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Madrid busca su armonía

Ifema acoge mañana un encuentro abierto de 13 tipos de yoga

Clases de yoga Iyengar celebrada el martes en el instituto Virgen de la Paloma.
Clases de yoga Iyengar celebrada el martes en el instituto Virgen de la Paloma.Jaime Villanueva
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Encontrar la paz y la armonía en Madrid puede ser complicado. Con más de seis millones de habitantes, atascos y el estrés que genera el ir con prisa, la ciudad no es que lo ponga muy fácil. Pero hay quien busca esa serenidad y la halla. Y más importante: la transmite a través de enseñanzas como el yoga. Una práctica milenaria que esta semana ha equilibrado un poco la balanza. El pasado martes se celebró su día internacional. Y a lo largo de estos días ha habido distintos eventos. Pero el día grande será mañana con la celebración en el recinto ferial de Ifema de unas jornadas de puertas abiertas en las que se impartirán hasta 13 tipos distintos de yoga. Si el domingo siguen estresados es porque quieren.

El evento está abierto a todo público; niños incluidos. Y se celebrará en el pabellón cinco de Ifema (entrada sur). Será a las 11.00, aunque se recomienda estar ahí a las 10.00 para pasar todos los controles sin estrés, precisamente. El acto está patrocinado por la Embajada de la India. Y será la segunda vez que se celebre en Madrid después de que la ONU decidiera en 2014 conmemorar la práctica del yoga cada 21 de junio.

La Asamblea General votó a favor tras la intervención del primer ministro indio, Narendra Modi; defensor de esta disciplina “beneficiosa para nuestra salud y nuestro bienestar”. Algo que comparten desde la Embajada. “El yoga es una ciencia de bienestar y salud. Trae paz y tiene un elemento social de unión y por eso, seguramente, puede ayudar a bajar el estrés de occidente”, consideran Maitrey Kulkarni y Ashwin Bhaskaran, agregado cultural y tercer secretario de cultura, respectivamente, de esta cancillería. “El año pasado hicimos un evento en la plaza de Colón. Vinieron 12 escuelas y 1.200 participantes. Este año han participado 16 escuelas a lo largo de esta semana. Y mañana lo harán 13. Esperamos superar la afluencia”, confía.

El maestro Iyengar

Cada estilo de yoga tiene su maestro. Y la disciplina Iyengar responde a su fundador, B. K. S. Iyengar, quien popularizó este estilo a mediados del siglo pasado en India. A Occidente llegó de la mano de Yehudi Menuhin, un violinista que acudió a él buscando una cura para la lesión de su brazo izquierdo. Tras recuperarse, le invitó a Suiza y su técnica se hizo internacional. Hoy en día, este yoga es uno de los más solicitados. En Madrid hay 10 centros y 50 profesores certificados que lo imparten. Las clases cuestan alrededor de 50 euros al mes.

Quienes asistan se encontrarán con dos tramos: en la primera hora —de 11.00 a 12.00— podrán practicar una mezcla de yogas condensada según el criterio del viceministerio de Yoga de India, y apoyada desde el suelo por profesores de las escuelas representadas. Serán unos 45 minutos que incluirán desde meditación a diferentes asanas (posturas) y ejercicios de pranayama (respiración). Quien no quiera participar puede mirar mientras espera al siguiente bloque. De 12 a 1 el pabellón se dividirá en 13 espacios y el público podrá unirse al grupo de yoguis que le convenza más. El único requisito es contar con una esterilla y una botella de agua.

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Entre otros, participan el centro Sivananda. Su directora es Saras Vati y explica que el yoga que imparten combina asanas, respiración, relajación y meditación apoyados en una dieta vegetariana. La Asociación Española de Yoga Iyengar, por su parte, apuesta por un yoga más progresivo: “Se enseñan primero posturas que te preparan para no hacerte daño y para entender posturas más complicadas”, especifica Francis Cabezas, su presidente. “La respiración”, añade, “se enseña cuando ha pasado un tiempo y el alumno ha aprendido a sentir sus costillas, a sentir los músculos que abren la caja torácica, a sentir la elevación del tronco...”. Todo ello apoyado en materiales como cinturones o ladrillos de madera.

El yoga Iyengar cuenta con unos 6.000 practicantes en Madrid, según estimaciones de la asociación. Algunos tan ilustres como la reina Doña Letizia. Quienes la practican aseguran que físicamente están más fuertes, pero también se notan más capacitados para afrontar los retos de la vida. Charo Chozas cuenta que el yoga Iyengar le curó una hernia. Pero también le hizo dejar su trabajo como ejecutiva para hacerse profesora de esta disciplina. Y ni rastro, por cierto, de nostalgia. “Es más, a veces sueño que estoy otra vez con la maleta de aquí para allá y me levanto asustada. Pero luego me doy cuenta de lo que soy. Las personas que hacen yoga son más felices”, concluye.

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