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Un tranvía llamado posguerra

Emma Vilarasau protagoniza en el TNC ‘Victòria’, de Pau Miró

Emma Vilarasau en 'Victòria', en el TNC.
Emma Vilarasau en 'Victòria', en el TNC.DAVID RUANO

"Una mujer viaja en un tranvía vacío. Vuelve del entierro de su marido. Todos los otros tranvías con los que se cruza también están vacíos. Ella no le da demasiada importancia, está alejada por la pérdida de su esposo, no tiene ni idea de lo que está pasando, le parece una especie de sueño extraño. La mujer no lo sabe pero vive la huelga de tranvías, la primera reacción popular contra la dictadura. Este es el punto de partida de Victòria,la última obra del dramaturgo catalán Pau Miró ambientada en la Barcelona de 1951 y que se estrenó anoche en Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), donde podrá verse hasta el 12 de junio. Al frente del reparto, actores y actrices de la talla de Emma Vilarassau, Pere Arquillué, Mercè Arànega, Jordi Boixaderas, Nil Cardoner, Joan Anguera y Mar Ulldemolins.

Xavier Albertí, director artístico del TNC encargó una obra al joven Miró. "Me dijo dos cosas: que no tuviera prejuicios y que hiciera lo que quisiera", confiesa Miró. "Y es lo que he hecho", concluye. Para Albertí, Victòria "no es un material habitual para esta generación", aunque ambos directores advierten que lo que ocurría en aquellos duros años de posguerra es la raíz de los problemas a los que nos enfrentamos cada día. "Es un modelo de sociedad que aún arrastramos y de la que no nos hemos desprendido. Me preocupa esta pasividad y resignación, esta sociedad adormecida de la que yo formo parte", denunció Miró en la presentación de la pieza. El miedo, la corrupción y el amor son los ejes principales de Victòria, en una época en que la gente tenía que esconderse, crear una nueva máscara y una nueva identidad que encajara en el modelo del régimen. "Tenemos muchas películas de la posguerra, pero sin embargo no se han hecho muchas obras de teatro", afirma el autor.

"Victòria es un personaje que ha aceptado lo que le venía en la vida sin rebelarse ni cuestionárselo. Tenía los ojos cerrados a un mundo. Creo que había muchas Victòries en la época. Es bonito el viaje hacia la conciencia, aunque sea doloroso", explica Vilarasau que encarna a la protagonista. Para Pere Arquillué, que representa a un maestro republicano, la pieza de Miró es "necesaria para darnos cuenta de donde nos encontramos y, además, va dirigida a todos los públicos, a los más mayores porque vivieron ese momento y a los más jóvenes por la forma cómo se cuenta", explica.

Con Victòria, Pau Miró pone punto y final a una etapa de su escritura teatral, la que empezó con Una habitació a l'Antàrtida, estrenada en el 2002 en el Malic, y que incluye piezas como Somriure d'elefant, Singapur y Jugadors. "No he renunciado a mi sello. Mis textos tienen una sensibilidad determinada que necesitan unos actores con mucho talento y entrega. He sido muy insistente con ellos desde el primer día porque tenía muy claro el tono y dónde quería llegar y todos ellos han sido muy respetuosos y generosos al respecto", afirma Miró.

Los referentes literarios para construir Victòria los ha encontrado en las plumas catalanas del periodista de Nèstor Luján que escribió una serie de crónicas sobre la Barcelona de los tranvías, de Juan Marsé y de Mercè Rodoreda.

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