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El Ayuntamiento venderá la parcela de La Peineta al Atlético

Las cargas urbanísticas se ajustarán a lo acordado en 2008 para que el precio de la operación se quede en 44 millones de euros

El estado de las obras de La Peineta, la semana pasada.
El estado de las obras de La Peineta, la semana pasada.ATLÉTICO DE MADRID

El Atlético de Madrid se mudará en junio de 2017, cuando concluyan las obras, al estadio de La Peineta, pero antes habrá solucionado el problema que más le preocupa dentro de un embrollo urbanístico a varias bandas y con muchos flecos pendientes. El club quiere tener en propiedad la parcela municipal sobre la que está levantando su estadio, y por el precio pactado con el Ayuntamiento (44,5 millones de euros). El año pasado esa compra se frustró por diferencias con la Comunidad de Madrid que, tras las elecciones de mayo, parecen solucionadas.

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La Operación Calderón tiene tres campos de batalla, y la intención del gobierno municipal (Ahora Madrid) y del club es solucionarlos al alimón antes de la próxima primavera. Como adelantó EL PAÍS, el Atlético ha recomprado a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) los derechos de superficie de la parcela del estadio Vicente Calderón, que pretende vender el año que viene. Ha aceptado para ello modificar el plan urbanístico actual, aprobado en 2014 por el anterior gobierno local (PP) y que no gusta al actual. Rebajará la edificabilidad, y renunciará a los dos rascacielos previstos, siempre teniendo en cuenta que la venta del suelo debe reportarle unos 170 millones de euros. Esa es la cantidad (con intereses) que ha pedido prestada a Carlos Slim, máximo accionista de FCC, para acabar La Peineta. La constructora ha salido de esa obra, presupuestada en más de 200 millones, sin indemnización.

En paralelo a ese cambio urbanístico, el Ayuntamiento prevé aprobar el que afecta al antiguo anillo olímpico, un ámbito de 1,13 millones de metros cuadrados en el distrito de San Blas-Canillejas donde, además de La Peineta, se encuentra el Centro Acuático, a medio construir y abandonado desde el fracaso olímpico. Se trata de suelo municipal, incluida la parcela del estadio del Atlético.

El club está dispuesto a asumir el Centro Acuático (que ha costado 55 millones de dinero público pero necesita otros 50 para acabarse), convirtiéndolo en centro deportivo y de ocio para sus socios, oficinas y residencia de jugadores, y en un polideportivo de uso público como desea el Ayuntamiento. Levantaría además una ciudad deportiva a su alrededor, con 11 campos de fútbol. Todo ello, en régimen de concesión, sobre suelo público que en unas décadas revertiría a la ciudad.

Pero por lo que no pasa es por no tener su estadio en propiedad.

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Y ese sería el tercer flanco del plan integral. El exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP) se comprometió en 2008 a vender ese suelo al club (so pena que éste se quede en el Calderón y el Ayuntamiento deba pagar los 200 millones de La Peineta), pero para ello es necesaria una modificación urbanística para que el suelo deportivo pase de uso público a privado.

Ésta se aprobó de forma inicial con Ana Botella (PP) de alcaldesa, hace un año, pero el Gobierno regional, presidido entonces por Ignacio González (PP), calculó unas cargas urbanísticas por cesiones de redes que obligaban a duplicar el precio de la parcela (su tasación se actualizó entonces, pasando de los 41 millones en 2008 a 44,5). La modificación urbanística se congeló pues a la espera de las elecciones municipales y autonómicas de mayo.

En la ciudad ganó Ahora Madrid, dispuesto a vender la parcela al Atlético, como lo estaba Botella, si se solucionan también los flancos del Calderón (menor edificabilidad) y del anillo olímpico (Centro Acuático incluido). Y en la Comunidad ganó el PP, pero no con González sino con Cristina Cifuentes. El nuevo Gobierno regional está dispuesto a ajustar las cargas urbanísticas a lo acordado en su momento, permitiendo así que la operación se lleve a cabo.

Las claves de la mudanza al nuevo estadio en junio de 2017

Los aficionados al fútbol son sentimentales y la razón apenas importa a la hora de juzgar la mudanza desde el estadio Vicente Calderón, inaugurado (con un empate) en 1966 y con capacidad para 54.907 espectadores, por La Peineta, que estará lista en junio de 2017 y tendrá 12.000 asientos más (60.000 de aforo regular y otros 7.000 para VIP).

Pero las ventajas objetivas del nuevo estadio son reseñables. Para empezar, los accesos son más amplios (la parcela ocupa 88.000 metros cuadrados, frente a los 33.000 del Calderón, encajonado por la M-30); la capacidad de evacuación en caso de emergencia es mayor, y tiene una parada de metro en la puerta y otras dos (de líneas diferentes) a la misma distancia que el viejo estadio está de Pirámides.

El 96% de las localidades son cubiertas, frente al 30% del Calderón, y están más separadas entre sí. Y las primeras filas están más próximas al terreno de juego. En el Calderón, el fondo norte está de 11-16 metros de distancia, un trecho que en La Peineta se reduce a 6-10; en el fondo sur y el lateral este, la distancia se reduce también, en cuatro o cinco metros de media.

El estadio es completamente accesible para personas con discapacidad. Dispone de 1.000 plazas de aparcamiento bajo el campo y otras 3.000 en el exterior, más 150 para autobuses de las peñas. Y en su perímetro habrá servicios de ocio para familias, una zona de música y eventos para aficionados, un museo y una tienda del club, etcétera.

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