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La guía de los Presupuestos catalanes

JxS y la CUP inician siete días de frenéticas negociaciones para desatascar las cuentas

Àngels Piñol
La diputada de la CUP Anna Gabriel.
La diputada de la CUP Anna Gabriel.Albert Garcia

Junts pel Sí y la CUP inician este lunes una semana de frenéticas negociaciones encaminadas a explorar las posibilidades de que los anticapitalistas retiren la enmienda a la totalidad de los Presupuestos. El partido asambleario sostiene que, aunque no se alcance un acuerdo, la legislatura no está en peligro y que la situación es incomparable con el proceso de investidura. Convergència, empezando por su presidente Artur Mas y por su candidato a las generales, Francesc Homs, han cargado contra la CUP mientras Esquerra, autora de las cuentas, mantiene una posición más dialogante. Estas son las líneas rojas de la CUP y los puntos que les separan con la coalición de gobierno para sellar un pacto. Si no logran, el hemiciclo devolverá el día 8 al Ejecutivo el proyecto presupuestario.

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1. Desobedecer al Tribunal Constitucional. Es la madre de todas las batallas y absolutamente esencial para la CUP, que entiende que de la posición que adopte Junts pel Sí se conocerá su voluntad real de cumplir la declaración del proceso de inicio de independencia. Ese documento contemplaba claramente que el Parlament desobedecería al Alto Tribunal. La CUP tiene dudas razonables de que la coalición de gobierno quiera realmente desacatar y, por ello, exige que en las cuentas estén recogidos todos los tributos suspendidos (nucleares y pisos vacíos) y anulados por el TC (el de los depósitos bancarios). JxS no parece que esté por la labor y de hecho ya devolvió a los bancos 2,4 millones de euros por ese concepto. Ese gesto enfureció a la CUP.

2. Nueva política fiscal. El objetivo de los cupaires es que la política fiscal sea más distributiva y progresiva para lograr más ingresos. Su propuesta se centra en cuatro ejes básicos: reformular el impuesto de sucesiones y donaciones en los parámetros anteriores al Tripartito; crear un nuevo tributo de grandes fortunas similar al que impulsó Bildu en el País Vasco; aumentar el IRPF a las rentas más altas en dos tramos: de quienes cobren entre de 60.000 a 90.000 euros y los que superen esos ingresos. Paralelamente, plantean reducirlas a las más bajas. Para allanar una posible negociación, Carles Puigdemont lanzó el jueves un guiño a la CUP ofreciendo una disminución fiscal a las rentas bajas que se incluiría en la Ley de Acompañamiento. Pero rechaza aumentar la de las altas porque dice que la presión impositiva que sufren los catalanes es muy superior a la de la media de los del resto de España.

3. Plan social insuficiente. Junts pel Sí barajó inicialmente invertir 270 millones en el plan social y la diputada Eulàlia Reguant tildó esa suma de “miserable”. La inversión se situará finalmente en 285 millones, 15 más de los programados. El vicepresidente Oriol Junqueras presume de que estas cuentas son las más sociales de la historia (la cifra global en sanidad, educación y servicios sociales es de 17.486 millones, 874 millones más que en las cuentas actuales) pero la CUP los considera insuficientes y recuerda medidas antisociales como la del cierre de las líneas de P3. Junts pel Sí ha incluido en el proyecto tres millones de euros para atender a los drogodependientes y personas con VIH en riesgo de exclusión social y quiere aumentar en 5.830 personas los beneficiarios de la Renta Mínima de Inserción (RMI). Con estas cifras, 34.000 ciudadanos podrían acogerse a esa medida. Son la mitad de los de antes de los recortes de 2011.

4. Revertir recortes y privatizaciones. Su diagnóstico es claro: La CUP considera que las arcas de la Generalitat están secuestradas por la Troika y por el Gobierno central, que tachan de su brazo ejecutor. Bajo el lema campaña sense por (campaña sin miedo), los anticapitalistas quieren revertir los recortes y las privatizaciones para que sean unas cuentas "libres de Montoro", en alusión al ministro de Hacienda. Por supuesto, plantean desobedecer el límite de déficit fijado en el 0,7%. No es ese un inconveniente insalvable para los socios parlamentarios porque los sucesivos Ejecutivos han incumplido esa exigencia. La cuestión es que la CUP no ha explicado el impacto real de esa reversión de los recortes. Pero pone ejemplos: rechaza que se cierren líneas de P3 y quiere que se abran más ambulatorios las 24 horas, como explica Reguant en una entrevista en El Nacional. La CUP quiere dar la vuelta al proceso de privatizaciones empezando ya por recuperar Aigües Ter-Llobregat. Esa reivindicación está ahora en trámite parlamentario. Junts pel Sí ha anunciado ya que tres hospitales públicos asumirán los servicios derivados a dos clínicas privadas.

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5. No pagar la deuda y sus intereses. En la conferencia política del 13 de mayo sobre sus prioridades presupuestarias, la CUP bajó el tono y se resignó a no exigir ya en este 2016 que no se pagaran la deuda y sus intereses por las dificultades técnico-jurídicas. Pero los acontecimientos han desbordado al grupo parlamentario: en la asamblea de Esparraguera, celebrada el día 22, se aprobó "librarse" del pacto de investidura con JxS y, el día 28, en Viladecans recuperaron la exigencia de no abonar la deuda. Las cifras son demoledoras: desde 2008, la Generalitat ha pagado 10.700 millones en intereses, el doble al que ascienden los recortes cometidos desde 2010 (5.300 millones). Y, cada día, seis millones de euros en ese concepto. No habrá en este capítulo excesivo margen de maniobra en la negociación porque el Gobierno asume que la deuda, con sus intereses incluidos, se ha de pagar.

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