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Ambite cabalga de nuevo

Vuelven Pistones y reincorporan a su bajista original, una de las caras del Madrid de los últimos 30 años, ya fuera como actor ocasional con Almodóvar o técnico de sonido

Juan Luis Ambite (izquierda) y Ricardo Chirinos, integrantes de Pistones.
Juan Luis Ambite (izquierda) y Ricardo Chirinos, integrantes de Pistones.

Una de las escenas más icónicas del cine español de los ochenta es esa de Mujeres al borde de un ataque de nervios en la que Julieta Serrano viaja de paquete a lomos de una Harley Davidson disparando al estrambótico taxi en el que la persigue Carmen Maura. Almodóvar en estado puro por los túneles de Azca.

A los mandos de aquella moto iba un músico madrileño, Juan Luis Ambite, o Ambite a secas, como le llama su novia en la película: “Yo le propuse a Pedro usar mi Harley en vez de un caballo, así como mi propio nombre para el personaje. Le hizo gracia”, rememora.

Ambite acaba de reunirse con Ricardo Chirinos para actuar hoy en la sala Joy Eslava con su banda de los ochenta: Pistones, uno de los grupos injustamente olvidados de la época. Y su retrato, eternas gafas ahumadas y ligero tupé, figura en la muestra Rostros de los ochenta expuesta recientemente en Madrid. “Fue un tiempo muy divertido. Era normal que los directores de películas utilizaran como actores a sus amigos”.

Esa morriña por la Movida cohabita con su plena actividad actual: Ambite ejerce “muy a gusto” desde hace años de bajista en Los Corsarios, la banda que respalda a Jaime Urrutia, y es, en paralelo, responsable de producción en la sala Joy Eslava. Su presente en el meollo de la escena madrileña contrasta con la vida al margen de la ciudad de Ricardo Chirinos, el cantante y compositor principal de Pistones. “Ricardo vive en Talavera de la Reina, asalvajado. Además de volver en directo, estamos grabando un disco que revitaliza lo mejor de nuestro repertorio e incluye alguna canción nueva”.

El pop rock de factura clásica de la banda atesora joyas: tiene desde un himno como Que el sol te dé hasta la historia de la estrella caída (Lo que quieras oír). Se acercaron al problema de la adicción a las drogas (“sobraban por todas partes”) en el síndrome de abstinencia que describe Metadona o en Te brillan los ojos (“el drama de muchas familias cuando perciben que a su hijo le ocurre algo raro”).

Pero ninguna de sus canciones alcanzó la repercusión de El pistolero, su único éxito, radiado como si fuera un mantra y cuya semilla pertenece a Ambite: “Yo tenía unas bases rítmicas muy funk, al estilo de The Clash, y me empeñé en que las desarrolláramos. Ricardo escribió la letra y Ariel Rot añadió partes de guitarra”.

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La figura del ex Tequila como productor de su primer álbum les provocó reticencias, reconoce Ambite. “Sobre todo a mí, que era el más moderno, pero luego nos ayudó mucho musicalmente. Yo es que llegué a Madrid siendo muy punk”.

El músico se crió y estudió en Guadalajara: “A raíz de unos anuncios en Radio 3, cuando la radio mandaba más que la tele, Pedro Antonio Díaz se incorporó a Los Secretos [falleció en la carretera, como su primer batería, Canito, cuyo homenaje inauguró la Movida] y yo a Pistones. Así que veníamos todos los días desde Guadalajara a ensayar”.

El destino eran los míticos locales de Tablada 25, aún hoy en funcionamiento: “Jaime Urrutia tiene su equipo ahí. Fueron de los primeros locales de ensayo que no estaban en las afueras y adonde acudíamos todos: Pegamoides, Parálisis, Gabinete… Eran como un bar, un punto de encuentro, cuando los grupos ensayábamos a diario. Ahora te mandan la canción, ensayas un día o una semana y ya está. Todo más profesional”.

Pistones pasaron a Ariola desde el sello MR (“uno de los primeros sellos independientes”), dirigido por Paco Martín. Su currículo incluía haber estado a cargo de la sala Rock-Ola, “demasiado auténtica como para que sobreviviera”, sentencia Ambite, copropietario de otro clásico posterior de la noche madrileña, La Mala Fama, junto al fotógrafo Alberto García-Alix y otros pilares de la Movida.

La banda ya experimentó un primer retorno en los noventa. Fue tan efímero como lo había sido su momento cumbre en los ochenta. “Ricardo escapó del agobio del éxito cuando se tuvo que ir al servicio militar. A su vuelta, las modas habían cambiado. Ahora queremos ir pasito a pasito. Sabemos que hace mucha ilusión”.

Pistones actúa hoy en la sala Joy Eslava a las 21.00.

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