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El Cogul se queda sin colegio

La escuela cierra por falta de niños tras frustrarse el plan del municipio de ofrecer un piso a una familia de refugiados que garantizara su continuidad

Alfonso L. Congostrina
Cuatro alumnos con la profesora en una de las clases del último curso de la escuela de El Cogul.
Cuatro alumnos con la profesora en una de las clases del último curso de la escuela de El Cogul.Javier Martín

El Cogul, un municipio de 150 habitantes de las Garrigues, se “ha quedado sin niños”, Así lo tuvo que lamentar ayer su alcaldesa Núria Civit (CiU). Y ello ha provocado que, por primera vez en décadas, la escuela del municipio, Camp Crusat, no vuelva a abrir sus puertas.

Ayer, ya no quedaban ni las sillas, ni los pupitres, ni las pizarras. La consejería había trasladado a otro centro todo el material. “El pueblo lo ha intentado todo para no cerrar el colegio. Teníamos cinco niños asegurados para el próximo año, pero los padres de dos de ellos han decidido matricular a los menores en Castelldans”, explicó Civit. Con sólo tres niños, la escuela rural de infantil y primaria se ha visto obligada a echar el cierre.

La alcaldesa y las tres concejalas del Ayuntamiento llevaban desde el pasado septiembre buscando una solución ante un cierre que empezaba a ser inminente. Tras ver en la televisión el drama migratorio de refugiados sirios, Civit pensó que tal vez esa era la forma de evitar la clausura de la escuela. El Cogul podía acoger una familia de refugiados con muchos niños, de modo que prepararon un piso propiedad de consistorio. El Ayuntamiento esperaba que el Estado les diera una pequeña ayuda económica, lo que les permitiría alcanzar un doble objetivo: aportar un granito de arena en la acogida de refugiados y garantizar la continuidad del centro con los niños.

Ni los refugiados ni las ayudas llegaron, pero las concejalas no arrojaron la toalla. “Decidimos que ya que teníamos el piso social preparado se lo podríamos alquilar por 150 euros a una familia con niños que nos asegurara la continuidad de la escuela”, explicó la alcaldesa. “Hicimos un llamamiento pero no encontramos el perfil adecuado porque exigimos que si venía una familia, debía tener menores en edad escolar y uno de los padres tenía o que cobrar alguna ayuda o trabajar. No lo conseguimos”, lamentó.

“Sin escuela, los jóvenes no vendrán a vivir. Acabamos de modificar el plan urbanístico con la intención de que algunas familias jóvenes vengan a vivir al municipio. Sin escuela no hay futuro, no habrá vida en el pueblo”, se quejaba la alcaldesa, que ahora planea reconvertir el colegio en un centro social.

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