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Sant Jordi remonta las cifras de 2010 y factura casi 21 millones de euros

Los best sellers de la diada solo representaron el 5% de los 1,6 millones de ejemplares vendidos

Blanca Cia
Curiosos ojean las paradas de libros durante Sant Jordi.
Curiosos ojean las paradas de libros durante Sant Jordi.M. Minocri

Poco a poco, Sant Jordi está remontando el bajón que impuso la crisis económica. Este año se vendieron 1,6 millones de libros y por ellos se facturó 20,96 millones de euros, lo que representa un 3% más que 2015 y, sobre todo, la recuperación de las ventas que cayeron en picado en los primeros años de este decenio. Sant Jordi de 2010 "vendió" por 20 millones, un año más tarde se precipitó a 17 y han hecho falta cinco años para remontar. En la diada del sábado pasado, y por segundo año consecutivo, se repite otra evidencia: que los títulos más vendidos distan mucho del universo real de la elección de los lectores. Así lo demuestran los números: el año pasado los best sellers representaron el 6,49% del total de las ventas y este año no han llegado al 5%: exactamente el 4,87 %.

Esas cifras las ha facilitado el Gremio de Libreros de Cataluña a la hora de valorar un Sant Jordi en sábado y que –pese a la insistencia de los agoreros pronósticos de tiempo- se saldó como una jornada “plenamente satisfactoria”, en palabras del presidente del gremio, Antoni Daura. Aunque con un efecto colateral negativo: la caída de ventas en barrios de Barcelona con escasa densidad de comercio –como Sarrià- y de localidades del área con más densidad de vivienda, como Terrassa o Santa Coloma de Gramenet.

Otra cifra que ha ido a más este San Jordi: la del número de títulos: se comercializaron 45.267, un 5 % más que en 2015. De ellos, un 32,6 % eran en catalán y un 67 % en castellano. Sin embargo, a la hora de valorar el número de ejemplares vendidos, el gremio de libreros, ateniéndose a los datos recogidos por el sistema LibriData, concluye que el libro en catalán representó el 54,3 % frente al castellano con un 45,3 %. Unos porcentajes que tienen un valor relativo porque responden a la información de las ventas de 150 puntos de venta de toda Cataluña de librerías agremiadas –que es el que sirve de base para hacer el ranquin de los más vendidos- pero en el que no están integrados los datos de tres de los grandes: FNAC, La casa del Libro y El Corte Inglés. Estas tres empresas solo facilitan el número de ejemplares vendidos y la facturación. “FNAC tiene una política restrictiva y se está negociando con La casa el Libro para que entre en el sistema que lleva solo tres años operando”, reconocían desde el gremio.

En cualquier caso, el índice de libros que se venden en catalán en la jornada de Sant Jordi crece año tras año, reconocía Patrici Tixis, presidente de la Cámara del Libro y que contrasta con la media del resto del año que es de un 75 % en castellano frente a un 25 % en catalán. “Se podría decir que igual es en parte por el sentido de la fiesta y porque se vende más narrativa, en general, y el 70 % de los títulos de infantil y juvenil son en catalán”, añadía. En cuanto a la posibilidad de que la lectura en catalán aumentaría si se editaran más títulos en ese idioma, tanto Tixis como Daura se mostraron prudentes: “hay que buscar el equilibrio entre los dos mercados porque lo que no se puede hacer es inundar el mercado”, en palabras de Tixis.

La jornada del sábado fue de aglomeraciones –que cada año van a más- en los principales ejes del centro de Barcelona, algo que ha servido para que el gremio se haya propuesto a manos a la obra ya de cara al Sant Jordi del año próximo. “Esperamos poder afrontar con tiempo con el Ayuntamiento alguna solución a esas aglomeraciones, buscando otras zonas o para que los puestos estén mejor repartidos y Sant Jordi pueda crecer más”, reconocía el presidente del gremio que se ha propuesto internacionalizar una jornada muy importante para Barcelona, reconocida ciudad literaria por la Unesco en diciembre del año pasado. Daura no apunta si ese esponjamiento pudiera encaramarse por la parte alta del paseo de Gràcia o la misma Diagonal –que se ha quedado sin librerías en su tronco central-: “ya se verá, pero lo importante es planificarlo con tiempo y no de forma precipitada”, insistía en una velada crítica a la gestión municipal de este año en el que se llegó a conceder licencia para un puesto de libros en la zona de la terraza de un hotel.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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