Mi Madrid es tropical

No debe resultar sencillo mantenerse activo más de 18 años en una ciudad como Nueva York. Más si cabe cuando la propuesta bebe de músicas como la balcánica, la brasileña o la peruana, mezcladas con los ritmos del house y el hip hop. Pero Nico Simone, más conocido como Nickodemus, ha conseguido establecerse como un verdadero referente dentro de este tipo de fusión sin reglas, ni formatos. El pinchadiscos estadounidense, de padres sicilianos y nacido en el Bronx, ha mamado desde su más tierna infancia la influencia de los global grooves, la diversidad sonora del planeta aplicada a la pista de baile menos ortodoxa.

Nickodemus, gracias a la fiesta Turntables on the Hudson, ha llevado su música a lugares como El Cairo, La Habana, Río de Janeiro, Dubai o Barcelona. Ahora por fin recae en Madrid, donde contará con una residencia cada tres meses en el Café Berlín, que continúa evolucionando y estableciendo un pequeño espacio para los sonidos con sabor. Será este viernes, 1 de julio, cuando se presente por primera vez junto al percusionista Nappy G.

En los sets de Simone abundan los remixes de clásicos de la salsa, los cameos de grandes del jazz y el frescor de la música caribeña. Su sesión, además, viene a avalar la fuerte presencia de estos sonidos en la noche madrileña y se suma a propuestas locales como Sonido Mandril, Guacamayo tropical o Chico Trópico, quienes ese mismo día ofrecen en la sala Moby Dick el directo de Los Pirañas, formación colombiana de neocumbia que hibrida estilos como la psicodelia, el afrobeat o la champeta. A todo esto hay que sumar a agitadores culturales ya asentados, que pinchan de forma asidua estos ritmos, como Gaspar Antuña, Hector Mingues o Marcos Boricua. Este último será el encargado de calentar, nunca mejor dicho, el contagioso set de Nickodemus.