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Una energética vetada en Tenerife y Almería presenta su plan a la Xunta

Los promotores de una fábrica de metanol próxima al Parque Natural de O Invernadoiro intentaron producir energía con batata en Coristanco y reclamaron indemnizaciones multimillonarias a los gobiernos que paralizaron otros de sus proyectos faraónicos

La sombra de la duda planea sobre uno de los dos proyectos industriales que prometían darle la vida al segundo municipio más extenso de Ourense, Viana do Bolo (3.037 habitantes), y que de momento cuenta con los parabienes de la Administración local. La empresa Paratermo Energía, SL, que pretende ubicar a seis kilómetros del Parque Natural de O Invernadoiro una fábrica de metanol que utilizará como materias primas toneladas de carbón, luz solar y agua procedente del caudal del río Camba, está encabezada por Daniel González González, apoderado o propietario de otras dos compañías vetadas en Tenerife y Almería. En ambas aventuras, después de ver paralizados por las respectivas Administraciones dos ambiciosos proyectos energéticos, el representante de este entramado industrial reclamó indemnizaciones multimillonarias. Los casos acabaron en la Audiencia Nacional, que falló en contra de González.

Otra sociedad del mismo grupo, Termo-biológicas, SL, sembró la polémica el año pasado en la comarca de Bergantiños (A Coruña) cuando sondeó sus posibilidades en varios municipios para cultivar grandes extensiones de batata destinada también a la fabricación de biocombustible y alcoholes. Las negociaciones con los alcaldes de la zona se llevaron con discreción, lo mismo que la presentación del proyecto a Medio Ambiente. AGE llevó el asunto al Parlamento y pidió explicaciones. Quería saber si existía algún compromiso por parte de las Administraciones y en qué consistía el negocio energético de la batata.

En Granadilla de Abona (Tenerife), una de la veintena de firmas a las que aparece vinculado, Lysply, SA (radicada en Panamá y también detrás del proyecto de la batata), levantaba en 2009 un laboratorio experimental de energía termoeléctrica solar donde se produciría y almacenaría metanol. Ocupaba suelo rústico protegido en las proximidades de una zona residencial con 200 viviendas, y le faltaban permisos fundamentales. Según las informaciones locales de la época, la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural del Gobierno canario movilizó a Guardia Civil y policía para paralizar y precintar las obras. El empresario llegó a decir al periódico El Día que era personal movilizado por la Administración disfrazado de agente para amedrentar a la plantilla de la fábrica, y la empresa reclamó en los juzgados al Estado y la Administración autonómica 50 millones de euros diarios de indemnización hasta sumar los 40.256 millones de dólares en los que cifraba los daños y perjuicios sufridos.

En Tabernas (Almería), el objetivo de otra de las empresas de González, Guradoor, SL, era construir (con la intervención de Lysply) y explotar un huerto solar de 20.000 hectáreas. El asunto se inició y se canceló en 2012 por el informe desfavorable un responsable del departamento de Energía Eléctrica en la comunidad. Y la compañía llevó de nuevo a los juzgados al Ministerio de Industria, la Junta de Andalucía e incluso el Gobierno de la Región de Murcia. Les exigía más de 620 millones diarios por el lucro cesante, pero también fracasó definitivamente en el intento cuando el caso, en 2013, fondeó en la Audiencia Nacional.

Ahora, otra firma ligada a González ha presentado a la Xunta su estudio de impacto ambiental y las alegaciones al proyecto no se han hecho esperar. La Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) ha presentado esta mañana en la Consellería de Medio Ambiente un escrito en el que pide al Gobierno gallego que rechace de plano la propuesta y repasa aspectos que considera alarmantes, además de recordar quién es la persona que está tras la iniciativa.

"Paratermo Energía, SL, es una empresa constituida en Ferrol en 2012 con un capital social de 3.000 euros, la mitad de ellos aportados por Daniel González González en representación de Guradoor, SL", empieza advirtiendo en su escrito de cinco folios la SGHN. La compañía tiene "un extraordinariamente diverso y disperso objeto social", añade el grupo ecologista, como "estudios, proyectos y asesoramientos; máquinas de oficina y ordenadores; programas informáticos; prospecciones petrolíferas; producción y transporte de energía; comercialización de materiales de construcción; maquinaria industrial y agrícola; fontanería y calefacción; pararrayos; gestión y promoción inmobiliaria; minería; transporte de mercancías y viajeros", y unas cuantas más hasta llegar a la última, "producción, transporte y comercialización de productos químicos orgánicos".

