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Muñoz Ramonet, las pruebas

Unas fotografías muestran parte de las 350 obras de arte que salieron de la casa barcelonesa del industrial en 1991

José Ángel Montañés
Una de las fotografías de cuadros y de un retablo embalado del legado de Muñoz Ramonet
Una de las fotografías de cuadros y de un retablo embalado del legado de Muñoz Ramonet

En septiembre de 2005 Lucia Escrivá de Romaní Muñoz, representante legal de la empresa Culturarte, aseguró ante el juez que desde el fallecimiento de Julio Muñoz Ramonet, el 9 de mayo de 1991 (hoy hace 25 años), el industrial que dejó en herencia tras fallecer su casa y la rica colección que contenía a Barcelona, no se había procedido a ninguna enajenación de obras de arte por esta sociedad, y que ni antes ni después de la muerte de su abuelo —Lucía es hija de la mayor de las cuarto hermanas Muñoz Villalonga—, se había trasladado ninguna obra de arte fuera del palacete del número 288 de la calle Muntaner de Barcelona para llevárselas a Madrid, a otra propiedad de las hermanas Muñoz. Pero hay pruebas que demuestran lo contrario.

En un informe para asegurar 350 obras aparecen fotos de pinturas embaladas

En octubre de 1991, seis meses después del fallecimiento de Julio Muñoz, las hermanas, a través de la empresa Culturarte habían contratado los servicios de la experta americana, Lori Gross, para “asesorar en la elección de las obras”, “planificar el traslado al palacete de Villanueva número 18” y, una vez en Madrid “supervisar el desembalaje”, un trabajo en el que empleó ocho días y dos viajes a Barcelona y por el que se le pagaron 300.000 pesetas (1.800 euros) en febrero de 1992. Se sabía, por el testimonio de Pedro y Ana María, dos de las personas que trabajaron al cuidado de la casa barcelonesa de Julio Muñoz entre 1980 y 2001, que tras el fallecimiento del industrial dos tráileres ocuparon el jardín y durante la noche se llenaron de obras que a la mañana siguiente habían desaparecido, tal y como relataron a EL PAÍS por primera vez y luego ratificaron ante el juez en octubre de 2014, cuando declararon como testigos de la Fundación Julio Muñoz Ramonet en la querella criminal presentada contra las cuatro hermanas por apropiación indebida y estafa procesal por no entregar 672 obras de arte, entre ellas 367 pinturas, muchas firmadas por grandes de la pintura europea.

No se habían visto las imágenes de los cuadros en Madrid, después de su traslado desde Barcelona. Las instantáneas forman parte del Informe sobre los cuadros pertenecientes a Culturarte S.A. y depositados en Madrid en la Calle Villanueva número 18 elaborado el 15 de octubre de 1991 por Santiago Escrivá de Romaní, esposo de Carmen Muñoz y presidente de la correduría de seguros Central Técnica. El informe estaba dirigido a Jesús Castelo, casado por entonces con Isabel Muñoz y que, entre 1988 y 1999, se ocupó de los asuntos empresariales de Julio Muñoz en España.

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El informe buscaba poder asegurar unas 350 obras de arte, 325 pinturas de “primitivos catalanes y otros pintores clásicos, cuyas fotografías, inventario, certificado de autenticidad o de expertización y valoración aproximada existen y se pueden incorporar al contrato” y otras 25 obras de arte “de menor importancia, tales como esculturas en madera y bronce”. Según explica el documento, el inmueble madrileño (de unos 900 metros cuadrados construidos de superficie total) estaba vacío desde el fallecimiento de Carmen Villalonga, madre de las cuatro hermanas, ocurrido dos años antes, por lo que “actualmente no hay más contenido que el de las obras de arte mencionadas”, por lo que se deduce que la vivienda está vacía de mobiliario.

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El documento enumera las medidas de seguridad que presenta el palacete, como la valla metálica que rodea el edificio de tres metros de altura terminada en lanza y especifica que cuenta con “un servicio de vigilancia armada las 24 horas del día”.

En uno de los párrafos del documento se asegura que el cuadro de más valor puede estimarse “en aproximadamente 150 millones de pesetas” y el valor de todo se sitúa en 2.500 millones de pesetas (900.000 y 15 millones de euros respectivamente de 1991) y que “las pinturas como puede verse, continúan con el embalaje que se les hizo para su traslado desde Barcelona, lo que creemos es un factor más de seguridad”, por lo que no hay duda del origen de los cuadros. Frente a los 2.500 millones de pesetas del valor de los cuadros, el único contenido del palacete, el continente se fija que tiene un valor muy inferior, tan solo de 300 millones de pesetas. La prima fijada para la suma de estos dos valores, según la propuesta del seguro, era de 4,6 millones de pesetas anuales.

Cuadros embalados del legado de Muñoz Ramonet.
Cuadros embalados del legado de Muñoz Ramonet.

Ocho fotos

En el informe que acompaña la propuesta de ocho páginas, se adjuntan 14 fotografías, seis con vistas exteriores del edificio, de sus cuatro fachadas y del vial que lo rodea, el garaje y la casa de los guardeses. Las ocho restantes son de cientos de pinturas repartidas por siete estancias diferentes de la casa. En el salón central, junto a una enorme chimenea, el hall y las habitaciones colindantes de la planta baja y en la primera, en las habitaciones y el corredor principal. Todas las obras aparecen envueltas en papel y cinta de embalar, como dice el informe, apiladas unas junto a las otras y agrupadas, al parecer, por tamaño. En una de las fotos de la planta baja se adivina lo que tiene que ser un retablo por su forma apuntada. En la primera planta y en el corredor se colocaron los cuadros más grandes.

No fueron los únicos cuadros que salieron para Madrid. Dos años más tarde, a finales de 1993, volvieron a viajar más desde la calle Muntaner a la de Villanueva. El 9 de diciembre Santiago Escrivá vuelve a dirigirse a Jesús Castelo desde Central Técnica para “conocer la relación actualizada de los cuadros a cubrir por el seguro… La urgencia se debe a que los cuadros nuevos no están a cubierto por la póliza en cuestión hasta que no tengamos la aceptación de la aseguradora”.

Cuadros embalados del legado de Muñoz Ramonet.
Cuadros embalados del legado de Muñoz Ramonet.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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