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“Los refugiados serán consumidores, un valor para el crecimiento económico”

El concejal de Lisboa critica que los gobiernos no están promoviendo un clima de compromiso con los derechos humanos en la UE

El concejal de Lisboa, Joao Afonso, en Bilbao
El concejal de Lisboa, Joao Afonso, en BilbaoFERNANDO DOMINGO-ALDAMA
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Primero fue el batacazo de la economía ahora, la crisis humanitaria ha desatado una crisis de valores que está agarrotando a Europa. Hasta el viernes, Bilbao acoge la 8ª Conferencia de Ciudades y Pueblos Sostenibles que analiza las bases para una Europa habitable e inclusiva. Joao Afonso, (Lisboa, 1970) concejal de Derechos Sociales de la Cámara Municipal de Lisboa -uno de los ponentes- afea la actitud de los gobiernos nacionales que limitan a entidades de rango inferior.

Pregunta: ¿Hacia dónde va Europa con la respuesta que está dando a la crisis de los refugiados?

Respuesta: Está en una indecisión permanente que está coartando a las ciudades, les está impidiéndo trabajar. Los gobiernos no están promoviendo un clima de compromiso con los derechos humanos, más bien lo contrario. Una actitud que es irresponsable con el resto del mundo.

P: ¿Y no cree que se podría presionar más desde lo local?

R: No lo veo posible por la fuerte jerarquización de los poderes en vigor. No hay flujos de comunicación. Los países deberían tener una actitud positiva en la crisis humanitaria y remarcar las oportunidades. Sin embargo, solo ponen el acento en los aspectos negativos que, a su juicio, acarrea la llegada de refugiados.

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P: Ha visitado recientemente dos puntos calientes: Turquía y Grecia. ¿Qué impresión se ha llevado?

R: Los líderes locales con los que he tenido contacto están espantados con la respuesta que está dando la Unión Europea. No dan crédito. Los refugiados que han llegado a sus calles están en malas condiciones pero están procurando darles alternativas para mejorar su día a día.

P: ¿Qué opinan sobre el pacto migratorio con Turquía para expulsar a los refugiados atrapados en Grecia?

R: En el Ayuntamiento de Atenas, por ejemplo, creen que es una pésima solución porque, lejos de ahuyentar, aumentará el precio del tráfico de personas y los riesgos. No podemos perder de vista que, quienes se lanzan al Mediterráneo, huyen de la guerra.

P: Recientemente el presidente de Estados Unidos alabó el papel de Alemania, que ha acogido a un millón de refugiados.

R: Siendo un país que está aislado al norte de Europa, creo que está trabajando en la buena dirección, pese a que está trazando una política de dos caras porque tiene que legislar para todos los ciudadanos. Están aplicando un modelo de reparto muy organizado, por regiones, renta per cápita o población. Friburgo, por ejemplo, tiene tantos asilados como los que está dispuesto a acoger toda España.

P: ¿Le preocupan los brotes xenófobos?

R: Más me preocupan los que están surgiendo en lugares que tienen las puertas cerradas, como Polonia. Lo lamentable es la falta de solidaridad que se está demostrando de forma interna, entre países europeos, y externa, con los que están al otro lado del mar. Parece que se nos ha olvidado que la Unión Europea es fruto de la Segunda Guerra Mundial, que obligó a una fuerte migración.

P: ¿Cómo han preparado en Lisboa la acogida de refugiados?

R: Contamos con un presupuesto municipal de dos millones de euros. Por el momento solo han llegado 22. En primer lugar, planificamos la recepción, en la que propiciamos el conocimiento mutuo y ofrecemos asistencia básica. Después, les damos autonomía con alojamiento distribuido por los diferentes barrios de la ciudad. Durante doce meses propiciamos su integración completa a través del aprendizaje de la lengua, con formación y equiparando sus competencias al mercado laboral, incluso con políticas de discriminación positiva.

P: ¿Ese modelo es exportable?

R: En realidad no supone partir de cero, consiste en adaptar recursos que teníamos en funcionamiento al perfil específico de los refugiados. Antes había inmigrantes que desconocían el idioma, por ejemplo. Lo hacemos porque estamos convencidos de que reporta beneficios para toda la ciudad. Deberíamos interiorizar que los refugiados, una vez completan el proceso de integración, van a ser nuevos consumidores, y no olvidemos que ése es el medio más directo para activar el crecimiento económico.

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