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El récord turístico no llega a la L9

Los extranjeros se decantan por viajar en Aerobús para ir o venir del aeropuerto en vez de utilizar la nueva línea de metro

Carlos Garfella Palmer
Unos pasajeros se suben a un metro que recorre la línea 9.
Unos pasajeros se suben a un metro que recorre la línea 9.RUTH DE LA ROSA

Llegar en 30 minutos al Aeropuerto del Prat desde Plaza Cataluña de Barcelona con un Aerobús (servicio de autobús rápido) cuesta 5,90 euros. Hacer el mismo recorrido en metro con transbordo incluido vale 4,50 y se tarda entre 45 y 50 minutos más. En la primera opción los turistas hacen cola para entrar. En la segunda, cuesta encontrar a más de 10 personas deambulando por la estación. “No hemos notado ningún cambio, la diferencia de servicio es enorme y no es competencia directa”, explica una conductora de Aerobús en referencia a la línea 9 Sud del Metro de Barcelona, inaugurada el pasado febrero y que parte desde la zona universitaria y llega al aeropuerto.

El precio, la desinformación y el tiempo de trayecto son los principales factores por los que extranjeros y foráneos siguen priorizando el autobús sobre el metro para trasladarse hasta el aeropuerto. Con una flota de 30 autobuses y 15.200 personas que van y vienen a diario desde las terminales, el servicio es el favorito de los viajeros que van al centro. “Los turistas buscan comodidad, prefieren pagar más y llegar antes que ahorrarse poco más de un euro y perderse por la nueva línea de metro”, explica Núria Sánchez, una conductora que a diario realiza ocho viajes cargada de turistas desde la Terminal 2 (T2) a la plaza de Catalunya y viceversa. “No esperamos a estar llenos para salir y eso aporta seguridad al viajero”, dice la conductora.

“¿Ah, que el metro de Barcelona llega al aeropuerto?”, se pregunta sorprendido Manuel Pulido, un joven sevillano que viaja al aeródromo en Aerobús tras una semana de vacaciones en la capital catalana. “Cuando llegué a la Terminal 1 (T1) ni me enteré que existía. Igualmente, por solo 1,40 euros menos no lo habría cogido”, dice.

El transporte público hasta El Prat

Aerobús.

El recorrido arranca en la plaza de Cataluña y llega hasta la T1 y la T2. Tiempo estimado: 30 minutos. Precio: 5,90 euros. Frecuencia: 5-10 minutos.

L9 de metro.

El servicio cubre el trayecto desde la zona universitaria hasta la T1 y la T2. Tiempo estimado: 30 minutos. Precio: 4,50 euros. Frecuencia: 7 minutos

Tren de Rodalies R2.

Conecta la T2 con la estación de Sants. Tiempo estimado: 20 minutos. Precio: 2,15 euros. Frecuencia: 30 minutos. Se acepta la T-10.

La línea 9 Sud registró en mayo una media de 47.000 pasajeros diarios los días laborables, según Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). A falta de los datos de junio y julio, esta cifra supone el 63% de la demanda prevista cuando haya pasado un año, en febrero de 2017. Un dato satisfactorio para la empresa pública. Pero insuficiente para muchos empleados de las 15 estaciones que componen esta línea, que supuso una inversión de 2.899 millones de euros. Solo cuatro (Londres, Madrid, Estambul y Barcelona) de las 10 ciudades con más tráfico aéreo de Europa tienen suburbano hasta la terminal. “La verdad es que esperábamos ver más gente”, apunta un empleado del TMB que trabaja en la T1. La estación de esta terminal es, con diferencia, más utilizada que la T2, donde el metro se encuentra al lado del ferrocarril de cercanías que por el precio de un billete sencillo te lleva a Sants. “No vale la pena coger el metro si vas al centro. Para eso coges el ferrocarril hasta Sants y haces transbordo con el mismo tique”, apunta otra turista.

El billete para comenzar o finalizar el viaje en las terminales del aeropuerto cuesta 4,50 euros y no sirve la T-10, aunque sí la T-Mes, la T-50/30 y la T-Trimestre. Es por este motivo que la mayoría de los pocos usuarios que van en la línea un jueves por la noche son trabajadores del aeropuerto o vecinos de L´Hospitalet de Llobregat y el Prat.

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“El tráfico de personas en teoría aumenta los jueves por la tarde, pero ya ves como está esto”, suspira aburrida una empleada del punto de información turístico que se encuentra en la estación de la T2. “Por la mañana hay más movimiento. Sobre todo de trabajadores del aeropuerto que tienen una T-10 especial”, añade. De los dos metros que paran en 12 minutos, solo una decena de personas se baja en esta estación. Entre ellos, un joven ibicenco llamado Víctor, que ha utilizado este servicio, dice, porque cuenta con el abono joven, válido para viajes ilimitados. “Me sale gratis”, argumenta.

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Sobre la firma

Carlos Garfella Palmer
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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