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Puigdemont quiere dejar Cataluña “a las puertas de ser república”

El presidente presenta un Gobierno “para dejar Cataluña a las puertas de una República” en 18 meses

Carles Puigdemont presentó este miércoles el nuevo Gobierno catalán al Parlament, con un objetivo: que Cataluña esté en condiciones, en 18 meses, de proclamar la secesión. “El proceso nos debe situar a las puertas de un nuevo Estado que queremos independiente, en forma de república”, proclamó el presidente de la Generalitat. Para hacerlo cuenta con la CUP, pero busca apoyos en la oposición para no depender de los anticapitalistas en el resto de temas. Su deseo es ampliar la frágil estabilidad parlamentaria que le ofrece la CUP.

Puigdemont no varía su plan independentista, rechazado por toda la oposición, pero tendió la mano al resto de partidos: "Este es un Gobierno al que le he pedido una actitud de diálogo permanente con todos los grupos parlamentarios, sin excepción", destacó el presidente catalán en el primer pleno ordinario de la legislatura. Pese a subrayar que tiene un "pacto de estabilidad con la CUP", deseó "llegar a tantos acuerdos como sea posible y con tantos grupos como sea posible".

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La demanda no encontró aliados en la oposición: Ciutadans y el PP la rechazaron con contundencia; Catalunya Sí que Es Pot y el PSC la recibieron con recelo, pero esperan a que el Gobierno actúe para responder al ofrecimiento.

El presidente de la Generalitat es consciente de que la CUP venderá cara su piel en algunas votaciones que no afecten al camino independentista. Sin ir más lejos, los Presupuestos, que el Gobierno prevé redactar a partir de febrero con la duda de si tendrá mayoría para aprobarlos. El diputado Joan Garriga dejó claro que la CUP será "proactivo en lo que se refiere al proceso y crítico con las políticas de recortes", pero aclaró que no pedirá más de lo que el Gobierno pueda dar: "No pediremos la luna", ilustró, una expresión que agradeció Puigdemont. Garriga recordó al presidente el compromiso que pactaron con Junts pel Sí al principio de la legislatura: la declaración de ruptura del 9 de noviembre, que establece el inicio del proceso de independencia.

El plan promete que el Gobierno dedicará 18 meses a la tarea, pero tras días de discusiones sobre este plazo Puigdemont remarcó que es orientativo: "Haremos todo lo posible para cumplirlo. Es evidente que si podemos estar 17 meses no estaremos 18. Y si por algún azar, hemos de estar 19, tampoco es ningún drama. Pero nos moveremos de este año y medio de legislatura".

El autoimpuesto mandato corto motivó que Miquel Iceta, líder del PSC, ironizara sobre cuántos días de gracia tiene el nuevo Gobierno antes de empezar con las críticas: 37, en vez de los habituales 100. El socialista fue de los pocos que no se cerró a llegar a acuerdos con el Ejecutivo de Puigdemont en temas ajenos al proceso independentista: "Vemos una actuación más cauta, más meditada, y más segura. Si el tiempo confirma esta sensación podrá contar con la leal colaboración de nuestro grupo".

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Todo lo contrario que la líder catalana de Ciutadans, Inés Arrimadas, que dudó de la buena voluntad de la Generalitat: "No puede representar a los catalanes, solo representa a una parte. No tendrá como prioridad el diálogo con la oposición ni con el Gobierno de España".

Una diputada de la CUP hablará solo en aranés

La CUP renovó ayer su grupo parlamentario con tres nuevos diputados. Mireia Boya, que sustituye al parlamentario por Lleida Ramon Usall, solo hablará en aranés en la Cámara. Boya también asumirá la presidencia del grupo parlamentario.

Las otras dos caras nuevas son Joan Garriga y Mireia Vehí, que entran por los diputados que salieron a causa del acuerdo con Junts pel Sí, Josep Manel Busqueta y Julià de Jòdar. Busqueta, uno de los referentes en economía de la CUP, no se irá del Parlament porque trabajará en la oficina técnica.
Todavía queda libre el escaño de Antonio Baños, que será para Pilar Castillejo, teniente de alcalde de Ripollet, o el siguiente en la lista, Carles Riera.

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