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CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pablo Ferrández, nuevo gran chelista español

El joven madrileño ofreció una actuación verdaderamente memorable en el Auditori

El chelista Pablo Ferrández.
El chelista Pablo Ferrández.

Tras pasar por Madrid, Alicante, Girona y Zaragoza, pasó por el Auditori la Orquesta Sinfónica de Viena dirigida por Adám Fischer para ofrecer un delicioso programa de "clásicos populares" integrado por la Sinfonía num. 35 "Haffner" de Mozart, el Concierto para violonchelo núm. 1 de Haydn y, en la segunda parte, la madre de todas las sinfonías, la Quinta de Beethoven.

Si es verdad que está bien lo que acaba bien, el concierto fue un enorme éxito. Las dos sinfonías empezaron solo discretas, algo atropellada la de Mozart y con problemas de calidad de sonido en metales y maderas la de Beethoven, pero las dos levantaron pronto el vuelo y terminaron magníficamente, conducidas por un director con nervio, que era todo energía y tenía un sentido eléctrico del tempo que transmitía con eficacia a la orquesta.

ORQUESTA SINFÓNICA DE VIENA

Orquesta Sinfónica de Viena. Adám Fischer, director. Pablo Ferrández, violonchelo. Obras de Mozart, Haydn y Beethoven. Temporada de conciertos Ibercamera. Auditori. Sala Pau Casals. Barcelona, 16 de febrero.

La sorpresa, agradabilísima, de la noche no estuvo, sin embargo, ni en el director ni en la orquesta, ya conocidos por el público sino en el solista del concierto de Haydn, el joven violonchelista madrileño Pablo Ferrández que a los mandos de un Stradivarius de bellísimo sonido, el "Lord Aylesford" de 1696 ofreció una actuación verdaderamente memorable.

Ferrández, veinticuatro años, premiado como "Mejor Artista Joven del Año" en los International Classical Music Awards (ICMA) en 2016, lo tiene todo: técnica, temple, nervio y autoridad de solista, expresividad y hasta simpatía.

Tocó Haydn impecablemente, con seguridad, estilísticamente lo hizo desde una expresividad romántica quizá demasiado apasionada. Si toca Haydn poniendo toda la carne en el asador ¿Que pasará cuando tenga que tocar el concierto de Dvorák?. En cualquier caso, es evidente que estamos ante un nuevo gran solista al que habrá que seguir con atención en una carrera que se augura espléndida.

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