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Camil Ros: “Ahora la unidad sindical ha de servir para subir salarios”

El nuevo secretario general de UGT de Cataluña señala que la bicefalia en el sindicato es una muestra de pluralidad

Dani Cordero
Camil Ros, ayer, durante el congreso de UGT de Cataluña.
Camil Ros, ayer, durante el congreso de UGT de Cataluña. CRISTÓBAL CASTRO

Camil Ros (Vallromanes, 1972) es desde ayer el nuevo secretario general de UGT de Cataluña, en sustitución de Josep Maria Álvarez. Compartirá el liderazgo del sindicato con Matías Carnero, que toma el cargo de presidente tras una modificación de la estructura de la central. Deberá afrontar la reestructuración del sindicato con la creación de tres únicas federaciones.

Pregunta. ¿Por qué cambiar la estructura de la cúpula del sindicato y crear una presidencia?

Respuesta. La UGT siempre ha ido adaptando las estructuras de dirección a lo que considera más adecuado. Nosotros habíamos tenido presidente al principio de la Transición. No le damos la importancia que se le está dando desde fuera. Siempre se había hablado de que Matías Carnero y yo teníamos que dirigir la organización, no se trata de dos sectores diferentes o de dos personas con estilos enfrentados.

P. También se hace la lectura de equilibrio político: el independentismo que representa usted y el unionismo de Carnero.

R. Internamente, no. La pluralidad de UGT no es un problema, es una virtud. Pero no negaré que esta bicefalia tiene un mensaje a la sociedad de que la cohesión social es clave. Personas que pueden votar de forma diferente han de trabajar juntas con toda normalidad. Nuestro sindicato tiene claro que la situación política actual tiene que acabar en el derecho a decidir y que el proceso autonómico —financiación, injerencias en competencias autonómicas, política a través del Tribunal Constitucional— no puede continuar. Y ese discurso político no ha diluido nuestro discurso sindical, que es de los más consistentes.

“No hemos estado tanto en la calle como deberíamos”

Ros asegura que pese a la percepción de que los sindicatos se han alejado de los trabajadores, ese distanciamiento no ha tenido efecto en las elecciones sindicales. "No nos han quitado representación; nos siguen votando", asegura. Sí reconoce, no obstante, que "entre la crisis y los ataques contra los sindicatos no hemos estado tanto en la calle como tendríamos que haber estado. Ahora creamos una Secretaría de Movilización y Agitación. Quizás no explicamos bien nuestro trabajo".

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P. ¿Cree que ha habido inacción de gobierno en los dos últimos años?

R. Más que inacción ha habido dos incumplimientos muy claros: acordar la Ley de la Formación Profesional y del Servicio de Empleo de Cataluña sin contar con nosotros. Ahora nosotros seremos muy exigentes. Antes, cuando firmábamos acuerdos se cumplían; con la crisis se ha impuesto la moda del incumplimiento. Tendremos que reinventar el diálogo social.

P. ¿Cómo?

R. Nuestra función ha de ser la de contrapoder en el diálogo social, la de revertir la situación. Y si no sirve para eso no tenemos que entrar en ese diálogo. UGT cree que ha de cambiar el sistema desde dentro. La foto con el político que supone cada acuerdo nos perjudica como institución, pero la defendemos por el bien del acuerdo.

P. Están obligados a reestructurar el sindicato con la creación de tres únicas federaciones. ¿Sobrará gente?

R. En un principio, no. En UGT ya ha acabado la situación del expediente de regulación, que levantamos porque las cosas ya no iban tan mal. Tiene que haber una redistribución de recursos en el sindicato, no un recorte. El ahorro que consigamos en la estructura irá al territorio. En todo caso, esa reforma es muy importante, porque haremos el modelo de sindicato de los próximos 15 años. Ahora, el 82% de nuestro presupuesto procede de cuotas y el resto de subvenciones. Tenemos que llegar al 90% y eso será mediante más afiliación. La política de subvenciones la tenemos que replantear y no tenemos que hacer cosas que no estén vinculadas a la actividad de un sindicato.

P. La unidad de acción con CC OO diluye la marca UGT.

R. Sí, pero allí donde vamos juntos las condiciones de los acuerdos son mucho mejores. Hasta ahora, la unidad de acción sindical nos ha servido para ir a la defensiva y yo creo que ahora tenemos que utilizarla como una ofensiva para aumentar los salarios.

P. ¿Se descarta una fusión con CC OO?

R. Sí. Hubo un debate que se abrió y que se cerró con los protocolos sobre unidad de acción sindical. Nosotros no tenemos ese debate abierto y desconozco si CC OO lo tiene internamente.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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