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Tarragona se prepara para acoger a 13 refugiados eritreos

Todos son varones jóvenes que llegan sin familia y a los cuales Cruz Roja les procura vivienda, manutención y asesoramiento

Marc Rovira

Tarragona tiene todo a punto para acoger a partir de este miércoles 13 refugiados de nacionalidad eritrea que llegan desde Italia. Los trámites de recibimiento los canaliza la Cruz Roja y la entidad ha habilitado cuatro pisos en la ciudad para dar refugio a estos exiliados que huyen de la violencia y la represión que se sufre en su país. Este pequeño estado, menos de 5 millones de habitantes, que se halla situado al noroeste de África es la segunda principal fuente de procedencia de los refugiados que llegan a Europa, solo superado por Siria. El alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos recoge en un informe los reiterados episodios de tortura y detención arbitraria que se llevan a cabo en el país y que empujan a miles de eritreos a la huida.

Eduard Martín, adjunto a la coordinación en Cruz Roja, apunta que son muchos los aspectos que desconocen del estado en que llegan los refugiados y pone de relieve que los primeros días son "clave". "Tenemos diversas acciones programadas para normalizar su integración", apunta. Además del alojamiento y de procurarles alimentación, la coordinación de la acogida prevé el empadronamiento inmediato, su acceso a la tarjeta sanitaria, el aprendizaje del idioma, asesoramiento jurídico y, si procede, asistencia psicológica. "No vienen aquí de vacaciones", indica Martín.

Cruz Roja se ha organizado con el ayuntamiento, con Cáritas y con diversos colegios profesionales para poder prestar la asistencia oportuna a los expatriados.

En el caso de Tarragona todos los refugiados que llegan son hombres jóvenes, de entre 20 y 26 años. Solo dos de ellos tienen familia. Pasado un primer periodo de seis meses la acogida ya se prevé completada y luego dará inicio lo que se conoce como "integración". Esta etapa consiste en procurar un asentamiento definitivo a los refugiados, incentivando su inserción profesional. Esta segunda fase se desarrollará en colaboración con otros municipios y consejos comarcales de la provincia que ya han demostrado su sensibilidad, recursos y ganas de colaboración con los refugiados. Tortosa, Valls o Salou son posibles puntos de destino. "El tópico nos lleva a pensar que es en las grandes ciudades donde esta gente va tener más posibilidades, pero no es siempre así", comenta Eduard Martín. En un primer momento se barajó la posibilidad que el proceso de acogida se hiciera en Barcelona y que, pasado un tiempo, los refugiados fueran repartidos por el territorio, pero esta opción se acabó descartando.

"La autonomía personal pasa por tener trabajo", se asegura des de Cruz Roja.

La organización admite que el acogimiento de los refugiados es un reto porque Tarragona, a pesar de disponer de puerto, no es zona fronteriza y la gestión de acogidas es infrecuente. Ha habido años en que en doce meses solo se han tramitado cinco solicitudes de asilo. Ahora se acumulan 13 expedientes del tirón.

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La Cruz Roja está incrementando sus plazas de acogida residencial para garantizar el alojamiento y cubrir otras necesidades básicas de la población refugiada que llegue a Cataluña. Si a finales del año pasado disponía de 18 plazas, actualmente ya tiene abiertas 88 en Cataluña. Más de la mitad están en Barcelona y su área metropolitana pero tiene 20 plazas en Tarragona y otras 20 en Lleida

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