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TERROR

Más pesadillas en el Parque de Atracciones

El recinto estrena dos pasajes del terror efímeros para celebrar el Horror Fest

Un actor en el Pasaje del Terror del Parque de Atracciones junto a la muñeca Annabelle.
Un actor en el Pasaje del Terror del Parque de Atracciones junto a la muñeca Annabelle.Kike Para
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Una familia maldita, una casa encantada, una muñeca diabólica y mucho grito. Se trata de una estampa orquestada, y maquillada, en la Casa de Campo desde hace un cuarto de siglo y que cada año se reinventa. Hasta final de mes, el recinto celebra su Horror Fest y abre dos nuevas atracciones efímeras para la ocasión: Hospital de los muertos y El expediente Warren (de entrada gratuita adquiriendo la entrada al parque).

El Parque de Atracciones es al terror como PortAventura al Dragon Khan. Desde que el 15 de junio del 1989 se inauguró el gótico Pasaje del Terror, actores, directores artísticos y poseídos de todo tipo no han parado de asustar a todo aquel que paga por morirse de miedo.

“Este trabajo es muy gratificante, porque se trata de la parte más creativa de este sitio”, explica Abel Perales, responsable artístico del miedo en el Parque de Atracciones. Pero es que además fue durante 12 años actor de El Viejo Caserón (antes Pasaje del Terror), cerrado en 2012 y reinaugurado como The Walking Dead Experience. “Sí, se echa de menos el anterior. Y quizá también la experiencia de crear todo desde cero”, explica Perales, detallando la complejidad de idear escenarios y coreografías para un cuadro de actores mucho más amplio. “La nostalgia es grande y muchos de los actores actuales crecimos en el Pasaje”, añade Rubén, encargado de dar el primer susto en la atracción de El expediente Warren.

En los últimos años el parque, pionero en Europa en abrir un pasaje del miedo, ha buscado fórmulas para explotar el terror no sólo durante el verano, sino con eventos como Halloween. Otra de sus prácticas es trabajar por encargo para productoras de cine: “Cuando nos traen la idea, nosotros les proponemos un arte conceptual”, cuenta Perales. “Vemos todos los recursos de la cinta, se aprueba un concepto y empezamos la producción”. Sólo la construcción del espacio (en torno a 300 metros cuadrados), les lleva un mes. “Además, tenemos que buscar muebles y atrezo de todo tipo para los decorados, preparar maquillajes, ropa… A veces, como en esta ocasión, la productora nos deja cosas”, dice señalando a la muñeca Annabelle, que mira odiosa desde una vitrina.

A la casa encantada y al apocalipsis zombie se une una última pieza de creación propia: un tétrico hospital abandonado que, hasta el 22 de julio, pueden explorar los visitantes que osen acercarse. Para ello han de ir con una linterna y descubrir con el halo de luz dónde aguardan los sobresaltos. “Es muy interesante en lo artístico, porque no podemos descuidar ni una sola esquina, no sabemos hacia dónde van a enfocar las linternas”, dice Perales. Durante el resto del mes, todo aquel al que no le valga con la mera realidad para morirse de miedo debería apuntar las tres citas con el terror en el Parque de Atracciones. Si no, siempre pueden ponerse la canción de Los Planetas, Pesadilla en el parque de atracciones

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