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‘Vietnamitas’ contra Franco

La Imprenta Municipal expone, hasta el 30 de octubre, ‘Letras clandestinas (1939-1976)’ una compilación de publicaciones políticas, que a pesar de estar perseguidas por la dictadura conseguían ver la luz

Sergio C. Fanjul
Portada del libro '¡Pueblos libres!' de Rafael Alberti.
Portada del libro '¡Pueblos libres!' de Rafael Alberti.

Las tapas de una novena de San José de Calasanz esconde La dictadura de la democracia popular, de Mao Tse Tung. Dentro de unas recetas de cocina se encuentran textos de Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Y lo que parecen las reglas del hockey son en realidad instrucciones para fabricar explosivos. Son ejemplos de libros clandestinos camuflados, procedentes de la época del tardofranquismo, cuando estaba prohibido leer y escribir muchas cosas y la palabra vietnamitano se refería a una mujer natural de Vietnam, sino a un artefacto para imprimir panfletos sin que las autoridades de la dictadura se enteraran.

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A todo lo que se escribió e imprimió de extranjis durante la dictadura se dedica la exposición Letras clandestinas (1939-1976), que se puede ver en la Imprenta Municipal (Calle Concepción Jerónima, 15) hasta el 30 de octubre. “No se trata de una historia de la censura, ni de los movimientos de oposición al franquismo, sino una historia de aquella cultura escrita clandestina que fue fundamental para crear nuestras señas de identidad actuales”, explica el comisario Jesús A. Martínez, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense. “También es una historia de la gente sin historia, que hay que rescatar de la clandestinidad”.

En efecto, entre los 450 elementos —desde folletos, periódicos, manifiestos, circulares, hasta diferentes máquinas de impresión como la citada vietnamita o el ciclostil— se encuentra de todo: textos del Partido Comunista, pero también de toda la constelación de grupúsculos que se encontraban a su izquierda y desaparecieron con la democracia : el Frente de Liberación Popular —el Felipe—; la Organización Revolucionaria de los Trabajadores; la Liga Comunista Revolucionaria... También los sindicatos, los cristianos de base o los sacerdotes vascos, sin olvidar el carlismo y la derecha opositora, como la Falange Española de las JONS. Lo que da una idea que la variopinta fauna ideológica que el Régimen tenía que censurar y perseguir. Hay incluso un comunicado Real: un comunicado a los españoles, enviado desde Estoril, de Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I.

Pero la palabra emanaba de las decenas de imprentas clandestinas —en la muestra se puede ver un plano de Madrid donde se señalan las que había en los años cuarenta, siempre amenazadas por los delatores o los registros policiales— e iban calando en la sociedad agrietando poco a poco el estricto corsé de la dictadura, echando gasolina al fuego del descontento.

En las fotos se aprecian repetidas veces las pintadas políticas o la forma más habitual de distribuir los panfletos: lanzándolos al aire y dejándolos planear, como revolotean las hojas en otoño, hasta que caían de madrugada sobre las calles vacías; o sobre una masa de gente en alguna manifestación; o durante las asambleas universitarias.

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Una idea de Carmena

También imágenes de los boletines o periódicos subterráneos, algunos procedentes incluso de tiempos anteriores a la Guerra Civil, pero que se fueron diversificando, sobre todo a partir de los sesenta, cuando muchos colectivos comenzaron también a editarlos: desde asociaciones de mujeres hasta vecinos, pasando por soldados o colectivos profesionales.

Se ve en la muestra un hermoso y colorido periódico escrito a mano en la cárcel (lugar donde también se disparó el género epistolar, en el que las cartas se escribían en lenguaje cifrado o troceadas) o ejemplares de Mundo Obrero, publicación del Partido Comunista de España (PCE) que nació el 23 de agosto de 1930. También piezas audiovisuales con las experiencias del profesor Nicolás Sanchez Albornoz, el político democristiano Óscar Alzaga o el poeta Marcos Ana.

Una de las participantes en la oposición final al franquismo fue la actual alcaldesa de la capital Manuela Carmena, quien tuvo la idea germinal y que culminó en esta exposición: “En aquella época, en las universidad imprimíamos panfletos clandestinos, que luego eran perseguidos por la policía. Pienso que esta es una buena forma de iluminar toda aquella cantidad de material que se escribió entonces y de valorar la importancia de la trasmisión de las palabras”.

Palabras que desafían la censura

La exposición sobre la cultura clandestina, impresa o manuscrita, que se produjo y circuló en la dictadura franquista procede de 33 centros públicos y privados y de coleccionistas particulares. Se podrá disfrutar en La Imprenta Municipal (calle Concepción Jerónima, 15) hasta el 30 de octubre de martes a viernes de 10.00 a 20.00. Viernes, fines de semana y festivos el horario es de 10.00 a 14.00. Entrada gratuita.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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