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Arranca la selectividad: ¿sabes la diferencia entre homonimia y paronimia?

El examen de lengua castellana estrena las pruebas de acceso a la universidad en Cataluña en las que participan 32.200 alumnos

Jessica Mouzo
Unos estudiantes atienden las instrucciones de los profesores antes de empezar las pruebas de selectividad en la facultad de Biología de la Universidad de Barcelona
Unos estudiantes atienden las instrucciones de los profesores antes de empezar las pruebas de selectividad en la facultad de Biología de la Universidad de BarcelonaQuique García (EFE)

"Actitud y aptitud" es lo que ha necesitado este martes Luís para salvar un punto en el primer examen de la selectividad. La prueba de lengua castellana —"fácil de aprobar pero difícil de sacar nota", resumen los alumnos— entraba dentro de lo previsible, aunque una pregunta trastocó un poco las quinielas de los chavales. "Nos preguntaron la diferencia entre homonimia [palabras que suenan igual pero se escriben diferente] y paronomia [palabras que suenan parecido pero se escriben distinto]. Es algo obvio que se supone que sabes desde la ESO pero no la repasas para la selectividad", explica Eduardo Gatius a la salida del primer examen. Él salió del paso con "prescrito y proscrito" como ejemplo de palabras parónimas.

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Con lengua castellana, 32.224 alumnos catalanes han estrenado las pruebas de acceso a la universidad (PAU). Un texto de García Márquez, otro de Soledad Puértolas, preguntas sobre La Celestina y  Tres sombreros de copa de Mihura han dado luz verde a la que parece ser la última selectividad tal y como se conoce. Tras 41 años con las PAU como puerta de entrada a la universidad, A partir del curso que viene, se implanta una prueba recogida en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) que se convertirá en reválida en 2018: será necesario aprobarla para tener el título de Bachillerato.

Más de 32.200 alumnos catalanes participan en las pruebas de acceso a la universidad

Al cruzar la puerta del aula para el primer examen, los nervios se reparten entre los de dentro y los de fuera. Dentro, los alumnos que se juegan su entrada a la universidad. Fuera, los profesores de su instituto, que apuran charlas improvisadas para matar el tiempo a la espera de que salgan sus pupilos. "Los chavales siempre entran muy nerviosos. Hoy lo ven como que se acaba el mundo y dentro de tres días ya se les ha pasado todo", bromea Joan, profesor del instituto La Salle Bonanova de Barcelona. Él y otra decena de docentes de varios centros aguardan en el patio de la facultad de Biología de la Universidad de Barcelona a que salgan del primer examen.

Andrew Ruiz es el primero en salir. Sonríe nervioso y habla apurado. "No ha sido muy fácil ni muy difícil. Yo estoy muy orgulloso de cómo me ha salido, aunque la gramática es lo más complicado", reconoce el joven, que aspira a estudiar psicología. Y menos mal que su profesora particular repasó con él la homonimia y la paronimia, admite. "No tocaba ese tema desde el año pasado", justifica. Belén Daura reconoce que lengua castellana no ha sido un examen especialmente difícil, y más teniendo en cuenta que tiene por delante una prueba de matemáticas y otra de física. "Quiero estudiar tecnologías aeroespaciales", asegura con firmeza.

Lo de la homonimia, tema recurrente en los corrillos post-examen, no les pilló tan desprevenidos a otros alumnos como Pau Carmona. "Viendo lo que pasó el año pasado con la catáfora, ya me esperaba una pregunta así, así que repasé estas cosas del libro de primero de bachillerato", explica el joven, que prevé entrar en periodismo. Yago y Sergio también se lo llevaban estudiado. "Hay que repasarse la materia de otros años", indican. A Yago la selectividad no le sirve de mucho porque quiere estudiar "políticas, filosofía y economía en el Reino Unido y la selectividad no sirve para entrar", pero eso no le exime de inspeccionar con prisa sus apuntes. "La selectividad no me vale de nada pero bueno, lo hago por superación y satisfacción personal", apostilla. Antes de enfrascarse en sus propias notas, Sergio apura a rematar la conversación: "Lengua castellana no es difícil pero con lo que tienes que tener cuidado es con los enunciados, que a veces son un poco puñeteros". Y basta de charla, hay que estudiar para el próximo examen: en media hora, catalán. 

Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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