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Puigdemont busca en Flandes apoyos a la independencia

Geert Bourgeois, presidente de la región, cree que "sería complicado entender que la UE no aceptara" la independencia de Cataluña

Álvaro Sánchez
Carles Puigdemont, con Geert Bouregois.
Carles Puigdemont, con Geert Bouregois. Jordi Bedmar

Gobiernan sus regiones, son nacionalistas y en su vestimenta no faltaba la bandera de sus territorios. Carles Puigdemont y Geert Bourgeois, presidentes de Cataluña y Flandes, mostraron ayer lo que les une y lo que les separa. En el primer viaje oficial al exterior, el presidente catalán obtuvo de su homólogo un convencimiento público sobre la respuesta de la UE ante una eventual independencia: “Sería complicado de entender que no la aceptara. Estoy seguro de que se encontraría una solución pragmática”.

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Entre lo que ahora distingue a ambos dirigentes está el modo de afrontar la cuestión territorial. Para el flamenco, la independencia no es ahora una prioridad. Su partido, la N-VA, la formación más votada en la región que gobiernan y en todo Bélgica, es parte del Gobierno federal, y no ha marcado una hoja de ruta hacia la creación de un estado propio. El líder flamenco tampoco quiso pronunciarse explícitamente sobre si Flandes apoyaría la independencia catalana en caso de producirse, por no querer inmiscuirse en “asuntos internos”, aunque señaló que la UE debe escuchar los deseos de la gente.

Por su parte, el presidente catalán cree que no existe una única vía europea a la independencia, y evitó comparaciones: “El caso escocés, el vasco, el corso o el flamenco son completamente distintos. Lo que es bueno para Cataluña no tiene por qué serlo para Flandes”, defendió. Puigdemont cree que le toca al Gobierno español mover ficha después de que hayan realizado gestos hacia el diálogo, e insistió en que su proyecto no va contra nadie. “Cataluña ha abierto un proceso democrático para convertirse en país independiente y queremos tener excelentes relaciones con el Estado español”.

Junto a la independencia, ambos líderes hablaron de las consecuencias del Brexit, la situación de la UE y el fortalecimiento de las ya intensas relaciones comerciales: el 35% de las exportaciones flamencas a España van al mercado catalán mientras que, en sentido contrario, el 27% de los productos españoles que llegan a Flandes provienen de Cataluña.

“Hemos realizado un intercambio profundo para conocernos mejor y cada uno seguirá su camino, con libertad", añadió el responsable de la Generalitat desde Gante, donde también visitó una feria de jardinería.

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La gira por Bélgica de Puigdemont, que se alargará tres días, tiene al partido nacionalista flamenco como único interlocutor. En la agenda solo aparecen dirigentes de la N-VA, pese a que cerrará su visita en Bruselas, sede de las principales instituciones europeas, con las que deberá dialogar si quiere ofrecer garantías de que Cataluña seguirá en la UE en caso de independencia.

Esa ausencia de reuniones al más alto nivel europeo contrasta con la agenda de uno de sus antecesores en el cargo, Pasqual Maragall, que en su visita a la capital belga en 2005 mantuvo encuentros con los presidentes de la Comisión y el Parlamento Europeo entre otras destacadas personalidades de la política comunitaria.

En el caso de Puigdemont, su primera parada fue Amberes, donde firmó en el libro de oro del Ayuntamiento y mantuvo un encuentro con el alcalde de la ciudad, el nacionalista Bart de Wever, presidente de la N-VA, un líder controvertido por mantener un duro mensaje contra la inmigración, si bien el político catalán aseguró que la crisis de refugiados no ha formado parte de la agenda de temas, marcada por la cuestión territorial.

La máxima autoridad belga con la que se reunirá Puigdemont será el presidente del Parlamento federal, Siegfried Bracke con quien se entrevistará este domingo.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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