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Corea del Norte echa raíces en Tarragona

Cao de Benós, único funcionario extranjero del país, es el promotor de una "delegación cultural" para exaltar el régimen comunista y propagar sus idearios

Marc Rovira
Alejandro Cao de Benós, en el local de Tarragona.
Alejandro Cao de Benós, en el local de Tarragona.Josep Lluís Sellart

Un antiguo bar musical situado en la esquina más velada de la zona de ocio nocturno de Tarragona se ha convertido en la primera oficina del régimen norcoreano en Occidente. Desde este local de poco más de cien metros cuadrados a lo largo del cuál serpentea una larga barra de fórmica se pretende irradiar el ideario comunista que impera en el que se mantiene como único país del mundo cerrado a cal y canto. Detrás del proyecto yace el empeño de Alejandro Cao de Benós, primer y único funcionario de Corea del Norte que no ha nacido en el país asiático. De hecho, Cao de Benós es natural de Tarragona pero asegura que, más allá de un asunto de raíces, el emplazamiento de la primera "delegación cultural" norcoreana responde a una cuestión práctica. "El propietario ha cedido el local de manera gratuita a la asociación", dice. La "asociación" es la KFA (siglas en inglés de la Asociación de la Amistad con Corea) una entidad de abasto y función difusas que preside el propio Cao de Benós y que, según él, cuenta con 15.000 socios.

"Las embajadas tienen poco personal y se deben encargar de temas importantes, desde la asociación tratamos de dar a conocer aspectos de la cultura y de la realidad norcoreana", apunta. Charlas, sesiones de lectura, proyección de documentales e, incluso, cursos de cocina norcoreana configuran la agenda de actos de la KFA, que cinco meses después de abrir sus puertas está aún pendiente de recibir todos los permisos del ayuntamiento.

Las paredes del local están decoradas con una colosal bandera coreana y, allí donde se posen los ojos, se encuentran fotos, cuadros y retratos de Kim Il-sung y de Kim Jong-il. Ninguna lámina dedicada al caudillo actual, Kim Jong-un. "No procede exhibir públicamente imágenes del líder", explica Cao de Benós. En tono condescendiente apunta que la sociedad occidental peca de mucho desconocimiento en lo que refiere a Corea del Norte. "Normal, porque los medios de comunicación solo destacan noticias sensacionalistas, completamente falsas la mayoría de las veces". Cuestionado sobre el poder de seducción que pueda tener un país que aplica la pena capital al por mayor, Cao de Benós acepta que, históricamente, los líderes norcoreanos han usado un lenguaje poco atractivo para seducir a las masas extranjeras. Indica que la KFA trata de resolver este choque cultural y se afana en matizar que la pena capital se reserva para ofensas muy graves y, asegura, "en ningún caso las ejecuciones se hacen en directo".

También tiene respuesta para los recelos que puedan provocar los ensayos nucleares. "Ante el afán imperialista de los Estados Unidos, la única respuesta es la bomba atómica", sentencia.

De hecho, Cao de Benós carga continuamente contra los Estados Unidos y contra el capitalismo. En este sentido, niega con rotundidad que tras su amor a Corea del Norte haya un interés económico. "Jamás he cobrado nada, no quiero ser una carga para el Gobierno de la República". Sin embargo, preguntado sobre su manera de vivir concede que actúa como intermediario comercial y que saca una comisión de cada operación mercantil, exportación o importación, que consigue cerrar para el país asiático.

Cuenta que con 13 años abrazó el comunismo gracias a su interés por la política y a su afición por entender la historia. Una formación heterogénea a la que, acepta, le hubiera sido complicado acceder si en lugar de cursar la EGB en una escuela pública catalana hubiera asistido a clases en Corea del Norte. "Lo que no vamos a hacer es ponerle a la gente las obras de Adam Smith al alcance de la mano", dice.

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En Corea del Norte tampoco hay Internet. El régimen sí publica lo que valora como "interesante" en una intranet. En este contexto, cuando está en Pyongyang Cao de Benós tiene complicado acceder a su cuenta de Twitter. Una cuenta que, según confiesa, le sirve para seguir los ácidos comentarios que vierte en la red social @norcoreano. "Cuando publicas mucho, pierdes la gracia", valora al respecto.

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