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Tribuna
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El déficit fiscal está muy vivo

El catedrático de la UPF responde al artículo de Xavier Vidal-Folch publicado el pasado viernes sobre las balanzas fiscales

En el artículo Réquiem por el déficit fiscal publicado en EL PAÍS —edición de Cataluña— de este 6 de agosto, Xavier Vidal-Folch se ha fijado en un artículo mío sobre Recaptació i despesa pública del número monográfico de la Revista de Cataluña dedicado al Impacte econòmic de la independència, y lo utiliza para desacreditar la afirmación que Cataluña tiene una balanza fiscal muy negativa con el Estado español (los famosos 16.000 millones de euros). Vidal-Folch recuerda que Josep Borrell dijo que el mismo consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, había reconocido que el déficit fiscal observado en 2012 era sólo de 3.000 millones de euros. Pero no recuerda que el mismo Mas-Colell, en un artículo en el diario Ara del domingo 24 de julio, desmontó el argumento de Borrell, distinguiendo el saldo de los presupuestos consolidados de las administraciones públicas del déficit fiscal de Cataluña con el Estado y mostrando bajo qué circunstancias las dos cifras coincidían. Vidal-Folch aprovecha mi artículo sobre la recaudación y el gasto público de unos presupuestos agregados de todas las administraciones públicas en una Cataluña independiente, teniendo en cuenta los datos de ejecución presupuestaria del año 2015, para anunciar que el déficit fiscal ha muerto y que hay que entonar su “réquiem”.

Desgraciadamente, el déficit fiscal de Cataluña disfruta de muy buena salud. Lo explico en mi artículo Un Estat en contra, coautorado con Manel Larrosa, en el mismo número de la Revista de Cataluña. La balanza fiscal que todos querríamos calcular tiene que medir las aportaciones estructurales, permanentes, de cada comunidad autónoma al Estado y del Estado a cada comunidad autónoma. Para medirlas correctamente, especialmente en años de crisis de las finanzas públicas, hay que tener en cuenta todo el gasto público y todos los ingresos públicos. Una parte muy importante de estos ingresos se ha obtenido recurriendo al endeudamiento (a la “Visa” cómo ha escrito Xavier Sala i Martin). En estos últimos años el Estado español se ha endeudado en grandes proporciones para atender todo el gasto público que las administraciones han hecho.

El déficit fiscal observado no es igual que el que efectivamente se ha generado. Esto es muy visible cuando se estima qué perderían las comunidades autónomas si Cataluña fuera independiente. Las que lo han calculado les sale un importe global, para el conjunto del Estado, de la orden de aquellos 16.000 millones de euros que se habían estimado como déficit fiscal de Cataluña. Si Cataluña no lo puede recaudar o gastar inmediatamente es porque se tiene que pedir a crédito. Si Cataluña fuera independiente podría aspirar a endeudarse por este importe, en vez de hacerlo el Estado español para pagar sus gastos o las otras comunidades autónomas.

Precisamente, los datos de Borrell y los de todos los que han trabajado sobre balanzas fiscales coinciden en un punto: Cataluña no ha necesitado nunca que el Estado español se endeudara para hacer frente a ningún gasto de sus ciudadanos ni para ningún gasto hecho por el Estado en Cataluña. La deuda contraída por el Estado no se ha provocado nunca para atender gasto “catalán”. Incluso el FLA (Fondo de Liquidación Autonómica) que el Ministerio de Hacienda asigna en Cataluña no es nada más que los impuestos de los catalanes que vuelven a manos catalanas. Si pudiéramos pintar el dinero de colores según el origen de su recaudación, veríamos que Cataluña sólo recibe dinero que han salido de Cataluña.

Un consejero de Economía de una Cataluña independiente no dispondría, con las pobres cifras del año 2015, de los 16.000 millones como consecuencia del saldo entre la recaudación y el gasto público catalán, pero sí que podría disponer recurriendo al endeudamiento, como actualmente ya hace el Estado, porque habría dejado de contribuir por este importe a los gastos del conjunto del Estado español. Son euros muy líquidos y que se pueden tocar muy fácilmente. El déficit fiscal está muy vivo.

Albert Carreras es catedrático de la Universitat Pompeu Fabra.

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