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En 188 hectáreas de terreno rústico, entre dos parroquias de Viana do Bolo (Filloás y Fradelos), Paratermo aspira a construir una factoría para producir metanol (75.000 toneladas métricas al año) e hidrógeno (375 toneladas). Para ello, según el proyecto presentado a la Xunta, en el mismo periodo consumirá casi 100.000 toneladas de carbón; 37.000 metros cúbicos de agua del río Camba (el segundo en importancia del municipio, tras el Bibei); y 4.500 megavatios-hora que pretende producir in situ con tres paraboloides solares de 83 metros de diámetro cada uno. Según estos cálculos, su actividad generará 18.750 toneladas de cenizas.

La inversión, según el proyecto empresarial, alcanzaría los 54 millones de euros que, "supuestamente", destaca la SGHN, "se cubrirían con 35 millones en créditos; 2,8 de subvenciones de Incentivos Económicos Regionales; y 16,2 del propio capital social" que hoy por hoy es de 3.000 euros, "una cifra 5.000 veces inferior". Los ecologistas avisan de que el hombre que aporta la mitad de este capital social es el mismo que "ya estuvo involucrado en tres megaproyectos semejantes, todos fallidos, para la producción de metanol e hidrógeno empleando energía solar y ocupando grandes extensiones de terrenos rústicos" (Granadilla de Abona, Tabernas, Bergantiños), algo que, por ejemplo, en el caso de Ourense consideran totalmente innecesario porque hay 250.000 metros cuadrados de suelo industrial en la provincia, esperando sin suerte proyectos que los llenen.

Como en el caso almeriense, dicen, en Viana do Bolo la empresa logró un informe favorable del arquitecto que asesora al Ayuntamiento "basado en una interpretación muy sui generis de la Louga (Lei de Ordenación Urbanística e de Protección do Medio Rural de Galicia).

Aparte de esto, la instalación "tendría un muy fuerte impacto paisajístico". El terreno es abrupto y obligaría a voluminosos movimientos de tierra para construir un terraplén de hasta 24 metros de altura. Allí se instalarían, sin posibilidad de esconderse, esos tres paraboloides para la captación de los rayos del sol "con una superficie unitaria solo ligeramente inferior a la de un campo de fútbol", y un depósito de agua de casi 5.000 metros cúbicos. Para almacenar y tratar el carbón, además, haría falta una nave también como un campo de fútbol, y de una altura de 10 metros.

El carbón, tal y como reza en el proyecto, llegaría por una carretera que habría que ampliar desde la estación de tren, pero el ingeniero de Paratermo, en su estudio, aparenta no saber que la estación está 17 kilómetros de la capital municipal, donde la ubica, y lo que es peor: está cerrada. "No tiene servicios desde junio de 2013 y no consta que los promotores hayan solicitado su reapertura", ironiza Serafín González, presidente de la SGHN, en nombre de sus compañeros. De cualquier manera, los "camiones de gran tonelaje" cargados de "productos tóxicos, altamente inflamables y explosivos" podrían terminar circulando por núcleos habitados o estrechas y serpenteantes carreteras locales que corren paraleras al curso de ríos. Entre los que transportarían la materia prima y los del producto elaborado y los residuos en forma de ceniza, la Sociedade de Historia Natural calcula que transitarían al año 5.638 camiones articulados de 30 toneladas métricas.

Todo este trasiego, "a menos de seis kilómetros del Parque Natural de O Invernadoiro; a menos de dos del Macizo Central y en un tramo del río Camba que está incluido en la propuesta de ampliación de la Red Natura. De forma directa, las instalaciones afectarían a un hábitat de interés comunitario (brezales secos europeos) y a un hábitat de conservación prioritaria de la UE (bosques aluviales de aliso y fresno), además de a una docena de especies vegetales y animales incluidas en el catálogo gallego de amenazadas. Una planta en peligro de extinción y otra vulnerable; un invertebrado acuático en peligro de extinción; y nueve especies de vertebrados amenazados: un anfibio, cinco aves y tres mamíferos.

De todos ellos, los casos más sensibles son los del águila real (porque en el ámbito del proyecto habita una de las pocas parejas reproductoras identificadas en Galicia) y la ostra perlífera de agua dulce, un bivalvo protegido que vive en ríos sin contaminación y que en tiempos se buscaba para surtir a los joyeros. Puede vivir más de 100 años pero corre el riesgo de extinguirse. El río Camba, y en concreto la zona donde Paratermo prevé captar el agua, posee una de las poblaciones más importantes de Galicia y con más posibilidades de conservarse en el futuro. A 800 metros del río, alerta la SGHN, se pretende almacenar el metanol "en tres depósitos de 550 metros cúbicos cada uno", además de "10 toneladas de hidrógeno". "Es un proyecto ambientalmente muy perjudicial", concluye el colectivo en sus alegaciones en las que exige su veto. Tan dañino para el entorno, dice, como "faraónico y fantasioso".

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