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Claves sobre el botulismo

Dos bomberos permanecen ingresados en estado grave en la UCI tras haber consumido alimentos contaminados por la toxina botulínica

Jessica Mouzo
Los estantes donde deberían estar las conservas sospechosas están vacíos desde que Salud Pública ordenó su retirada de los supermercados
Los estantes donde deberían estar las conservas sospechosas están vacíos desde que Salud Pública ordenó su retirada de los supermercadosAlbert Garcia

Dos bomberos de Girona permanecen ingresados en estado grave y pronóstico reservado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Josep Trueta de Girona. Según las primeras investigaciones de la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT), los pacientes podrían haber ingerido algún alimento contaminado por la toxina botulínica, una sustancia que provoca el botulismo, una enfermedad poco común pero muy grave. Salud Pública ya ha retirado del mercado dos productos sospechosos (unas conservas de judías blancas cocidas y de esqueixada de bacalao desalado) que podrían haber ingerido los bomberos.

Qué es el botulismo. Es una enfermedad grave provocada por la potente neurotoxina que desprende la bacteria Clostridium botulinum. La toxina bloquea funciones nerviosas y puede producir parálisis respiratoria y muscular.

Cómo se produce. El botulismo se genera a partir de una intoxicación, normalmente alimentaria, causada por la toxina, que contamina algunos alimentos. Los brotes suelen estar vinculados al consumo de conservas caseras, aunque también pueden provocar la enfermedad otros productos como las carnes curadas o fermentadas, los pescados con tratamientos leves de conservación (ahumado) o productos envasados al vacío.

Los expertos señalan que la toxina no se desarrolla al abrir el alimento o al cocinarlo, sino que la bacteria ya está presente en el momento en el que se pone el producto en la conserva. No genera ningún olor, ni color, ni sabor raro al ingerirlo, por lo que su presencia es inapreciable para los sentidos.

El botulismo también se puede contraer por una infección de una herida o, en el caso de niños muy pequeños, por una infección en el aparato digestivo, que todavía no está completamente desarrollado.

Síntomas. El cuadro clínico del botulismo empieza por fatiga intensa, debilidad, vértigo, y luego visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar. La enfermedad también puede producir debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y a los músculos de la parte inferior del cuerpo.

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"La  toxina se pega a la placa motora, que está presente en todos los músculos y es la encargada de conectar el músculo con la raíz nerviosa. Ahí se engancha a los receptores de la acetilcolina, encargada de contraer los músculos, y les impide hacer su función. Genera una parálisis simétrica, flácida y descendente", explica la doctora Angels Gispert, de la Unidad de Toxicología del Josep Trueta de Girona donde se ha atendido a los bomberos afectados.

Los síntomas no se presentan de inmediato. Suelen tardar entre 12 y 36 horas en manifestarse. Según los expertos, la literatura científica señala que, cuanto más tarde empiezan los síntomas, más leve será la enfermedad.

Tratamiento. La toxina se combate con un suero de origen equino que funciona como antídoto. El suero se pega a la toxina que está libre por sangre y evita que empeore el cuadro clínico. Se suele administrar cuanto antes una dosis y se puede inyectar otra más a las seis horas si el estado del paciente empeora.

Como la toxina puede acabar paralizando los músculos respiratorios, los pacientes siempre son trasladados a la UCI para disponer de soporte respiratorio mecánico en caso de que fuese necesario.

Pronóstico. El botulismo puede ser mortal si no se detecta a tiempo. La  literatura clínica señala que la mortalidad en los países occidentales es del 3%, aunque la causa está más vinculadas a las patologías asociadas a la estancia en la UCI durante largo tiempo.

Con todo, la antitoxina que se administra para paliar los síntomas sólo actúa sobre las toxinas que están en el torrente sanguíneo. Contra las que ya se han pegado a la placa motora no puede hacer nada. Así, al paciente afectado le pueden quedar secuelas pero, según los expertos, en tres meses el ser humano puede regenerar la placa motora dañada, por lo que los efectos de la enfermedad desaparecen a los pocos meses.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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