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Madrid calcula que limpiar Seseña costará dos millones

El depósito contenía unas 50.000 toneladas de neumáticos, de las que el 30% estarían en territorio madrileño

Esther Sánchez

El incendio del macrovertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo) ha dejado tras de sí un rastro de acero, cenizas y neumáticos de los que hay que deshacerse. La Comunidad de Madrid ha estimado, de momento, en dos millones los costes de la intervención. Un 80% de esta inversión (1,6 millones) se destinará a la recogida, transporte y almacenamiento de los residuos peligrosos tanto de las ruedas como de los suelos contaminados. El depósito contenía unas 50.000 toneladas de neumáticos, de las que el 30% estarían en territorio madrileño.

Un helicóptero lanza agua sobre el incendio del vertedero el pasado 13 de mayo.
Un helicóptero lanza agua sobre el incendio del vertedero el pasado 13 de mayo.jaime villanueva

La Comunidad de Madrid continúa a la espera del informe completo que marque las pautas a seguir para deshacerse de las cenizas del incendio del basurero de neumáticos de Seseña, que se tardó más de tres semanas en extinguir. Tras el paso de las llamas, las 15.000 toneladas de cubiertas depositadas en la zona madrileña quedaron convertidas en 2.250 toneladas de fracción metálica (un neumático ligero está compuesto por un 15% de acero), 20.884 metros cúbicos de cenizas, inertes (18.795 toneladas) y 4.475 metros cúbicos de suelos contaminados (7.607 toneladas), según un estudio realizado por la empresa pública Tragsa. Los restos de metal ya se están retirando.

A raíz de dicho documento, el Gobierno regional ha aprobado el gasto de dos millones destinados a la limpieza del vertedero, donde se empezaron a acumular ruedas de todo tipo desde los años 90 sin ningún control. Madrid destinará 1.636.991 de ese importe al transporte y depósito de los residuos que han quedado en la zona del basurero de su término municipal —29.834 metros cuadrados en Valdemoro—. La carga, transporte y entrega al gestor costará 112.500 euros.

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Tragsa baraja la posibilidad de recuperar la parte metálica de los neumáticos para su valorización y eliminar los residuos no susceptibles de ser aprovechados. Otra de las opciones, consiste en valorizar energéticamente (incineración y obtención de energía) tanto los neumáticos que se han salvado como las cenizas.

En cuanto a la capa de suelo más superficial, se retirará y se someterá a un tratamiento similar al de los restos quemados. Además se establecerá un seguimiento y control ambiental de las aguas superficiales y subterráneas de la zona, según anunció la Consejería de Medio Ambiente en un comunicado.

El coste de la toma de muestras de los contaminantes que pudieran existir en el aire durante los meses de junio, julio y agosto asciende a 30.000 euros. También se destinarán 5.000 euros a la caracterización de residuos, un proceso que determinará sus características, y 10.000 a la de los suelos.

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Vigilancia las 24 horas

La vigilancia del entorno durante seis meses asciende a 32.500 euros. Una vez que el macrovertedero ardió, se ha contratado seguridad las 24 horas del día. Antes, sin embargo, el lugar solo se custodiaba durante unas horas al día. El presupuesto no daba para más, a pesar de que tanto el Ayuntamiento de Seseña (Castilla-La Mancha) como vecinos y grupos ecologistas habían advertido en múltiples ocasiones de la peligrosidad de un lugar. Los gobiernos de ambas comunidades también eran conscientes del peligro, pero no se actuó. Hasta la madrugada del 13 de mayo, día en el que finalmente explotó.

Castilla-La Mancha comenzó a retirar los neumáticos que salieron indemnes el 20 de junio para trasladarlos a dos gestores autorizados de reciclaje. Como paso previo a la retirada, se procedió a clasificarlos según su procedencia, industrial o de turismos, y a su descontaminación para evitar que salieran con polvo. El Gobierno regional castellanomanchego prevé un gasto en torno a los cuatro millones, aunque esperan conseguir tres de la Unión Europea.

La nueva vida de la rueda

La solución más ecológica para cualquier desecho es su reutilización, sin más. En el caso de los neumáticos fuera de uso, consistiría en su recauchutado o venta de segunda mano. Pero la proporción recuperada así es mínima. El año pasado el Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Usados (Signus) recogió 186.285 toneladas, de las que solo se volvieron a reutilizar un 12%. El resto fue sometido a un proceso de separación de sus componentes. La mayor parte de los productos obtenidos se destina a la fabricación de cemento y, en menor medida, en la generación de energía eléctrica.

La Comunidad de Madrid se decanta en principios por la valorización energética o incineración de la que se obtiene energía. Signus explica que el poder calorífico de los neumáticos es superior al de carbón. Se logra así un combustible adecuado para instalaciones industriales de grandes consumos energéticos, como la industria cementera.

Una de las aplicaciones de mayor consumo de los neumáticos triturados son los campos de césped artificial; esas pequeñas bolas negras que se introducen dentro de las botas deportivas. También ha sustituido en muchos parques infantiles al tradicional tapizado de arena o se emplea para la fabricación de suelas de zapato, piezas de caucho o relleno de terraplenes o muros.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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