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Puigdemont aguarda hoy un gesto de la CUP para salvar los Presupuestos

Junqueras y Homs creen que el veto no tiene que conllevar la convocatoria de elecciones

Dani Cordero
Los diputados de la CUP Benet Salellas y Mireia Vehí.
Los diputados de la CUP Benet Salellas y Mireia Vehí.EFE

Compás de espera y dedos cruzados. Al Gobierno catalán no le queda otra, al menos, hasta la madrugada del martes al miércoles, cuando el consejo político de la CUP decida si da marcha atrás al bloqueo presupuestario que tiene contra las cuerdas al Ejecutivo presidido por Carles Puigdemont. Este lunes el diputado anticapitalista Benet Salellas admitió la existencia de “movimientos explícitos” para cambiar el rumbo. No hay más tiempo: el miércoles el Parlament afronta su primer pleno sobre las cuentas.

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En cuestión de días los diputados y el Gobierno de Junts pel Sí han pasado del más profundo desánimo a cierta esperanza. Ese cambio de ánimo responde a la división interna que sufre la CUP, que, en esta ocasión, ha armado una facción favorable a apoyar al Gobierno, cumplir su compromiso para garantizar la estabilidad del Ejecutivo, salvar el debate presupuestario y, de paso, la hoja de ruta soberanista. No obstante, el resultado de la reunión, en la que participará el consejo político de la formación anticapitalista y sus 10 diputados, sigue siendo incierto y no está garantizado que no apoyen la enmienda a la totalidad presentada en el Parlament.

Tras los ataques del pasado viernes de Puigdemont a los anticapitalistas, el vicepresidente Oriol Junqueras pidió este lunes “un poco de estabilidad” al Gobierno catalán “al menos durante unos cuantos meses”. Se trata de una petición formal para moderar el discurso y mantener el proceso independentista que defiende la alianza parlamentaria de Junts pel Sí y la CUP. En el Ejecutivo se entiende que la CUP ha abandonado la posición maximalista del pasado jueves cuando, 10 minutos después de reunirse con Puigdemont y Junqueras, remitió un comunicado en el que reiteraban que las cuentas se tenían que reelaborar completamente.

Romeva anuncia diez nuevas embajadas

DANI CORDERO

Dentro de unas horas, la CUP decidirá si desbloquea los Pressupuestos de la Generalitat. Y el Departamento de Asuntos Exteriores se ha sumado este lunes a las presiones al desvelar un plan para ampliar la red de delegaciones de la Generalitat en el exterior. En un tiempo récord de un año el número de embajadas pasaría de siete a 17 según las previsiones del Ejecutivo catalán.

El proyecto de Pressupuestos remitido en el Parlament no recoge esta ampliación y se limita a asegurar que se reforzará la red exterior. En total se destinarán 34 millones de euros para relaciones exteriores y cooperación al desarrollo. Una portavoz de la consejería encabezada por Raül Romeva ha confirmado el plan, que estaría consensuado en el Govern . La apertura de cada una de las embajadas necesitará su propio despliegue normativo.

En Europa está previsto abrir oficinas en Lisboa, Roma, Copenhaguen, Varsovia, Ginebra y Zagreb. Se quiere abrir otra en Marruecos (Rabat), una en Corea del Sur (Seúl) y otras dos en Latinoamérica: Buenos Aires (Argentina) y México DF. Según ha contado la portavoz, algunas oficinas de representación se crearán con la vocación de no servir solamente a un país, sino con el objetivo de emitir el mensaje internacional de la Generalitat a los países de su alrededor.

Ni el aumento de las partidas sociales ni otros compromisos —como el de abrir la puerta a revertir la privatización de Aguas Ter-Llobregat— convencieron a los anticapitalistas. Después el Gobierno ha intensificado sus presiones y se ha abierto una brecha que aporta algo de luz. La CUP analiza la última oferta de Puigdemont mientras se producen contactos discretos para conseguir un pacto.

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El presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, se ha sumado a las presiones externas haciendo un llamamiento a la responsabilidad, mientras que una facción interna de la CUP, proclive al apoyo presupuestario, ha despertado la necesidad de reabrir el debate. Tanto Puigdemont como Junqueras, Convergència como Esquerra, les recuerdan cuando pueden que su intransigencia va más allá de los Presupuestos y que puede acabar con el proceso soberanista, aunque ayer Junqueras señaló que el veto no tiene por qué desembocar en unas nuevas elecciones.

ERC echa en cara a la CUP que en el Ayuntamiento de Barcelona permitiera la aprobación de las cuentas y que, en cambio, en el Parlament su oposición sea más severa, ya que impide incluso la negociación. Francesc Homs, candidato de CDC para las elecciones del 26-J, redobló las presiones al afirmar que votar en contra de los Presupuestos alinearía a la CUP al lado del PP, PSC y Ciudadanos. “El proceso necesita gente fiable”, les reprochó, tras decir que “hay gente que es de fiar y otra que cumple los compromisos según por donde sople el viento”.

La situación abierta por la CUP ha ahondado la idea de que el de Puigdemont es un Gobierno con pies de barro, condenado a negociar cada cuestión. Y, aunque hoy la CUP se desdiga y permita tramitar los Presupuestos, la negociación hasta el 20 de julio, el último día para aprobarlos, amenaza con desgastar al Ejecutivo catalán.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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