Cuatro kilómetros de libros en catalán

Quizá nunca antes en la cultura catalana tantos libros en catalán habían estado juntos en un determinado momento y espacio: cuatro kilómetros de títulos en las estanterías de 150 casetas (133 editoriales, 15 librerías, dos instituciones) que ocupan 1.550 metros cuadrados de la plaza de la Catedral, que pisarán 170 autores. Son las ya espectaculares cifras de la 34ª Setmana del Llibre en Català, que del 2 al 11 de septiembre verá crecer un 28% la participación del sector.

Las cifras ratifican una tendencia apuntada ya el año pasado: la cita parece haber hallado acomodo por fin en el ecosistema del libro barcelonés: por un lado, como pistoletazo de la rentrée literaria, como muestra el incremento de novedades que se presentan en su marco; por otro, a partir de su formato bicéfalo, con un componente de feria (venta de libros) y otra de festival (tardes temáticas, 13 itinerarios literarios, autores locales y , como este año Ramon Solsona, Albert Forns, Grégoire Polet, Milo de Ángelis...).

También ha ayudado a su consolidación encontrar, tras un tumultuoso periplo por la ciudad (de la Estación de Sants a la plaza de Catalunya, pasando por la Drassanes o la Ciutadella y hasta una excursión a Sant Cugat del Vallès por tensiones con el consistorio barcelonés) un lugar estable bajo el sol, en el corazón del barrio Gòtic, emplazamiento siempre pendiente de un hilo por el atractivo comercial de la zona, pero que ayer el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, garantizó: “Como mínimo, durante este mandato”, zanjando así las dudas que dejó el año pasado el también teniente de alcalde Jaume Asens.

Con el engorro de unas fechas donde aún no se olvidó el aire vacacional (las fiestas de la Mercè impiden adentrarse en septiembre) y el peaje de haber abandonado en buena parte la presencia del libro de fondo que caracterizó sus orígenes, con esas cifras y 232 actividades “estamos ante uno de los cuatro grandes eventos culturales de Cataluña”, cree el flamante director de la Setmana, Joan Sala.

En un contexto así, todo mejora: el presupuesto es de 410.000 euros (50.000 más que en 2015), salen más patrocinadores (desde La Caixa a la Coca-Cola), los nuevos módulos se suman a la estética colorista del tejado del vecino mercado de Santa Catalina, se han incorporado toldos para evitar canículas y lluvias, el evento se utiliza para presentar un manifiesto (La cultura escrita, amb els refugiats, firmado ya por 50 autores) y hasta el premio Trajectòria, (20ª edición) que ha recaído en la traductora Anna Casassas (Magris, Simenon...), se lleva un dibujo (pieza única) de Jaume Plensa.