Anna Ramos, nueva gerente de la Fundación Mies van der Rohe

Este miércoles arranca la celebración de los 30 años de la reconstrucción del Pabellón Mies van der Rohe con un acto institucional en el que se rendirá homenaje a los políticos y arquitectos que participaron en la iniciativa de devolver a la vida a esta obra que el arquitecto alemán hizo en 1929. En un lugar preferente estará la arquitecta barcelonesa Anna Ramos (1974), la nueva gerente, que no directora, de la Fundación Mies van der Rohe que ha salido ganadora de un concurso internacional al que se han presentado 18 personas, el 30% de las cuales profesionales internacionales, aunque la exigencia que marcaban las bases de dominar las dos lenguas cooficiales de Cataluña, han limitar considerablemente los candidatos con posibilidades.

Ramos, hija de Fernando Ramos, uno de los arquitectos responsables del nuevo pabellón, es arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), de la que es profesora asociada y subdirectora de Relaciones Internacionales. Entre su actividad profesional (que realiza desde el año 2000) destaca la renovación del Teatro de Sarrià, la nueva sede del parque natural de la Sierra del Montsant, en el Priorat (Tarragona), y encargos particulares de formato pequeño y mediano. De 2005 a 2008 fue presidenta de la Agrupación de Jóvenes Arquitectos (AJAC) del COAC, donde participó en la organización del premio AJAC.

Por sus responsabilidades como subdirectora de Relaciones Internacionales de la ETSAB, ha mantenido varias colaboraciones con la Fundación Mies van der Rohe, tanto en la última edición del premio Mies como en la firma del convenio entre la Tongji University, la fundación y la ETSAB para la divulgación académica del archivo del premio.

El 12 de junio de 2015, un día antes de tomar posesión el nuevo gobierno municipal de Ada Colau, la futura teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz llamó por teléfono a la directora de la fundación de entonces, la arquitecta italiana Giovanna Carnevali, para anunciarle su cese fulminante “por falta de confianza”. “Me dijo que cesaba a partir de la llamada; que no hacía falta que me incorporara el lunes”, explicó Carnevalli nueve meses después.