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La reactivación del mercado de oficinas resucita las Cuatro Torres

Las inversiones en el sector alcanzan los niveles anteriores al pinchazo de la burbuja

Vista de las Cuatro Torres desde la autovía M-40.
Vista de las Cuatro Torres desde la autovía M-40. CLAUDIO ÁLVAREZ

En las Cuatro Torres y en los demás edificios que se yerguen a los lados del paseo de la Castellana se cuecen la mayoría de los negocios madrileños y españoles. Y ahí, donde se encuentran las sedes de las empresas de mayor envergadura, se está manifestando una de las señales de la reactivación económica: tras los duros años de la crisis, consecuencia directa del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la vuelta a la senda del crecimiento ha empujado la inversión en el mercado de oficinas madrileño hasta niveles inéditos en los últimos años.

oficinas en Madrid alcanzó en 2015 los 3.145 millones de euros, una cifra muy parecida a los 3.074 millones de 2008, según el banco BNP Paribas. La recuperación del mercado fue pujante: en 2013, la inversión total no iba más allá de los 306 millones.

Es más: por primera vez desde 2008, se registró una absorción neta de oficinas, es decir, se ocuparon 41.200 metros cuadrados que antes estaban libres.

Este nuevo empujón ha sido protagonizado por uno de los cuatro edificios de la Castellana: a finales de noviembre del año pasado, el Grupo Emperador, dueño de la principal compañía de licores de Filipinas, adquirió a Villar Mir la Torre Espacio. La empresa asiática desembolsó 558 millones, la segunda cifra más alta de la historia por un solo edificio.

La compra simboliza la reactivación de un sector que sufrió años negros tras la explosión de la burbuja, que acarreó el desplome de un 40% de las rentas de las oficinas. Pero ahora la recuperación de la economía (el PIB creció un 3,2% en 2015 y según los datos del Fondo Monetario Internacional lo seguirá haciendo a un ritmo del 2,7% este año) está reanimando un mercado que, como explica Luis Nuño, director de Inversión en oficinas de BNB Paribas, “está claramente vinculado con el crecimiento del PIB”.

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También ocho años antes, en pleno auge inmobiliario, fue otro de los cuatro rascacielos que dominan la silueta de Madrid el que animó el sector: Caja Madrid adquirió la Torre Foster —actual sede de CEPSA—, por 815 millones, la única transación más cara que la venta de Torre Espacio. Los rascacielos, pues, se convierten en bienes atractivos en cuanto el mercado lo permite. “Se empezaron a construir en plena burbuja y eso implicó que se entregasen en plena crisis, cuando todo estaba parado. Pero su ocupación les permitió valorizarse y ahora que la economía se ha reactivado vuelven a atraer inversores, como por ejemplo los grandes fondos internacionales, que tienen un perfil conservador y que buscan activos seguros a largo plazo”, resumen fuentes del sector.

El hecho de que IPIC, el fondo petrolero controlado por el Gobierno de Abu Dabi, haya decidido a principios de este mes renunciar a ejercer su opción de compra de la Torre Cepsa se debe, según el consejero delegado de la consultora IREA, Mikel Echavarren, “a la coyuntura internacional. Es una decisión estratégica que depende del desplome del precio del crudo [actualmente el brent, la referencia europea, cotiza alrededor de los 35 dólares], y no de las dinámicas del mercado”. Por el contrario, Echavarren insiste en que “las oficinas son inversiones de poco riesgo, mucho más fáciles de gestionar que, por ejemplo, un hotel”.

Demanda latente

José Miguel Silvestre, director de oficinas en la capital de la consultora inmobiliaria CBRE, opina que estos edificios satisfacen una “demanda latente de un tipo de establecimientos que Madrid no ofrecía. Las torres, además, se hallan en una posición favorable, ya que el área central de negocios de Madrid va desplazándose hacia el norte de la capital”.

Más allá de los cuatro rascacielos de la Castellana, 2015 ha sido un año en el que se han sellado importantes operaciones. Según los datos de CBRE, la contratación en el mercado de oficinas aumentó un 56,2% en términos interanuales, hasta los 515.000 metros cuadrados. Solo en el tercer trimestre, el aumento se disparó un 75%. Destacan el traslado de la consultora Ernst & Young, que ocupará los 20.000 metros cuadrados de Torre Titania —el edificio construido por El Corte Inglés en Nuevos Ministerios— y el de la multinacional farmacéutica Roche, que alquilará 11.000 metros cuadrados en el parque empresarial de Puerta de las Naciones. En este entorno favorable, las miradas se fijan ahora en la quinta torre. El uso de sus 236 metros de altura, a diferencia de los edificios ya construidos, será dotacional. La constructora, Villar Mir, confirmó a finales de enero las avanzadas negociaciones con el Instituto de Empresa para que ocupe parte del edifico, a cuyos pies se construirá también un centro comercial de 12.000 metros cuadrados. El nuevo cambio en el skyline madrileño se espera para 2020.

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