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La máquina al servicio de la creación

Brian Eno y el activista Jacob Appelbaum participan en la 4ª edición Sónar+D, que se interroga acerca del bueno uso de la tecnología en los contenidos y la creación

Daniel Verdú
El artista y activista Brian Eno.
El artista y activista Brian Eno.

Al tiempo que los festivales crecen y uniformizan sus carteles con la globalización de las tendencias culturales, surgen y evolucionan propuestas que se desmarcan de esa rutina programadora. Sónar, el festival de música electrónica con sede principal en Barcelona que cumple 23 años los próximos 16, 17 y 18 de junio, celebra en paralelo a su conocido evento la 4ª edición de su laboratorio de innovación: el Sónar+D. Un escenario diurno planteado en formato congresual donde vuelven a entrelazarse proyectos artísticos, tecnológicos y empresariales para dar lugar a un valioso planteamiento de certamen. La idea, resume su codirector, Enric Palau, es que el +D sea el laboratorio y el festival que transcurre de día y de noche solo unos metros más allá, el experimento.

Este año, entre otras cosas, el encuentro se interroga acerca de una de sus propias esencias: la contraposición entre el prescriptor tradicional y las máquinas. Es decir, entre el clásico locutor, periodista o comisario cultural, y los algoritmos de plataformas que permiten reconocer y guiar los gustos de los usuarios en el laberinto de la oferta cultura en la Red. Un debate que se materializará con la presencia de dos representantes de Spotify (responsables de que la plataforma reconozca y asesore nuestras afinidades) y Jeff Smith, director de la programación musical de BBC Radio 2 y BBC 6 Music.

Un debate que huye de categorías y plantea la idea de recuperar la tecnología para ponerla estrictamente al servicio de la creación de contenidos. Las preguntas son: ¿Cómo mejora nuestra vida, cómo hace más relevante la creatividad, cómo da al usuario posibilidades de intervenir y adueñarse de su entorno? No interesan las máquinas, sino lo que seamos capaces de hacer con ellas. Ya sea científicamente, en el terreno educativo o en proyectos artísticos. “El festival ejerce de catalizador para situar al creador, en un sentido amplio (tecnología, ciencia, arte…) en procesos de innovación que van más allá de las máquinas y la tecnología por sí mismas. No buscamos hablar de innovación en temas técnicos estrictamente, sino el uso que se hace en una comunidad cada vez más relacionada entre sí”, señala Ricard Robles, codirector del festival.

Más de 4.500 profesionales de 50 países participarán en 150 actividades distribuidas entre el Congreso (conferencias, workshops y sesiones de networking), el Área Expo (que exhibe prototipos y novedades tecnológicas y la nueva zona de startups) y el programa artístico de Live Performance (con instalaciones, conciertos y proyectos de realidad virtual). El evento, comisariado por José Luis de Vicente, lucirá esa transversalidad desde su conferencia inaugural, en la que Brian Eno (músico, artista y activista) expondrá su manera de entender el cruce de caminos entre tecnología, ciencia y arte en una charla titulada Why we play. En el apartado teórico destaca también la incorporación de última hora de Jacob Appelbaum, uno de los fundadores de Wikileaks, pieza fundamental del caso Edward Snowden y cara visible de Tor Project y del submundo de la deep web. Appelbaum sirve también para iluminar el tema de la recuperación de Internet libre para las personas a través de la criptografía.

Las intersecciones entre ciencia y arte vendrán representadas por dos grandes instituciones científicas —el CERN, la organización europea de investigación nuclear y ALMA el mayor observatorio astronómico del mundo—, que han experimentado con ambas disciplinas. También participarán en el certamen Domestic data streamers, un claro ejemplo de teatralización de los datos para convertirlos en esculturas.

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Sobre el escenario, la propuesta +D entronca con algunos artistas que forman parte del cartel general del festival como Cyclo (el dúo formado por Ryoji Ikeda y Carsten Nicolai), que mostrará su proyecto de visualización del sonido; la compañía de danza Erre que Erre, que celebra 20 años sobre los escenarios uniendo baile con sonido y tecnología o Jean Michel Jarre, que además de su espectáculo ofrecerá una ponencia especial.

Todas estas iniciativas tienen un reverso empresarial que podrá analizarse a través de distintas propuestas, como una zona donde 30 startups tecnológicas mostrarán a público y posibles inversores sus proyectos. “El Sónar+D se abre al sector empresarial para que se puedan buscar soluciones a propuestas actuales”, explicó el director ejecutivo del Advanced Music, Ventura Barba.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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