrid decidió recomenzar otorgando mayor relevancia a la participación e incorporándola desde la génesis.

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Con este fin, entre diciembre de 2015 y enero de 2016 se celebraron una serie de reuniones abiertas en las que se convocó a organizaciones de expertos, empresarios y vecinos para elaborar un cuestionario destinado a los habitantes de Madrid: un total de 26.961 personas respondieron a la encuesta. Los resultados obtenidos sirvieron para desarrollar las bases del concurso de ideas que actualmente se encuentra a punto de finalizar. Un jurado escogerá cinco de los proyectos presentados y, una vez desarrollados, a los dos finalistas que se someterán de nuevo a votación ciudadana.

En la primera votación del proceso, la participación se sitúo en el 1% de la población madrileña. “El éxito de estos procesos no tiene que ver con la cantidad de gente que responde el cuestionario”, opina Tomás Rodríguez Villasante, experto en metodologías participativas. “No se trata de la cifra, sino de que ese 1% forme parte de un proceso donde se implica a la ciudadanía en el diagnóstico y la búsqueda de soluciones”, aclara.

En esta línea se manifestó también el Club de Debates Urbanos (CDU), formado por profesionales del urbanismo que participó en las reuniones convocadas por el Ayuntamiento pero que, junto a otras muchas asociaciones, acabó por abandonar el proceso por su discrepancias con el Consistorio: CDU argumentaba que el cuestionario no permitía una reflexión adecuada ya que no se explicaban las consecuencias de cada opción.

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“La participación social de cara a actuaciones urbanísticas debe promover conocimiento, espacios de reflexión con las organizaciones y colectivos que trabajan sobre la ciudad y con otros ciudadanos interesados” precisan en el manifiesto. “Un proceso de participación exige un dialogo entre los poderes públicos y los ciudadanos, en el que el gobierno municipal es responsable de poner sobre la mesa cómo entiende la cuestión que se propone debatir” y es a partir de este diálogo que deben superarse los conflictos que puedan ir surgiendo. La mayor parte de las organizaciones que abandonaron las reuniones previas critican que el objetivo final era elaborar un cuestionario con el que legitimar una intervención. Consideran que un proceso de participación es algo distinto a un referéndum y que no puede dejarse de lado la visión de las asociaciones de vecinos, involucrados desde hace décadas en los asuntos públicos.

El proceso ha estado atravesado, además, por el problema con el Edificio España y el supuesto compromiso verbal de Wanda con el anterior gobierno de hacerse cargo de una parte del coste de la reforma. La coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Madrid Centro denuncia “la falta de transparencia en un proyecto orientado”, según ellos, “a satisfacer las necesidades de los empresarios y hosteleros de la zona más que las de los propios ciudadanos”. “Exigimos que el proceso incluya transparencia, participación de verdad e información. Y consideramos que no se ha dado ninguna de las tres cosas”, reclama Jordi Gordon, portavoz de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Madrid Centro. José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento, intenta despejar las posibles sospechas: “Haremos un proyecto de remodelación que beneficie a todos los habitantes y vecinos de Madrid”.

El 28 de marzo aparecieron los resultados de la consulta con un respaldo mayoritario (62,98%) al gobierno local. Pese a las críticas Pablo Soto, concejal de Participación Ciudadana, defiende “el proceso participativo más amplio de la historia de Madrid”. “Vamos a aprender. Podemos corregir y avanzar”, asegura. “De lo que se está hablando es de quién debe tomar las decisiones. Y eso es más importante que la obra urbanística. Será la primera vez en la historia de las grandes operaciones que se hará la plaza que la gente quería; será nuestra plaza y eso tiene muchísima importancia”.

Diagonal, la experiencia fallida que costó a Hereu la alcaldía

El principal antecedente de una consulta similar en España fue la formulada por el alcalde socialista de Barcelona Jordi Hereu en marzo de 2010. En los momentos más duros de la crisis económica y a un año de las elecciones, el primer edil ofreció a 1,42 millones de barceloneses la posibilidad de decidir sobre la futura reforma de la Avenida Diagonal, que se llevaría unos 70 millones de los presupuestos municipales.

Los ciudadanos tuvieron seis días para decidir entre los planes de remodelación del alcalde u optar por no tocar la avenida: cuatro de cada cinco se decantó por dejar la Diagonal tal y como estaba. Jordi Hereu aseguró haber "leído con claridad el mensaje de los barceloneses". “Se ha formulado una pregunta inadecuada en un momento inadecuado" y ahora toca "luchar contra la crisis", explicó.

La experiencia sólo sirvió para constatar la desconexión entre el equipo de gobierno y sus ciudadanos. Algo que quedó reflejado después en las elecciones municipales de 2011 cuando el alcalde Hereu cedió el feudo de Barcelona a Xavier Trías (CIU) tras 32 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas.

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